Estaba sentado en mi cama, todo el alboroto del fondo que formaban los chicos apenas lo podía escuchar, solamente oía mis pensamientos que desesperadamente buscaban las explicaciones que necesitaba darles a todos.
Necesito pensar, un momento, un gesto, el tiempo atrás, necesito recordar cada momento con Ryan, nada, todo normal, piensa piensa piensa, quiero recordar pero no puedo, cada momento se está volviendo más borroso ¿cómo es posible? ¿cómo es posible que no haya notado nada? Él parece disiparse entre los recuerdos, como un fantasma, no está, su rostro se me hace difícil de recordar en un momento exacto. Juan joder piensa, debes haber notado algo, eres el líder ¿es que acaso tienes idea de lo que significa esto? una muerte segura. Él nos ha traicionado, es el primer criminal que desafía de esta manera tan inteligente a la base, un intento de fuga, nunca antes habían intentado hacer algo así ¿por qué él? Vamos joder, tengo que pensar. Sorpresa. Eric. Ryan. La fuga. La primera fuga. Necesito respuestas. La sorpresa de Eric. Debo calmarles, pero antes necesito calmar mis demonios. Necesito, necesito algo, pruebas, esto era una pesadilla, Juan calla los pensamientos inútiles, concéntrate, despierta, ellos necesitan respuestas, ellos te necesitan como líder.
—Eh tío ¿estás bien? —Entonces cuando creí ahogarme entre mis propios pensamientos, Jack hizo que despertara de ellos.
—¿Es que se nota demasiado lo nervioso que estoy? —Dije en voz baja con la intención de que los chicos no se enterasen.
—No, pero llevabas demasiado tiempo con la mirada en un punto fijo, por un momento me preocupaste. —Agaché la cabeza. —En serio, te perdiste toda la discusión. —Alce la vista hacia él. ¿Qué discusión? Estaba tan preocupado buscando soluciones que no presté atención al equipo.
—Joder. —Suspiré frustrado.
—¿En qué piensas?
Por un momento no supe qué contestarle, tenía tantas cosas rondando en mi mente que no había ninguna frase que pudiera definir con claridad lo que estaba pensando.
—Supongo que la traición de Ryan. —Suspiré.
—Lo sé, a todos nos ha pillado por sorpresa.
—Es que no me cabe en la cabeza, Ryan hacía parte de nuestro equipo y que decida fugarse con todos los riesgos que habían es estúpido. —Me sinceré sin dejar de mirar las pulseras que tenía en mi mano derecha.
—Juan, tú y yo sabemos que Ryan nunca estuvo muy involucrado en el grupo, de hecho pocas veces estaba en él, siempre fue una persona demasiado... independiente. —Antes de que pudiera seguir le interrumpí.
—Lo tenía todo.
Una cosa que diferenciaba a Ryan de nosotros era su habilidad en adaptarse en cualquier situación, le llamábamos el Camaleón. Si tenía que manipular lo hacía, seducía, asesinaba, si tenía que conquistar a su víctima lo hacía con facilidad, si debía sacar su ira lo hacía, era demasiado inteligente, astuto, callado, pero lo que más destacaba de él, era su destreza en ocultar cada movimiento que hacía, nunca nadie se enteraba de los secretos que le confiaban, apenas sabíamos sus misiones, por eso la base lo reclutó, por lo que sé él sabía muchas más cosas que un simple criminal conocería de su propia base, podría decirse que había saboreado cada secreto de los superiores, cada información confidencial. Ryan lo sabía todo, por eso nunca fallaba.
—Créeme, si lo hubiese tenido todo, hubiera sido lo suficientemente inteligente como para saber que nunca se podrá huir de la base por muy listo que seas, porque ellos siempre estarán dos pasos más adelante que tú.
—¿Y si lo hizo por alguna razón? Ryan no arriesgaría su vida para que fuese en vano. —Dije intentando agarrarme a mis últimas esperanzas de que no fuese el malo.
—Ya lo dijo el superior Eric, quiso saborear la libertad pero lo único que pasó es que se estrelló contra el suelo cuando quiso volar alto y se dio cuenta que sus alas fueron cortadas hace mucho tiempo. —Observé la ventana de la habitación mientras escuchaba a Jack decir algo que todos sabíamos desde que entramos a esta base.
—¿Crees que la misión es una trampa? —Le pregunté.
—No lo sé, no puedo decirte si es así o no, el superior Eric podría llevarnos al matadero sin saberlo, o bien, ponernos a prueba para saber si seguimos siendo leales una vez que pisemos un pie fuera de la base, así que es cuestión de tener fe o no. —Ambos nos miramos, Jack era capaz de calmar todos mis demonios con tan solo hablar.
—No puedo tener solo fe cuando soy el líder de este grupo, ellos al igual que yo están asustados, necesitan respuestas firmes, necesitan a alguien en quién poder apoyarse. —Le dije.
—¿Eh, pues no estés asustado vale? El superior Eric jamás nos contaría un plan como ese solo para matarnos, estoy seguro.
—Antes vi cómo intercambiabas miradas con el superior Eric... —Noté como la postura de Jack se tensó por un momento.
—¿Qué quieres decir?
—Parecía que ya sabías de esta noticia mientras a los demás nos pillaba por sorpresa ¿es que el superior y tu hablasteis de cosas? —Pregunté intrigado.
—¿Insinúas algo?
Observé un segundo a Jack que no apartaba la mirada de mí.
—Solo digo que si sabías algo debías habérmelo dicho, somos un equipo ¿no?
Jack se quedó varios segundos callado, parecía pensar demasiado su respuesta lo cual por un momento despertó mis dudas.
—Me ofende que me lo digas, claro que somos un equipo así que deja de preguntar cosas raras.
Entonces todas las dudas que por un segundo tenía se disiparon, confiaba demasiado en Jack como para creer que me podía mentir.
Antes de poder acabar la calmada conversación que tuve con él escuché como Leo alzaba la voz hacia uno de los miembros cabreado.
—¿Quieres confiar en las palabras de un traidor? ¡Pues hazlo! Pero es el mismo que te ha colocado una pistola en la cabeza con tal de fugarse de aquí. —Me levanté de la cama de inmediato, debía intervenir.