Emily
Él me soltó con brusquedad y me empujó, al hacer esto comenzó su camino de regreso a su lugar.
Al sentir mi cuerpo en el suelo me levanté con ganas de seguirlo y cobrar mi venganza por todos sus actos tontos e infantiles, él no era un niño no debía comportarse como uno, tenía que comportarse como un hombre de su edad, cosa que claramente no hace y creo que ni lo lograría hacer.
Lo seguí mirando a los lados para que nadie sospeche de mi actitud, no quiero llamar la atención.
Pero eso es imposible ya que ni siquiera me había puesto el uniforme de la institución y eso me hacía resaltar aún más de lo que esperaba.
Por suerte para mí nadie me encontró, nadie se dio cuenta de la locura que estaba cometiendo. Lo vi entrar en otra habitación, comencé a oír muchas voces. Parecían gritos, nuevamente. Siempre que estaba él podía oír gritos y sentir un fuerte dolor, no entendía que era esto, pero en este momento no tengo tiempo para descubrirlo, tengo otras prioridades mucho más importantes.
Me acerqué para poder oír lo que estos gritos pedían, lo que ellos querían. Me mantuve al margen, justo detrás de la puerta oyendo todo con claridad. Las voces que podía oír me hicieron notar algo sorprendente, aquella voz en específico, sabía de quien era el dueño, era mi padre.
—Ella no lo sabía, no es culpable…
—Confiesa, ¿Dónde está Itzitery? —Preguntó la otra voz. Era una mujer, pude oír la manera en la que usaba su voz delicada y al mismo tiempo su tono de voz cambiaba y se hacía completamente dominante.
—No lo sé… no sé dónde está —Dijo mi padre. Su voz parecía tan triste, hasta podía imaginar sus lágrimas cayendo de esos hermosos ojos azules.
— ¡Dilo! —Pude oír un fuerte golpe.
Negué varias veces con la cabeza sin entender que est6aba haciendo Shawn ahí, luego v como la puerta se abría y él salía de esa habitación, trate de huir pero como siempre llego primero y me tomo de los hombros con fuerza, dolía, me estaba lastimando.
—Ya, para… duele…
—Mejor. ¿Qué haces aquí?, no puedes estar en este lugar. Está prohibido para personas como tú, sólo vienen los socios, los de mayores cargos y tú no eres una de ellos —Dijo él tranquilo—. No deberías seguirme, debo darles a todos y en especial a ti una lección. Ninguno puede hacer estas tonterías, ¿Okay?
Comenzó a caminar arrastrándome de los hombros, trate de zafarme pero no lo logre, esta vez estaba pérdida… siempre pienso eso cuando él me toma de esa manera tan difícil de escabullirme, de correr como la rata inmunda que soy.
—Te mostrare como trabajamos aquí —Dijo con un tono de voz malhumorado—. Ve ahí, justo allí. Serás un buen blanco, no te preocupes… soy muy bueno con los cuchillos, no te haré daño… creo.
Caminé hacia el lugar al que me ordeno ir, estaba nervios y no quería morir. Dentro de mi mente estaba pensando una posibilidad de huir, pero no la había. Sólo sería la muerte, eso creo. Me quede inmóvil y lo mire directamente a los ojos. Pude notar que él imito mi acción, me miraba a los ojos con el ceño fruncido.
Las personas se comenzaron acercar para ver aquel show que el jefe les estaba dando, pero no era un show… mi vida estaba en riesgo, pero él no lo notaba. No se daba cuenta de la tontería que estaba llevando a cabo.
—Deben concentrarse, fichar al blanco y convertirse en su arma. Ustedes son su arma, si no lo creen no lo lograran jamás —Dejo salir eso de sus labios y tiro el primer cuchillo—. Aquí no se dice “querer es poder”, aquí tenemos el poder… sólo nos falta el querer —Lanzo el siguiente cuchillo—. No somos niños, no somos adultos, no somos nada que otros no sean. Somos capaces, fuertes y luchadores —Lanzo el ultimo cuchillo—. Buen trabajo, Grissom.
En su primer tiro pensé que me daría, supongo que lo creía capaz, sabía que él podía hacerlo si lo quería. El segundo cuchillo no me dio miedo, no sentí nada, estaba allí parada pensando en lo que muy pronto seré capaz de hacer. El tercer cuchillo… rozo mi oreja, sentí el acero frío y el dolor que me provocaba. Lleve mi mano hacia allí y me di cuenta que sangraba. Salí de ese sector y me puse a practicar con los cuchillos, si él podía yo también y seré mucho mejor que esa sandía parlante asquerosa inmunda que es.
El primer tiro inevitablemente fallo, supongo que no logre la puntería que esperaba conseguir, debo admitir que me dolió haber fracasado en mi primer intento, pero sabía que el siguiente lo haría mejor y así fue, lo lance y callo cerca del blanco. Al ver esto Shawn vino a mi lado y negó varias veces con la cabeza, soltó un suspiro de frustración y yo lo miro con el ceño fruncido, me daba bronca que este allí controlando mis errores. Ya voy a ver cuando él falle y se lo haré saber de la peor manera así sabrá lo que me acaba de hacer sentir.