𝑴𝒊𝒏 𝒀𝒐𝒐𝒏𝒈𝒊
—¡Maldita sea, abre la puerta! —No soy capaz de gritarlo como en un principio pensé hacerlo.
No tengo otra opción que tocar el timbre por tercera vez
Seguramente me veo como un completo retrasado tocando insistentemente en un apartamento en el que estoy seguro ¡NO ES DE ALEX!
<<¡Taehyung te voy a matar!>>
Sí, no me quedo de otra que venir a la casa de esa tonta a la hora de la comida y terminar mi sufrimiento de una vez por todas. El bobo de Tae, creyéndose detective, averiguó (realmente no sé en dónde) que Alex vive en el edificio 8 suroeste y que su apartamento es el 4002... O esa información fue la que mandó al chat hace cuatro días, diciendo que él junto a sus guardaespaldas (háblese de Jungkook y Jimin) visitaron el lugar pero que no obtuvieron respuesta alguna.
Tonterías, para mí que no hay nadie viviendo aquí.
Dicen que la fe muere al último. Si en ésta cuarta ocasión nadie abre esa maldita puerta.... ¡Juro que me largo de aquí!
Con mis brazos cruzados y mi paciencia yéndose al demonio espero afuera de la puerta. Dos minutos y aún no se ve señales de vida dentro del apartamento
<<¡Al demonio, yo me largo!>>
Pero antes de siquiera dar vuelta para largarme, la puerta poco a poco comienza a abrirse.
<<¡Vaya! ¡Hasta que se digna!>>
La persona que abre la puerta a simple vista no parece ser la chica altanera que me ha hecho pasar momentos incómodos y detestables en la última semana, lo que aparece tras la puerta es un monstruo con el cabello enmarañado. Obviamente es Alex, pero por la forma en cómo se mueve y se frota los ojos quiere decir que recién se levanta de la cama. Un hoodie gris la cubre desde la cabeza hasta la altura de las rodillas en conjunto con un pantalón deportivo.
A decir verdad es un shock verla de esa manera
—¿Min... Yoongi? —<<¡¿Pero qué carajo?!>> ¿Pasan de las cuatro de la tarde y ella continúa durmiendo? Quiero un trabajo como el de ella; en el que no tenga que ir a trabajar y en el que me paguen por no hacer nada. En un rápido movimiento se acomoda su cabello detrás de las orejas y el nuevo panorama me permiten ver sus ojos llenos de cansancio y sorpresa —¿Qué... haces aquí?
—Emmmm... Yo.... —<<¡Estúpido, reacciona!>> —Estoy aquí para... —<<Recuerda a lo que viniste>> —Antes que nada, ¿No sabes que es de mala educación dejar a las visitas esperar afuera de tu casa? —Mi boca reacciona antes que mi cerebro.
Alex me echa un vistazo y al instante siguiente voltea al interior de su apartamento, dudando en si es o no una buena idea. Supongo que a ella tampoco le queda otra alternativa, ya que se hace aún lado y abre la puerta en su totalidad. Hace un gesto con su cabeza indicándome que entre. Doy un par de pasos para traspasar el umbral y ella emite un gran bostezo. Como puedo logro quitarme mis zapatillas y me encamino dentro del lugar.
En un escaneo rápido mis ojos recorren a toda velocidad el lugar y justo a la altura en donde yo me encuentro hay una maleta de color morado. Por supuesto, era la misma que llevaba cuando la vi en la entrada de Hannam Hill el día en que llegó. Un par de deportivos color negro se encuentran tirados muy cerca de la mesa de centro en la cual no hay nada a excepción de la típica mochila negra que siempre lleva Alex consigo. El lugar, que supongo yo debió estar deshabitado por una semana, no tiene rastro alguno de polvo. El apartamento es minimalista pero con buen gusto hasta eso.
La mocosa con parsimonia cierra la puerta a su espalda, teniendo una mirada inquisidora sobre mi ser. Camina arrastrando los pies hasta toma asiento en uno de los taburetes ubicados en la larga isla que divide lo que reconozco como la cocina y la estancia.
—¿Qué se supone que haces aquí, Min Yoongi? —Su forma de hablar suena más a una exigencia que a una pregunta.
Es ahora o nunca.
—Tengo una situación pendiente contigo. Necesito que me proporciones tu número de cuenta bancaria para poder realizar la transferencia de los 1.3 millones de wones que pagaste en la cena de la semana pasada —Bien, no use malas palabras y lo dije sin rodeos
—Que tu... ¡¿Qué?! —Alex tiene la osadía de verme directo a los ojos de forma escéptica, como si lo que escuchara fuera una equivocación. Sí, a mí también me gustaría que fuera un error
—Quita esa expresión de tu cara, créeme que no es algo que yo habría hecho por mi propia voluntad, BangPD y los chicos me obligaron. Según ellos, yo tuve la culpa de que aquella noche la estúpida cena se arruinara. Aunque creo fervientemente que fue una pérdida de tiempo —Mi sinceridad sale sin que yo pueda evitarlo, agregando un gran suspiro de mi parte.
Justo cuando termino de hablar esa mocosa comienza a reírse. Su risa se asemeja a la de una persona a la que le contaron el mejor chiste de la historia. <<¡Maldita sea!>> Imaginé que era una persona descarada pero no para tanto. Mis puños se cierran tan fuerte que me lastimo mis nudillos.
A pesar de que Alex se está burlando de mí, me quedo un poco impactado, generalmente ella no es una persona que sonría mucho, es más, jamás he escuchado su risa porque siempre tiene una cara neutral, aunque aburrida es la mejor descripción; pero esto es una risa contagiosa... algo parecida a la de Seokjin. Es algo molesto hasta la médula.
Me contengo de decirle mis típicas palabrotas y ella, aún con espasmos de risa, me observa.
—Lo siento, sinceramente jamás imaginé que vendrías a mi hogar a decirme semejante tontería —Acaso ha dicho... ¿Tontería? ¿Llama tontería a mi buena voluntad? —Lamento si mi pequeño acto de gratitud te costo semejante reprimenda, pero no tenías que tomarte tanta molestia en devolverme un dinero del cual no estoy pidiendo devolución alguna —Alex continúa viéndome con ojos de burla y yo estoy como alma que lleva el diablo —Si tan presionado estabas por parte de todo el mundo, simplemente les hubieses dicho que el depósito ya estaba hecho. Punto. Fin del problema. —La sencillez que tiene al darle todo una solución es repugnante —Además, no puedo creer que por unos cuantos wones se creara un problema tan grande.