𝑴𝒊𝒏 𝒀𝒐𝒐𝒏𝒈𝒊
Por mi ventana el sol ya se encuentra iluminando mi habitación y me siento verdaderamente cansado, anoche dormí hasta muy tarde por tratar de escribir una nueva canción. Sé que pronto tendremos nuestro comeback pero no quita el hecho de que continúe escribiendo buenas canciones.
Me despierto rodando de un lado a otro en mi enorme cama, hasta quedar boca arriba, mirando el techo de la habitación. Dormir para mí es uno de los mejores placeres de mi ajetreada vida. Amo dormir, por eso los chicos me conocen y saben que si alguno de ellos interrumpe mi preciado sueño, les irá bastante mal.
Recuerdo que en una ocasión le lancé mi celular a Tae por el simple hecho de hacer un mínimo ruido cuando estaba tomando una siesta en la sala de descanso de la agencia. Obviamente mi celular quedó hecho trizas, así que tuvo que comprarme uno nuevo, ¿Por qué tuvo que comprarlo Tae? Simple: él fue el culpable de que yo se lo lanzara.
Sin darme cuenta el recuerdo logra que esboce una sonrisa ladina, pero no dura lo suficiente. Me quedo estático al escuchar la puerta de la habitación chirriar. Vislumbro una sombra entrar de puntillas con demasiado cuidado, tratando de generar el menor ruido posible.
Se de inmediato de quien se trata. Es una de las pocas personas a las que en verdad le tengo cierto respeto y admiración, aunque obviamente, no se lo hago saber, de ser así desaparecería todo mi swag y me haría ver débil ante los demás.
Fingiendo que sigo durmiendo, me limito a cerrar los ojos.
—¡Hyung! ¡Hyung! Despierta, la sesión de fotos es hoy. Tenemos que llegar temprano —La voz de Namjoon es gruesa a pesar de que no querer molestarme. Puedo sentir miedo en cada una de sus palabras.
Trato de que mi farsa no se vea tomando la sábana y cubriendo mi cabeza con ella.
—Dame solo cinco minutos —Mi voz se escucha áspera logrando que mi actuación se vea realista. Acto seguido la puerta vuelve a cerrarse.
Calmadamente y sin ninguna prisa me destapo y me siento en el colchón, no porque me tardara más de cinco minutos me acribillarían. Mis ojos se sienten pesados y adormilados.
<<Ni modo, ésta es la vida que escogí>>
Mi mirada posada en el piso y sigo el trayecto hasta la cama que se encuentra al otro lado de la habitación. Seokjin, como todos los días, se levantó temprano y me dejó dormir placenteramente unos cuantos minutos extras.
En lo particular es el mejor compañero de habitación que he llegado a tener en todo este tiempo; no es ruidoso, no hace preguntas tontas, me da mi espacio y lo mejor, no me interrumpe cuando estoy durmiendo.
Pero todo lo bueno de él se desvanece al estar junto al resto de los chicos. Su edad y madurez quedan reducidas a cero al actuar como un adolescente de quince años. Es su naturaleza comportarse de esa manera, ya que siempre fue el niño mimado de su familia por ser el hijo menor. Aunque para ser sincero, se preocupa en demasía por todos. Constantemente trata de cuidarnos y hacernos reír cuando estamos pasando por un momento difícil.
Me gustaría decir que lo comprendo pero yo soy todo lo contrario a él, tal vez sea por eso que nos llevamos bien, polos opuestos se atraen o eso dicen.
Con parsimonia me visto con un pants y uno de mis tantos hoodies que tengo en mi guardarropa, jamás me vestiría elegante para ir a la agencia; además, hoy a todos nos proporcionarán la ropa necesaria para la sesión fotográfica. Me demoro un poco en el cuarto de baño lavando mi cara y haciendo lo mío.
Camino arrastrando mis pies por las escaleras y de golpe me llega a la nariz el olor a comida junto con un bullicio resonando desde abajo. Aparentemente los chicos ya se encuentran desayunando.
Uno a uno bajo los escalones, y si, casi todos están ya en la mesa. Me quedo un segundo al pie de las escaleras hasta que Jungkook nota mi presencia.
—¡Suga Hyung, buenos días! —El resto me mira e imitan la acción del más chico. No sé que tenga de bueno el día, siempre se trata de hacer lo mismo: sesiones de práctica, fotos, más práctica, regaños, más práctica... nunca hay algo nuevo en esta monótona vida.
—¡Hey Yoongi! ¿Acaso no desayunaras? —Jin me invita aún con comida en la boca.
<<¡Pero qué asco!>>
Siempre hace eso. Somos conscientes de que ama comer y que no le importa qué tipo de comida sea, todo es bien recibido por su estómago. Los modales son primero y eso incluye el tragar bocado antes de hablar.
—Gracias por el ofrecimiento pero no tengo hambre. Siendo sincero con verte a ti ya se me siento lleno —Tuerzo mi gesto en forma de desaprobación. Decido no quedarme a ver semejante escena y me enfilo hasta la sala de estar y quedar sentado en uno de los sillones.
—¿Es que acaso no piensa bajar Jiminie? —Tae termina de desayunar y deja el plato en el fregadero cuando pregunta por el impuntual de Jimin —Si llegamos tarde otra vez por su culpa BangPD se enojará. No quiero que suceda lo de la última vez —Puedo decir que TaeTae se vuelve una persona muy seria en los momentos en los cuales es necesario.
Este es uno de esos momentos.
—Relájate Tae, Hoseok ya lo fue a despertar, no pienso ser regañado de nuevo como la semana pasada —La voz de Nam se entrecorta a pesar de verse tranquilo. Un escalofrío recorre mi espalda al recordar como Hitman Bang casi nos tragaba vivos por llegar veinticinco minutos tarde a nuestra junta semanal. Era comprensible que todos ya estuviésemos con los nervios de punta con aquel tema pero más Namjoon. A él le tocan los peores regaños.
—¡No tienen de qué preocuparse, el bello durmiente ya se despertó! —Hoseok baja las escaleras con su sonrisa rebosante de felicidad, como siempre... como todos los días (A menos que estuvieras en práctica y te viera con ojos de querer prenderte fuego al no repetir correctamente los pasos) —Por lo menos hoy estaremos tiempo —Jimin le sigue los pasos adormilado y restregándose los ojos llenos de lagañas.