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CANSADA DE FINGIR

PERFECT - SIMPLE PLAN

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Espero que algún ser anormal como yo, se haya puesto a pensar mientras está sentado en el sanitario dándole descanso al cuerpo, en los hipotéticos escenarios en los que su vida podria dejar de ser un desastre.

Formando mundos alternos, con existencias remotas donde tu cochina vida es perfecta, y el hombre o mujer de tus sueños es alguien perfecto en todos los sentidos, pese a que nos gusten los destruye vidas.

Esos con pintas de chico malo que piden a gritos centros de rehabilitación con patas, que no les importe dejar la piel para devolverles la vitalidad.

En el caso de las chicas, suelen ser despampanantes, con ínfulas de ser las reinas del universo con manicuras de cien dólares y cabellos perfectos, ni hablar de sus pintas.

Pobres pulmoncitos en invierno.

Por ejemplo, en estos momentos, tengo los calzones rodeándome los tobillos mientras Henry Cavill me confianza que me ama, y me ruega con sus ojitos preciosos que lo acepte por encima del Voldemort de mi vida, pero para mala suerte de su perfecto y hermoso ser está hablando con una Slytherin, y no me saco de la cabeza lo imposible por más que sepa que me va a destruir, porque entre más esquivo mejor es el premio.

Ambiciono lo mejor y aunque de alguna manera lo es, para mi existe alguien superior.

Que endeja estoy.

¿A quién quieres engañar?

Eres tan Gryffindor, que huiste porque te viste acorralada sin saber cómo actuar ante la sorpresa de tus perfectos padres, porque sabes que hay una trampa en todo esto, y como no lo controlas se te hizo mejor huir.

Vete a la mierda.

Mi vocecilla interna tiene la razón, pero en mi defensa, hace más de diez años mis perfectos padres no jugaban a la casita de la Barbie con su hija defectuosa a la que no le dejan ser lo que quiera ser.

Cosa que me tomó tan fuera de lugar y oxidada, siendo tolerable mientras la niña ingenua de ocho años se apoderaba de mi, pero solo duró un par de segundos antes de darme cuenta de la emboscada.

La trampa perfecta para decirme que el popular «Tenemos que hablar» dejándome sin aliento.

Y alerta Spoiler: sin siquiera recordar que estoy de cumpleaños, pues la hora que llevábamos comiendo en un ambiente de mierda solo se escucharon los cubiertos, y mi ruido a la hora de masticar con la boca abierta para fastidiarlos.

Era demasiado pedir un cumpleaños cenando en la cocina de mi casa en silencio después de una tarde de detención, y de esquivar a Chad poniendo a los chicos en medio todo el tiempo.

Cosa que estamos haciendo, solo porque odio ese comedor gigante del infierno teniendo mi plan dos invitados poco deseados.

Es que, pese a todo lo que he pasado con ellos sigo sin hacerme a la idea de que sus asistentes por lo menos me enviaron emojis de felicitación o imágenes impersonales, o un simple f.c, y ellos solo estaban en su guerra silenciosa de miradas nuevamente ignorándome.

Esos son los padres perfectos divorciados del año, según people, y toda red social existente.

Situación que me hizo sacar una excusa pobre para escapar dejando a Peter con la palabra en la boca.

Asi que, heme aquí.

Valorando las posibilidades de aceptar a Henry, y volarme por el balcón para respirar de verdad, no sin antes tomar el móvil y hacer un par de llamadas de rigor.

—Señorita Warner, le aseguro que la jueza Miller despejó su agenda cuando la llamó el señor Warner porque tendrían una tarde en familia —lindas palabras, pero nunca hemos sido eso.

Por eso es por lo que estan divorciados.

Porque para Sofia el trabajo es el centro de todo, y para Peter el fútbol y follar con la primera que abriera las piernas, y esa raramente era mi madre.

—Nicoll de mi corazón —atrapo el teléfono entre mi oreja y hombro mientras me subo los pantalones —. Cuéntame el plan macabro que se trae con Peter.

—Aparte de maldecirlo hasta en coreano mientras se toma el café de la mañana, y hoy el aceptar verse por su cumpleaños, no sé de qué me habla.

—¿Le recordaste que día es hoy? —me tiembla un ojo de la rabia.

Me lo prometió la muy traidora.

—Quedé con usted de no volver a hacerlo —se escucha sincera —. Sigue sin felicitarla —es una afirmación.

Suspira cansinamente, mientras ruedo los ojos restándole una importancia que dejó de tener hace mucho.

—¿Entonces no sabes que se traen? —sé que no, pero quiero que me lo confirme.

—Estaba muy tensa, pero no me lo quiso contar —y si no se lo dice es porque es grave.

—Gracias por el saco y los guantes —tuvo el detalle de escoger lo que me gusta y obsequiármelo porque le nace, asi que tengo que ser agradecida —. Ahora debo colgar, pero me avisas cualquier cosa —antes de que responda corto la llamada, porque no tengo tiempo que perder.

Pronto vendrán a buscarme, cuando se acuerden de que existo.

Repito.

Hasta Nicoll se acordó de mí.

Me envió un regalo que me llegó ayer, y eso que no se la pongo nada fácil.

Hago una última llamada, mientras me lavo las manos.

—Jen —la voz animada de Ramos, el mánager de mi padre me recibe haciéndome sonreír —, pensé que… joder —joder.

Sabe para que lo llamo, con él no nos tomamos el trabajo de fingir que el Dios del futbol de norte América se acuerda del día en que su espermatozoide ganador vino a cagarse en todos sus planes.

—Agradezco la cazadora, que en algún momento me tienes que decir en donde la conseguiste porque en todos lados estaba agotada, pero en este instante necesito que desembuches —es el ojito derecho de Peter y lo sabe todo.