Jason Y Las Bestizas, La Gema Oscura

Capítulo 14

Las lágrimas que brotaban de los ojos de Jason humedecieron el piso en el que yacía postrado de rodillas, apretando con sus puños el suelo arenoso en el que sus dedos se enterraban a ciegas. La textura del terreno relajaba la palma de su mano y lo sacaba por unos segundos del sufrimiento que no lograba entender, el joven solo alcanzaba a decirse: «Por qué a mí, quiero a mi mamá».

Aunque por su edad Jason ya podía ser un guerrero, por dentro solo era un pequeño niño, que deseaba salir de esa horrible pesadilla que no se detenía. Sus ojos, abiertos sin parpadear, eran un reflejo del profundo dolor por él que estaba atravesando.

—¿Por qué el destino se ha ensañado conmigo? —preguntaba el joven.

Pero su mente le jugaba una mala pasada, le mostraba a través de los ojos, como cronofotografía, la muerte de su madre en repetidas ocasiones, el rapto de su hermana a través de un boquete en el techo de la casa y, ahora, la muerte de Gaia. Todo había pasado tan rápido y estas imágenes corrían frente a sus ojos, lo que lo alejó por completo de la realidad mientras se mantenía paralizado de rodillas con la mirada perdida.

La cantidad incontable de relámpagos que penetraron el corazón de la diosa, reventando contra el piso, eran seguidos por una lluvia de chispas que salpicaron muy cerca de Jason, provocándole algunas quemaduras en el rostro, mientras observaba en primera fila, sumergido en la impotencia, la muerte de su amiga.

Con la muerte de Gaia, no solo se perdía a la última creadora, con ella se desvanecía la esperanza de Jason de volver a sentirse amado.

De repente, la roca aguamarina reaparecía titilante, pero al sentir la gema en la palma de la mano, los reclamos no demorarían en llegar:

—¡Ya es tarde… ¡No sirves para nada!, ¿por qué la dejaste morir? —dijo el adolescente bañado en lágrimas con el corazón partido y sin esperanzas.

Pero la roca respondía aumentando la velocidad de su luz, al ritmo de los latidos de su acelerado corazón.

Por primera vez Jason sintió verdadera conexión con la roca.

—Ya te entiendo, tú sientes mi dolor —decía el joven a la roca mientras la luz azul de esta iluminaba por completo su rostro.

Con la muerte de Gaia, la poca inocencia que quedaba en su corazón se desvaneció, revelando, gracias al resplandor de la roca, unos ojos llenos de odio y sed de venganza.

Pero el calor del magma le estaba comenzando a calentar el rostro, él había olvidado que no estaba solo.

—Jason, entrégame la roca aguamarina —le ordenó Irania.

—¡Nunca! —exclamó Jason.

En el rostro de la bestiza se notaba el cansancio, así que Irania suspiró, levantó la cabeza por unos segundos tomando un profundo respiro y con un leve movimiento de muñeca, enfrió el magma que la rodeaba, acercándose a Jason.

—Jason, tu madre fue una gran guerrera —dijo la bestiza con la cabeza inclinada hacia la derecha, tal vez era una manera de disculparse, mientras se acercaba más a Jason.

—Aléjate de mí —vociferó Jason, con el rostro empapado de lágrimas.

Pero la bestiza ignoró el sufrimiento del joven, ella buscaba algo más y continuó hablando, a la vez que observaba con detenimiento la roca resplandeciente que Jason resguardaba en el puño.

—Muchacho, esto no tiene que terminar así. No tengo que matarte para tomar esa roca que nos pertenece, solo entrégamela y sigue tu vida.

—Ya no tengo vida —respondió el joven—. Además, esto es todo lo que me queda de mi madre, no le pertenece a un monstruo como tú.

—¡Somos familia, Jason! —exclamó Irania con una sonrisa entre labios—.

»Déjame contarte una historia, muchacho, de por qué no te quiero matar. Hace muchos años, Bahaadur, el dios de la fuerza, hermano de Valstar, quien ya debes saber es el dios del trueno, se enamoró de una humana. Bahaadur, estaba tan enamorado de esta mortal, que renunció a sus poderes para volverse humano como su amada, pero un dios nunca pierde toda su esencia, comprenderás que siempre queda algo de lo que fue. Así que, apoyando a su mujer humana, se convirtió junto con ella en un centinela imperial para luchar contra nosotros, su propia familia. Su nombre humano era Vashal Thomas, tu padre —aseguró la bestiza al ver el rostro de Jason totalmente confundido, con una mirada vacía.

—¿Qué pasó con mi padre? —preguntó el joven, apretando los dientes. El enojo, poco a poco, se estaba apoderando del joven.

Una vez más, la bestiza bajó la cabeza como si estuviera apenada por lo que estaba a punto de contar.

—Hace unos años, Eltra le pidió unirse a nosotros, pero tu padre se negó, después de una lucha horrible, donde él pensó que lograría frenar nuestra misión. Lo inevitable llegó, Eltra lo mató. Cuando todo esto pasó eras un niño; pero daba igual, Jason, tu padre estaba muy enfermo, cuando un dios se hace humano es por un corto tiempo de vida, no valía la pena el riesgo que tomó. Ahora bien, él nunca supo rendirse, así que justo antes de morir, tomó la roca de tu madre junto con la de él y las unió con su espíritu, creando la roca aguamarina que llevas contigo, es una roca especial porque une los poderes de un centinela, junto con la fuerza de Bahaadur… ¿Por qué crees que me costó tanto acabar con tu madre? —dijo la bestiza.



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En el texto hay: aventura, suspenso

Editado: 06.08.2024

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