Jefe, quiero que sea mi novio

5 •Malas intenciones•

《 Sarah 》

—¿Hija? ¿Estás bien?—La voz de mi madre me saca del trance.

Llevo rato pegada a la madera, intentando cruzar el umbral, aunque no puedo.

El nudo enorme que hay en mi garganta, me supera y me he quedado estática en el sitio, para no armar una guerra.

Por supuesto que sí iba a invitarlo.

Es lo que haces con las personas que te importan.

Para mí, él es alguien que merece ver la vida de otra forma.

El problema es que no puedo cambiar su perspectiva si no colabora.

Y no lo hará, puesto que si no lo hizo antes, menos será ahora.

—Sí—tomo aire, dando un paso adelante.

Mamá me observa desde la cocina, dándome una ojeada al girar.

—¿Cómo te fue en el trabajo?—Coloco el bolso en la mesa, tirando mi cuerpo en la silla.

Bajo la cabeza al ver la madera, sin jugar con mis manos.

—¿Sarah?—Sacudo la cabeza, mirándola un segundo.

—Ahm, me fue bien—comento.

Elevo la barrera de inmediato, tomando el cubierto en cuanto me pone el plato.

—Está bien si no me quieres decir—se sienta en frente—. Nunca me dices nada.

—Ay, mami—refunfuño, sacudiendo la cabeza.

—Pues es la verdad—revira, cenando—. ¿Quién te trajo?

—El señor caliente—eleva la vista, avergonzada por lo que dije.

Una carcajada nos sacude, impregnando la sala del instante entre ambas.

—¿De qué se están riendo?—Papá llega, chocando el puño con el suyo al verlo pasar a la cocina.

—Nada—emito—. Algo que le dije a mami sobre mi jefe—explico, comiendo lo del plato.

—Secreto en reunión, es mala educación—ruedo los ojos.

—Es que su nombre significa cena muy caliente—me burlo, en una nueva carcajada—. ¿Quién le pone a su hijo así?

—Los gringos—murmura—. Cada quien con su cartón—prepara un huevo frito con vegetales, echando de la mezcla en mi lado cuando le velo el plato.

Sonrío en medio de los dos, dejando que conversen en cuanto la sensación de bienestar se me calma, volviendo a pensar de lo sucedido.

Recojo las losas que friego a sus términos, organizando la mesa, además de limpiar el piso antes de subir.

Organizo mis pertenencias al tomar asiento en la orilla de la cama, yendo al baño por una ducha.

Me hundo bajo el grifo, ignorando que las lágrimas me asaltan en lo que intento recomponerme.

Esta no es la Sarah que necesita.

Esta no es la Sarah que necesito.

Tengo que cambiar mis pensamientos, no perder la fe, aparte de mantener las fuerzas en todo esto.

Si no calculo mal, estoy segura que este será mi último año con él.

Debo tomar otro rumbo, atender los planes que he pensado.

Por lo pronto, la mejoría económica en mi familia se ha notado, aunque no puedo ser esclava de ello.

Con mis ahorros, puedo pasarle mensualidades a mis padres o atender los pagos de los servicios, si no voy a mudarme.

Suspiro, recogiendo mi cabello en un gancho.

Reviso las notificaciones, entrando en su chat al dejarlo vacío, sin llamadas ni mensajes al bloquear la pantalla.

Descanso, cubierta de la sábana al mirar el techo, quedando la cabeza donde van mis pies al soltar el aire.

Parpadeo, conversando en mi cabeza.

No quiero hablar.

No quiero decir nada y espero que Dios lo entienda.

Los ojos se me empañan al intentar agradecer, llorando hasta quedarme dormida.

Giro de costado antes de que suene la alarma.

He despertado dos horas menos de lo normal.

No puedo volver a dormir, aparte de que se siente como si tuviera resaca.

O esto creo que es una resaca.

No descansé, me duele el cuerpo y no siento la paz sobre mis hombros.

Pego los pies en el suelo, mirando el piso al soltar la cabellera.

Hago una mueca, yendo al gavetero para verme en el espejo, notando lo demacrada que estoy.

A diferencia de otros días, tendré que usar maquillaje.

Lo malo es que no sé ponerme esas cosas por orden, lo que seguro hará notar mis ojeras de mapache.

Niego, haciendo la rutina de la ducha al decidir cubrirme el cuerpo de agua fría.

Pego la frente en uno de los azulejos, inspirando profundo al sostenerlos.

La espuma se deshace al paso de los minutos, viendo cómo se pierde por el desagüe.

Busco qué ponerme, eligiendo un vestido a rayas, de corte halter y escote en v.

Tiene un detalle causado por el nudo que se enmarca en su cintura.




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