Emily
Me miró directo a los ojos, me di cuenta que él sabía aún más de lo que las evidencias me mostraban pero no quería creer lo que la evidencia me estaba mostrando en este preciso momento, no quería creer que era el culpable de la muerte de mi hermano; fue por eso que le pedí una explicación que saliera de sus labios, quiero creer que no es culpable porque es mi familia, porque lo quiero y no me gustaría perder la amistad que tenemos. Si él fue el asesino estoy completamente segura de que no podré seguir aquí, no podré ver su rostro nunca más.
— ¿Quieres saber la verdad? —Me preguntó él.
No puedo creer que me esté preguntando esta tontería. Es obvio que quiero saber la verdad, ya no quiero sufrir y perder todo lo que tengo… pero por alguna razón estaba segura de que perdería mucho más de lo que posiblemente podría llegar a ganar en la vida. Pero necesitaba ser fuerte y tenía que ser lo más fuerte posible si lo que yo quería era la verdad debía conseguirla a cualquier precio.
Simplemente asentí mirando esos ojos que poseía, no deje de verlos en ningún momento.
Él hacia exactamente lo mismo hasta que sus ojos se encontraron con el uniforme, inmediatamente frunció el ceño, su rostro se había transformado radicalmente; no podía reconocer a la persona que tenía enfrente y a decir verdad debo admitir que hasta me produjo un poco de miedo.
—No puedes estar con esos idiotas. No lo sabes… pero ellos no son lo que te dicen, son mentirosos. Son matones, no confíes en ellos —Se estiro y tomo mi mano con una pequeña sonrisa en su rostro, debo admitir que era demasiado extraño—. Por favor… sal de ahí antes de que sea tarde.
— ¿De qué hablas?, ¿Matones?... ¿Qué es lo que tú sabes? —Pregunté mirando sus ojos.
—Sé tanto que te sorprenderías… créeme, sal de ahí.
Negué varias veces mirándolo y me levante rápidamente de la cama, él se levantó del mismo modo y me tomo con fuerza para que no logre salir de ahí. Lo empujé con fuerza y cayó, su cabeza dio contra la cabecera de la cama y yo salí lo más rápido posible de la habitación.
No mire atrás en ningún momento sólo continúe corriendo lo más rápido que mis pies podían hacerlo, me detuve en un momento para respirar. Mire hacia atrás por un momento, no podía dejarlo, era mi familia y no me dio ninguna explicación con la evidencias y demás.
Al intentar regresar nuevamente algo me detuvo y me tomo de la cintura con fuerza; sus grandes y fuertes manos se cerraron sobre mí, su fragancia me hizo reconocer al instante quien era el dueño de estas. Era Shawn.
—Suficiente.
—No puedes decirme que me detenga o que es suficiente, él es mi primo y me debe explicaciones… ya suéltame —Dije con el ceño fruncido ya no soportaba su estúpida actitud de jefe controlador.
Lo empujo mirando sus ojos, esos oscuros ojos marrones que poseían grandes secretos.
—Tú padre hará una visita a la casa de tu tía, por ese motivo iremos.
— ¿Qué tiene que ver mi padre en esto? —Alzo una ceja esperando oír una respuesta salir de sus pequeños y delicados labios rosados.
—Demasiado, tanto que no podrías imaginar, pero… no debes interferir. Tengo asuntos pendientes con él.
— ¿Qué asuntos? —Pregunté.
No dijo ni una sola palabra y continúo con su camino, que en realidad también era mi camino.
Le envío señales a mi mente para que logre comenzar a caminar nuevamente a la casa, por lo menos veré a mi padre y sabré si mi primo está bien o no. Tengo miedo de que ahora no quiera verme a la cara y más por llevar a alguien de la organización.
Al llegar a la puerta me doy cuenta de que Shawn ya se encontraba a dentro.
¿No podía esperar unos minutos?, es mi casa; no la suya.
La puerta se abrió misteriosamente.