2/11/2008
Frunzo el ceño. Mi rostro se encontraba tan distorsionado que me dio miedo lo que sentí a continuación al sentir una comodidad que jamás había sentido en mucho tiempo. Era una comodidad que necesitaba tener en algún momento de mi vida y ahora que la tengo puedo decir que es como una felicidad; es como encontrar mi lugar feliz en el mundo, me encontraba recostada al parecer de dormir mucho tiempo sobre la cama completamente tapada con una gran y calentita frazada. Pero aún así tenía frío, tenía mucho frio dentro de mí que me recordó a la única vez que mi labio inferior comenzó a temblar por la sensación tan horrible, me di la vuelta para quedar boca abajo y poder calentar mis brazos, y eso sucedió gracias a Dios. Volví a cerrar mis ojos para continuar durmiendo en paz; debo admitir que la cama era muy cómoda y no tenía ganas de hacer nada más, el día de hoy sólo me la pasare durmiendo en esta maravillosa cama y estoy completamente orgullosa de mi decisión. Nada me iba a ser cambiar la opinión que tenía acerca del día de hoy, así era como lo quería y así seria.
Mis oídos comienzan a oír una hermosa tonada, era dulce y sonaba como la voz de un niño, pero al mismo tiempo de un adulto, era difícil de explicarlo, jamás había oído tal voz a la distancia. Debo admitir que me sonaba familiar parecía la voz de un pequeño ángel, pero decidí que quería seguir durmiendo mucho más tiempo. Me sentía demasiado cansada para levantarme y observar con mis propios ojos quien era el dueño de esa maravillosa voz, pero cada vez la voz se hacía presente dentro de mi interior. Era como si me llamara para que me acerque lo más rápido posible al dueño de esta, pero mis pies no me dejaban hacer nada y mi mente tampoco.
Pero ya no podía superar el sonido mágico que tenía, sus grabes y agudos eran como un sueño, ¿todo esto era un sueño?, si… eso tiene mucho sentido, estoy bastante segura que eso es, es un simple sueño que mi mente había creado para que pueda imaginar una tontería que quería que se cumpla o algo como eso, estoy segura. Era un plan que tenía mi mente para poder tomar un poco de vacaciones, debe ser eso.
Me levanté y comencé a caminar lo más rápido que podía hacia la voz. Caminaba en un lugar que jamás había visto, el piso tiene una hermosa cerámica de colores verdosos y algunos mezclados que en verdad eran muy bonitos. Las paredes tenían cuadros que no me detuve a observar, todas eran blancas y parecían llenas de vida, sé que para muchos el blanco no es un lindo color pero a mí me gusta. No diré que es mi color favorito, pero me gusta mucho. Ya no quería una distracción así que apure a mis pies lo más que podía para lograr llegar a la habitación de la maravillosa voz, al llegar abro la puerta y fruncí el ceño al ver a un sujeto alto, delgado tocando el piano a la perfección, mientras me hipnotizaba con su voz, su música me tenía completamente cautivada. No podía ver su rostro, me concentre en sus manos, manos que sabían con claridad cómo moverse, manos mágicas que en tan sólo unos segundos dejan a las personas en un plan físico completamente diferente, la manera en la sus dedos flacos y largos tocaban las teclas de aquel gran piano negro súper brillante no tenían explicación realista en este mundo. Me acerque a él con cuidado para no molestarlo demasiado, al parecer no se dio cuenta así que toque su hombro para poder decir algo o felicitar a la persona que me había dejado tan extraña y sin palabras, pero inmediatamente me detuve al ver el reflejo de su rostro en el piano.
No quería creerlo, no podía hacerlo.
—Despertaste temprano hoy, pensé que querías descansar. Ven toca a mi lado, sé lo mucho que te gusta oírme cantar, pero puedes unirte para que suene mucho mejor y más realista. Me cuesta expresar mis sentimientos si no estás aquí a mi lado… te necesito conmigo para siempre Emily, ven —Se dio la vuelta y me tendió la mano con una gran sonrisa en su rostro esperaba que me siente a su lado y tome su mano, no lo hare.
—Estoy bien aquí… —No podía ir. No tenía lo necesario para aceptar que vengo del presente, que aquí seria el pasado y que nada de esto es un futuro… o presente que no puedo cambiar.
—No claro que no, vendrás conmigo. No dejare que te quedes allí como si nada estaría pasando, las cosas no son así. ¿Tan rápido olvidas?, wow… cada vez me sorprendes más. Pero siempre tuviste ese efecto en mí, no me gusta mucho. Esto no me gusta nada, vamos… ven aquí.
Inmediatamente se paró del asiento del piano y vino a mi lado, me miro directamente a los ojos. Con sus hermosos ojos que tanto me gustan mirar, esos ojos verdes que podían cautivar a cualquier persona que los observe. Sé que son oscuros… pero no me importa, todos tenemos oscuridad en nuestro interior. Puede que no se vea a simple vista, pero en algún momento saldrá y podremos verla de la peor manera, ya que pensamos que no la tenemos y luego nos sorprendemos tanto que nos cuesta creer en la realidad.