Malik se encontraba en el jardín secreto de Imara. Mientras Imara dormía profundamente en un rincón del jardín, Malik no podía evitar observarla desde la distancia.
Su cabello caía suavemente sobre sus hombros y su expresión relajada revelaba una paz interior que conmovía a Malik. No podía creer la suerte que había tenido al encontrar un refugio tan inesperado.
Con el deseo de acercarse para observarla más de cerca, Malik dio un paso adelante, pero sin querer, pisó una rama que crujió bajo su peso. El sonido hizo que Imara se despertara abruptamente. Con los ojos llenos de miedo y curiosidad, ella miró a su alrededor y vio una sombra moviéndose en la oscuridad.
Imara, aún adormecida, se levantó rápidamente y agarró el acero de su vela para defenderse. Se escondió detrás de una puerta, esperando sorprender al intruso. Malik, dándose cuenta de lo que había ocurrido, se acercó con cautela. Cuando Imara intentó atacar, él le quitó el acero de la vela con suavidad pero firmeza.
—Perdona mi intromisión, no quería asustarte —dijo Malik, sosteniendo el acero en sus manos.
Imara, con el corazón acelerado, lo miró detenidamente. Malik, en la penumbra, se veía masculino y fuerte, pero había una sinceridad en sus ojos que la tranquilizó un poco.
—¿Quién eres y qué haces en mi jardín secreto? —preguntó Imara, aún con desconfianza.
—Soy Malik. Me he perdido en el bosque y encontré este lugar por accidente. Solo busco refugio por la noche. Prometo no causarte problemas.
Imara bajó la guardia lentamente y suspiró.
—Este es un lugar muy privado. No suelo permitir que extraños se queden aquí —dijo, aún dudando.
—Entiendo tu preocupación. Pero te aseguro que no tengo malas intenciones. Solo necesito un lugar para pasar la noche. Mañana me iré y no volveré a molestarte —respondió Malik con sinceridad.
Después de unos momentos de silencio, Imara finalmente accedió.
—Está bien, puedes quedarte. Pero solo por esta noche. Te mostraré un lugar donde puedes descansar.
Malik sonrió agradecido y asintió.
—Muchas gracias, Imara. No sabes cuánto aprecio tu amabilidad.