Jason Y Las Bestizas, La Gema Oscura

Prólogo

Cuenta una leyenda, que mucho antes de que esta historia comenzara, en un tiempo diferente al actual, existía un emperador conocido como Árkanan, que gobernaba con sabiduría, enfocado en el porvenir y bienestar de su gente.

No obstante, el pueblo de Árkanan sufría de horribles ataques sanguinarios a manos del dios Valstar y su esposa, la diosa Ishatar, pareja de dioses que debía cuidar del imperio Árkanan.

Un día el emperador, cansado de los abusos, reunió a sus mejores hechiceros para poner fin a esa situación, pero nadie sabía cómo vencer a los poderosos dioses de la destrucción, hasta que un joven aprendiz de hechicería ofreció una peligrosa solución. Se presentó como Froilán, el Alquimista, era un completo desconocido para Árkanan y los demás hechiceros.

A pesar de que Froilán practicaba un extraño tipo de hechicería, la emoción en sus palabras, al describir el poder de la alquimia y cómo cualquier mortal podría llegar hacer uso de ella, llenó de esperanzas la mente del emperador.

El Alquimista explicó al emperador y demás presentes en la sala, que un día una diosa, se le había manifestado en un sueño y le había mostrado el camino para encontrar en lo profundo del mar la Roca del Sol.

Mientras todos prestaban atención a las palabras de Froilán, él tomó una pausa, bebió un poco de agua y continuó bajo las miradas que seguían los movimientos de sus manos al explicar con tanta pasión.

—¡Su majestad! —apeló Froilán al emperador—, en mi sueño, ella se me presentó como la diosa del bosque, y me habló de cómo la Roca del Sol tenía suficiente poder para matar a los dioses que tanto nos castigan... Debe ser con un solo golpe, pero el golpe debe ser rápido y asegurarnos de que Valstar, el Destructor, no sobreviva.

—¿Por qué debemos matarlo? —preguntó angustiado el emperador.

—Porque las consecuencias de su venganza serían fatales para todos, incluyendo su propia vida, emperador.

—¿Mi vida? —preguntó el emperador.

—¡No mi señor! —respondió Froilán—. La diosa enfatizó en el sueño que ella también correría un peligro mortal.

Pero Froilán era más astuto de lo que parecía. Sin dejar que el emperador lo pensara mucho, Froilán aprovechó el brillo esperanzador que había creado en el rostro de Árkanan y le solicitó los recursos necesarios para buscar la Roca del Sol y liberar su poder.

A los presentes en la sala les parecía una idea absurda usar recursos del imperio para financiar el sueño de un loco que no era ningún alquimista, pero para Árkanan Froilán había sido el único en ofrecer una solución, así que dictaminó la orden:

—¡Denle al alquimista todo lo que necesite!... ¡Muchacho, partirás mañana mismo, pues tengo mi fe puesta en tu hechicería!

Justo a la mañana siguiente mientras el sol se posaba sobre las montañas, Froilán, el Alquimista, inició su travesía en busca de la Roca del Sol.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo fue esa aventura ni cuánto tiempo le tomó, lo que sí se sabe es que el muchacho siguió el camino con exactitud, tal cual como la diosa le mostró en el sueño, hasta encontrar la Roca del Sol oculta bajo el profundo mar. Para Froilán esto solo era el principio del rompecabezas, pues ahora debía descifrar cómo usaría el poder de la Roca del Sol.

A pesar de sus muchos intentos siempre resultaba ser mortal para todo aquel que siquiera intentara tocar la roca. Tras tanto ensayo y error, Froilán había concluido que cualquier persona no podía soportar tanta energía y tampoco por mucho tiempo.

Una mañana tras un tropiezo en el desordenado cuarto, que llamaba su laboratorio, accidentalmente tocó la roca, sintió su poder y pudo canalizarlo por un breve momento, causando un incendio en el lugar.

Esto le hizo comprender al joven alquimista, mientras observaba cómo se quemaba su casa, que solo una persona especial podría canalizar el poder de la roca, por lo que ahora él sería el nuevo sujeto de prueba.

Así que Froilán avisó al emperador que todo estaba listo para matar a los dioses, y que él mismo sería el verdugo.

Una noche Árkanan invocó a los dioses con una ceremonia especial, que solo él podía realizar. Cuando estos llegaron, el emperador les exigió que se fueran y que no volvieran más, que tenía la Roca del Sol y que usaría su poder para matarlos si fuese necesario, pero los dioses tenían otro plan.

Valstar reclamaba el imperio de Árkanan, alegando que él se había vuelto emperador gracias al poder de los dioses. Froilán, que estaba en medio de la discusión atemorizado, no se pudo controlar y atacó con explosiones de relámpagos entre la oscuridad que destruyeron las paredes del castillo.

La lucha fue corta, pero lo suficientemente destructiva. Los resultados de tal combate habían dejado buena parte del castillo de Árkanan derruido, y al mismo tiempo que Froilán yacía inconsciente en el suelo, el malherido Valstar lograría escapar entre las sombras, pero con lágrimas en los ojos al ver a su mujer, la diosa Ishatar, muerta sobre el frío piso del castillo, y fue en ese momento cuando Valstar juró que volvería para acabar con todo.

Árkanan había obtenido su primera victoria, mientras que Froilán ganó fama y reconocimiento entre los demás hechiceros. No obstante, la verdadera victoria para él había sido el descubrimiento de que el corazón de Ishatar y la Roca del Sol eran rocas similares.



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En el texto hay: aventura, suspenso

Editado: 06.08.2024

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