Jason Y Las Bestizas, La Gema Oscura

Epílogo

Al mismo tiempo, pero en Iyargia dentro del castillo Ruby, el rey Ullar se reunía con varios de sus generales en una sala secreta, sin ventanas, cubierta de mantas y almohadas en el suelo. El hombre, reunido alrededor de una mesa, mueve una ficha en un tablero con el mapa de Land Castle y las fichas, no llevadas de Órigo a Ubet.

La reunión es interrumpida con una sorpresiva visita.

—Mi señor Ullar —se escuchó.

El rey se mueve con rapidez entre las cortinas y sale a otro cuarto, donde uno de los sirvientes lo esperaba con la sorpresa.

—¡Aníbal, amigo mío!, ¿qué te han hecho?

La escena era desgarradora para Ullar. Aníbal estaba postrado sobre una camilla sin un brazo, hinchado por los golpes y malherido, no podía hablar con claridad.

—¡Demonios!, un tuncan —susurró Aníbal al oído del rey, quien se había acercado para escucharlo mejor.

—¿Qué pasó con el escuadrón que protege la cueva? —preguntó Ullar a los demás generales que llegaron a la escena.

—Mi rey —dijo uno de los jefes del Death Frost—, no sabemos nada de ellos desde hace varias semanas, pero enviamos a los relevos más temprano para saber qué pasa, ya deberían estar llegando.

Enojado, el rey al ver a uno de sus hombres tan destruido, pensó: «Esto debe ser obra de Galastia»… Debemos apresurar el ataque. ¡Llamen a mi hijo, que venga ya! —gritó Ullar, exaltado—… ¿Dónde está Frederik?

En otra parte del castillo, un sirviente del rey corría como un loco desesperado entre los corredores fríos del castillo Ruby, hasta llegar a tocar una puerta:

—¡Príncipe Frederik, lo llama su padre!

Dentro de la habitación, el hombre dormía abrazando una cobija hecha de pieles. Estaban dos hombres, el de tez clara, labios carnosos con una barba de candado que cubría su boca, habló:

—¡Vete, estoy ocupado! —gritó el príncipe.

—Su alteza, Aníbal regresó de su viaje al puerto y está malherido, hasta le mutilaron un brazo.

Entonces, dentro del romántico cuarto, iluminado con algún tipo de musgo que reflejaba una tenue luz neón, el otro hombre se levantó.

—Debo irme, mi Aníbal me necesita.

El hombre de inmediato se vistió con un traje militar, un uniforme del Death Frost, y salió con desesperación de la habitación.

Mientras tanto, en algún lugar de Blue Mountain, el relevo de los Death Frost, enviado para investigar por qué el escuadrón anterior no envía los reportes diarios, se encuentra con una cueva sin custodios.

El lugar estaba tan silencioso que solo la fría brisa de la montaña era el único sonido que se escuchaba, hasta que decidieron entrar a la sombría cueva, uno por uno, para investigar qué pasó con los demás.

—Activen Proyecto Orquídea —dijo el capitán del escuadrón.

De esta manera, uno a uno, con los ojos brillando, fueron entrando a la cueva, listos para lo peor…



#1415 en Otros
#85 en Aventura
#871 en Fantasía
#554 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: aventura, suspenso

Editado: 06.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.