Jason Y Las Bestizas, La Gema Oscura

Capítulo 2

La familia se alistaba para dormir, pero ninguno de ellos imaginaba que una fuerza oscura se había apoderado de los bosques cercanos a la casa.

Sara se despedía de sus hijos con un beso en la frente y mirándolos a los ojos con ternura les deseaba lindos sueños. Enseguida, con mucha tranquilidad, se dirigió a su cama después de colocar dos cubetas con agua en el suelo y un vaso con agua, justo al lado de un pequeño reloj, que estaba sobre una mesa de noche un poco maltrecha, muy próxima a su cama. Sara sopló la vela que iluminaba el único cuarto de la casa donde dormía con sus hijos. El resplandor de la luna llena atravesaba una de las ventanas de la casa, impidiendo que la oscuridad no los cubriera por completo.

Horas después, Sara abrió sus ojos de manera repentina, sintiendo una extraña pesadez en el ambiente. Una corriente de aire muy fría atravesó el cuarto y en ese instante el suelo comenzó a temblar con sacudidas violentas. Jason abrió los ojos asustados por el abrupto movimiento de la edificación y algo confundido logró ver a su alrededor la destrucción que estaba causando el temblor. Los cuadros familiares y la decoración de cerámica de su humilde morada cayeron y al dar contra el piso, esquirlas de vidrio y restos de barro por todo el suelo se esparcieron. La pequeña Emma, muy asustada, corrió hacia los brazos de su madre buscando protección.

—¡No te preocupes, mi pequeña, todo saldrá bien! ¡Solo es un temblor y pronto se detendrá! ¡No hay nada que temer! —decía la madre con delicado tono amoroso, mientras la casa seguía sufriendo fuertes sacudidas.

El joven Jason se colocó los únicos zapatos que tenía y se asomó por la ventana más cercana a su cama, pero lo que logró ver lo dejó atónito.

—¡Mamá, algo no está bien!

Sara trataba de mantener la calma para darle seguridad a sus hijos.

—¿Por qué, hijo mío?

Jason volteó hacia su madre consternado:

—¡Mamá, está temblando muy fuerte acá adentro, pero afuera los árboles no se mueven, tampoco las otras casas del pueblo; solo tiembla debajo de la nuestra!

Al escuchar esto, Sara, sin pensarlo, tomó a su hijo de la mano y junto a la niña los escondió dentro de un armario y les ordenó no salir.

Dentro del armario los niños veían a través de una rendija de la puerta de madera la silueta de su madre que desesperada sacaba toda la ropa de un viejo gabinete. Al observar esto, Jason se preguntaba: «Pero ¿qué estará buscando mamá?».

Sara se detuvo, tomó algo de lo profundo del gabinete y lo sostuvo en su mano, lo acercó a su rostro, era una pequeña caja negra. Acto seguido, abrió la cajita, su rostro quedó iluminado por el resplandor de su contenido. Dentro de la caja se encontraba una roca de color celeste, cual si estuvieses viendo un hermoso cielo de verano. Lo peculiar de esta es que tiene un brillo intermitente que imita el latir de un corazón.

—Es la famosa roca aguamarina de las historias de mi papá! —exclamó el joven sorprendido, que aún se encontraba escondido junto a su hermana dentro del armario.

Sara continuaba hipnotizada por el resplandor intermitente de la roca cuando de repente el sismo se detuvo y la casa dejó de estremecerse. En ese momento volvió en sí, retiró la roca de la pequeña caja con sus dedos, la colocó sobre la palma de su mano cerrando el puño para resguardarla mientras se escondía detrás del gabinete, donde la ocultaba. Suspiró y en voz baja dijo: «¡Ya están aquí!».

Mientras su respiración aumentaba, debido a la tensión del momento, el brillo intermitente de la roca, que imita los latidos de su corazón, se aceleraba.

Sara que se encontraba escondida detrás del mueble, volteaba su mirada hacia el armario que resguardaba a sus hijos. Colocando su dedo índice sobre la mitad de sus labios, les pedía no hacer ruido, mientras trataba de adentrarse un poco más tras la sombra del gabinete que la escondía.

—¿Por qué te esconde mamá? —preguntó Jason.

Justo frente a Jason, quien aún observaba a través de las rendijas del guardarropa, una extraña grieta se comenzaba a formar desde la base de la pared izquierda de la casa, esta iba rasgando la edificación por la mitad. Las grandes vigas de madera que soportaban el deteriorado techo se partieron, astillas y pedazos de madera volaron por todo el cuarto.

Jason tomó la mano de su hermana mientras juntos observaban atemorizados cómo la grieta empezó a recorrer la casa de extremo a extremo hasta detenerse al tocar el suelo. Minutos de incertidumbre y de silencio absoluto precedieron el momento en que la grieta se ensanchara y a causa de esta el techo de la casa se desplomara, dejando al descubierto el interior de la misma que quedó iluminada por resplandor de la luna llena.

Con dificultad, Sara logró ver cómo descendía desde el cielo una entidad de apariencia fúnebre, de gran estatura, con cabello tan largo, que no lograba distinguir dónde terminaba la extensa cabellera y dónde comenzaban las sombrías vestimentas, hechas de largas telas rasgadas que cubrían aquel cuerpo femenino. No alcanzaba a apreciar su cara debido a las largas fibras de su hermoso cabello azabache que cubría en parte el rostro de la entidad, pero lo que sí resaltaba de aquel oscuro rostro eran unos penetrantes ojos color naranja, muy similar al magma volcánica. Esa mirada atravesaba con facilidad la distancia y penetraba en los ojos de los niños, causando tormento y un miedo aterrador en los pequeños que permanecían estáticos en el armario.



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En el texto hay: aventura, suspenso

Editado: 06.08.2024

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