—Hazlo, hazlo ahora o voy a hacer que te arrepientas. —Ordena Ezio.
Miro a Lexy en el suelo suplicando con la mirada que la deje ir y quiero hacerlo pero se que no es buena idea hacer enojar a Ezio.
—¡No puedo! —Grito con lagrimas bañando mi rostro, Ezio me da un fuerte bofetón causando que suelte un gemido de dolor cuando mi cara queda en dirección opuesta.
—¡Estúpida! —Grita y me tira con fuerza del cabello para que lo mire —¡Dispara ahora! —Me empuja frente a Lexy. —¿o prefieres que Lauren lo pague?
—Lo siento Lex, lo siento tanto. —Las lágrimas salen con fuerza de mis ojos.
En ese momento odie con todas mis fuerzas al Dios en el que todos creen por darme esta vida de mierda que me dio, por hacerme ver como las personas que amo mueren sin poder evitarlo, por tener que soportar cuando Ezio o Bella se enojaban y me golpeaban al punto de la inconsciencia.
Lo odie por negarme el derecho al amor de una madre, por negarme todo lo que a mis 14 años de vida debí haber tenido, lo odie por condenarme a vivir de la mano con toda la tristeza que nadie tan joven debería tener, por condenarme a sobrellevar esta situacion de mierda que me toco, por obligarme a soportar la violación de un cerdo asqueroso que logró separarme aún más de mi madre, lo odie por condenarme a esta maldita soledad y el vacío en mi corazón de saber que no tenía nada ni a nadie que me pudiera ayudar.
—Esta bien Juanita, hazlo ahora, antes de que el lo haga por ti. —Dice ella con voz apenas audible.
Cierro mis ojos soltando un suspiro.
Pero sobre todo lo odie porque no había nada que yo pudiera hacer para cambiar toda esa tristeza y dolor por amor.
—Te quiero Lex.
—Y yo a ti, cuida de mi hermana. —Suspire intentando calmar mis temblores y tire del gatillo, haciendo de nuevo lo que parecía la millonésima equivocación desde que había conocido a Ezio Lucchese.
Grito, grito con todas mis fuerzas sintiendo mi garganta desgarrarse y me remuevo empapada en sudor intentando desenredar las sábanas de mis piernas.
Me siento y respiro profundamente intentando controlar los acelerados latidos de mi corazón.
Paso una mano por mi húmedo rostro y retiro los cabellos que se pegaron en este. Me levanto de la cama y me amarro el cabello con una liga antes de entrar en el baño, dónde me lavo la cara con la esperanza de encontrar un poco de frescura que me traiga de nuevo a la vida real.
Estiro mis manos cogiendo una toalla seca que utilizo para quitar la humedad de mi rostro y me miro en el enorme espejo.
Estoy pálida, bajo mis ojos hay dos bolsas de color negro, mis labios están deshidratados con un aspecto horrible, mis ojos estan carentes de emoción y me veo totalmente agotada.
Estoy cansada, tan cansada de todo que no se exactamente qué es lo que me mantiene aún aquí.
Cierro mis ojos y me alejo del espejo, no puedo seguir viendo a esa pobre y débil criatura que me mira con lástima desde el otro lado del cristal.
Se reconocer una causa perdida cuando la veo y yo soy en definitiva una.
Vuelvo a la habitación y me acuesto en la cama sabiendo que, probablemente, no podre volver a dormir en toda la noche y realmente lo odio.
Daría todo porque las cosas hubiesen sido diferentes, que ninguna de esas imágenes se hubiera quedado grabada con fuego en mi mente, que nada me hubiera marcado como lo hicieron esos horribles momentos en que los hermanos Lucchese me obligaron a.... Daría hasta mi vida para poder tener una noche libre de todos esos recuerdos.
La vida es cruel cuando no tienes suerte y definitivamente yo no la tengo.
No sé exactamente cuánto tiempo paso con la mitad fija en esa pequeña grieta en el techo junto a la lámpara de cristal, solo se que casi estoy volviendo a caer en la inconsciencia cuando llaman a la puerta y es entonces cuando me obligó a volver a sacar los pies de la cama y arrastrarlos para ver quién está del otro lado, aunque no sin antes ponerme la bata que encontré junto a la cama cuando volví de mi paseo con Ed.
Es Alison quien me mira con una sonrisa, completamente arreglada y perfumada, cuál portada de revista.
—¿Como estas? Siento despertarte... —Le interrumpo.
—No importa. —Asiente analizando mi aspecto lo cual me incomoda aunque no parece notarlo. —¿Que pasa? —Gruño dejando salir un bostezo.
—Tengo clase, pasaba únicamente a despedirme y a decirte que ya hablé con Zedd y él ya sabe que estás aquí, no te preocupes por nada, estás en tu casa y cualquier cosa que necesites puedes hablar con Zedd o con alguno de los hermanos ¿Vale? —Me dice apresurando las palabras mientras mira el reloj en su muñeca.
—Claro. —Me da una sonrisa antes de golpear suavemente mi nariz.
—Voy tarde. —Me lanza un beso con la mano antes de apresurarse por el pasillo.
—Como sea. —Cierro la puerta y arrastro los pies de vuelta a la cama, me tiendo y busco de nuevo esa aburrida grieta dejando escapar otro bostezo.
***
Me despierto sobresaltada gracias a un fuerte grito proveniente del pasillo. Miro el reloj junto a mi y me sorprendo al ver que son mas de las 10 am ¿En que momento me quede dormida?
—¡Te digo que no! —Escucho de nuevo y me cuesta un poco reconocer la voz en mi estado adormilado. —¡Suelta!
Me incorporo de nuevo en la cama, y paso mi mano por mi cuello antes de estirarme un poco y finalmente decidirme a levantarme.
Me envuelvo en la bata y luego de arreglar un poco mi cabello salgo de la habitación siguiendo las voces de Ed y Jo.
Ed está sentado en el comedor leyendo un libro con audífonos mientras Jo está en la cocina junto riendo y en la barra, frente a ella, de espaldas a mi hay una chica de cabello negro que le llega a la cintura y está utilizando un vestido amarillo con unos tacones realmente altos para mí gusto.
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Editado: 14.08.2020