3 MESES ANTES.
«¡Última hora! ¡Asesino no identificado atrapado en la residencia University Park, Texas! Una familia de cuatro integrantes fueron asaltados la anoche anterior. La víctima que salvó a la familia fue Sherlyn Crawford la esposa de Zachary Crawford el empresario multimillonario de la compañía de tecnología Crawford Media. La mujer de treinta y ocho años hizo una discreta llamada a la policía que duró aproximadamente un minuto y treinta segundos antes de que el asesino se diera cuenta y acabara finalmente con su vida. Por lo que sabemos el agente Stuart, este hombre que veis ahora mismo en la pantalla fue el primero que no dudó en ir al rescate de la familia, deteniendo al asesino, enfrentándose cara a cara con él, hasta que llegaron minutos más tarde las demás patrullas que consiguieron finalmente atraparlo.
¿Pero quién es realmente este hombre sin identidad? Por lo que cree la policía podría ser un hombre perteneciente a una banda criminal, aunque por ahora no pueden dar más declaraciones sobre el caso.»
—¡Elisabeth, estoy en casa! ¡Tengo que contarte lo que ha pasado hoy!
La hora marcaba las dos y media de la mañana en números rojos. Siempre le esperaba con la cena preparada.
—He visto las noticias, impresionante. A veces me gustaría ser policía. —Dije sirviéndole una cerveza mientras nos sentábamos en la mesa para comenzar a cenar.
—El tío ese casi se sale con la suya, le he apuntado con la pistola y aún así no había temor en sus ojos.
—¿Tuviste miedo? —Me llevé un trozo de pizza precalentada a la boca.
—Soy como Hulk, no le temo a nada. —Ambos comenzamos a reír. —Pero debo admitir que no era como cualquier otro criminal.
—¿Qué es lo que le hacía diferente?
—Me he encontrado con todo tipo de criminales, unos más idiotas que otros pero todos acababan rindiéndose, pero él luchó con todas sus fuerzas por salir de allí como si aquello no fuera la primera vez, su manera de derribar a los demás agentes era como ver una película.
—¿Tú no luchaste contra él?
—Sí, yo fui el tío que le apunté en la cabeza y le dije: "las manos arriba." —Sus dedos simulaban una pistola mientras me apuntaba. —Luego vinieron otros dos agentes y le apuntaron también, finalmente lo detuvimos.
—Entonces si se rindió ¿qué es lo que le hace diferente?
Antes de contestarme tomó un trago de cerveza.
—Cuando fuimos a comisaría a identificarle, no aparecía. No había ningún registro de él en la base de datos. Entonces nos tomamos el tiempo de buscar si aquel tío estaba identificado en algún lugar del mundo y nada, parecía que teníamos a un fantasma delante de nuestras narices.
Su teléfono comenzó a vibrar repetidamente hasta que cogió la llamada.
—Agente Stuart al teléfono.
Fruncí el ceño al ver qué faltaban diez minutos para las tres de la mañana. Muy tarde para una llamada inesperada.
—¿Papá, qué ocurre?
—Tengo que ir a comisaría.
—¿Qué ocurre?
—El criminal que hemos detenido hoy. La furgoneta blindada que lo trasladaba ha explotado por los aires a menos de un kilómetro de la cárcel.
Editado: 30.10.2024