Eros

Como el canto de una sirena, tu cuerpo me llama hacia ti Eros. Fue tu encantadora mirada la que me hechizó, mientras que tu boca de labios pecaminosos me susurraba suavemente, ven y bésame, sin prisa, solo guiada por las sensaciones de mi cuerpo, me acerco a ti y mis manos acunan tu rostro como si estuvieran sosteniendo a un tembloroso pajarillo. Estamos tan cerca el uno del otro, que ya nuestras respiraciones chocan entre sí y se mezclan para ser una sola, Eros tan solo déjame ir más allá de un simple beso.

Y lo sabes, que mi carne es débil, que mis manos ansían recorrer una y otra vez tu figura, que quiero quemarme contigo en el fuego de la lujuria. Entonces tus dulces labios pronuncian, tómame, palabra que hace a mis ojos brillar y a mi corazón bailar. Oh Eros, echaste leña a la hoguera, así que ahora deja arder las llamas hasta que solo queden cenizas y nada más. Y voy moviéndome sobre ti como ficha en tablero de ajedrez, conociendo cada cuadro de piel de tu esbelto cuerpo.

Eros, el calor y el sudor de nuestras figuras ya son uno, así como nuestras pieles y demás. Con voz temblorosa te escucho susurrar, veo el cielo, veo las nubes y, ah las comisuras de mis labios se extienden en una satisfactoria sonrisa de triunfo como la de un conquistador que se ha hecho con la más grande de las conquistas. Aunque tú para mí seas mucho más que eso, no me alcanzaría la vida para poder decirte todo lo que para mí eres y por eso lo demuestro con acciones ya que ellas valen más que mil palabras.

Sublime todo de ti es, oh Eros, de pies a cabeza solo perfección veo. El brillo de las estrellas palidecen contra el de tus ojos, la belleza de tu cuerpo sobrepasa la de cualquier escultura griega, es hasta capaz de hacer que un dios renuncie a su condición divina. Nada se compara a ti porque encajas en todos mis ideales y expectativas como anillo al dedillo. Eres arte, eso fue lo que pensé de ti al mirarte la primera vez, justo cuando empecé a contigo soñar y a lentamente enamorarme.