Juegos de poder

1.La encrucijada

Me encontraba parado delante de la enorme ventana de mí oficina ubicada en el piso 25 de uno de los rascacielos más imponentes de la ciudad.

Las luces de la ciudad brillaban bajo un cielo gris, reflejándose en los cristales como pequeños destellos. Pero ni siquiera esto parecía interesante ya, de había vuelto rutinario, como el CEO de Blackstone Enterprises este paisaje era rutinario, estaba acostumbrado a este panorama.

Y se que posiblemente estaba quedando como un malagradecido, hasta algunos se animarían a decir que había perdido la perspectiva de la vida porque lo que para muchos, significaba poder y éxito; para mi, era una prisión de lujo.

Cómo no podía pensarlo de ese modo? Mí día había transcurrido como siempre, con reuniones interminables, decisiones cruciales y conversaciones rápidas que rara vez requerían mí completa atención. Nada parecía sorprenderme…

O eso pensaba, hasta que el teléfono sonó con el tono personal que solo reservaba para mí abogado,Carter.

Con un suspiro, Noah saque el móvil de mis pantalones, deslizando mí dedo por la pantalla.

—Carter , espero que tengas buenas noticias —dije sin preámbulos, acomodandome en mí silla de cuero negro.

—Me temo que esto no es lo que esperabas —la voz de mí abogado sonaba tensa, casi incómoda, lo cual no era habitual en él—. Hay un asunto urgente que debemos discutir sobre la herencia de tu abuelo.

Okay estoy no lo veía venir. Cómo consecuencia mí ceño se frunció automáticamente .

Mk abuelo había sido el hombre más influyente en su vida, su mentor y guía. Aunque había fallecido hacía dos años, su legado aún pesaba sobre mi como una sombra constante.

—¿Qué sucede? Pensé que todo estaba resuelto. La herencia ya está en proceso de ser transferida.

—No del todo —Carter aclaró, tomando una pausa que solo aumentó la tensión—. Hubo una cláusula que no habíamos previsto, una condición específica que debes cumplir para acceder a la totalidad del patrimonio. Debes casarte, Noah. Y tienes un mes para hacerlo.

Las palabras rebotaron en mí cabeza como una broma de mal gusto. ¿Casarse? ¿En un mes? Era ridículo. En especial cuando llevaba años evitando ese compromiso. Para mí el matrimonio era una transacción que sólo limitaba la libertad. Jamás había considerado seriamente la idea de compartir mí vida con otra persona. Y mucho menos bajo presión.

—Estás bromeando, ¿verdad? —respondi pero sabía que Carter no era el tipo de persona que jugaba con cosas tan serias.

—Ojalá lo fuera. Tu abuelo fue muy claro en su testamento. Para poder acceder al cien por ciento de la herencia, debes estar casado antes de que se cumpla el tercer año de su fallecimiento. De lo contrario, los bienes se dividirán entre varias organizaciones benéficas y socios de la empresa.

Cerré los ojos a la par que mís uñas se clavaban en la palma de mí mano mientras intenta a contener la furia y la desesperación que empezaban a bullir en mí interior.

Sabía que mí abuelo siempre había tenido planes para él, me consideraba el heredero perfecto para continuar con el imperio que había construido. Pero nunca imagine que llegaría a tal extremo para forzarlo a un compromiso que siempre había evitado.

—¿Por qué no me informaste de esto antes, joder ? —gruñi , sintiendo un calor desagradable subiéndome por el cuello.

—Es mi error. Cuando revisamos el testamento, esa cláusula estaba en una sección que se archivó mal. Pero no hay vuelta atrás, Noah. O te casas, o pierdes el control de la empresa y la herencia.

Dejé en escapar un largo suspiro, porque aparentemente esa era la única solución y apoye la frente en mí mano. Estaba atrapado en una situación sin salida.

—¿Y cómo se supone que voy a encontrar a alguien en un mes? No soy el tipo de hombre que pueda simplemente sacar una esposa de un sombrero.

—Bueno, si tienes alguna pareja con la que hayas estado saliendo, este sería el momento de... formalizar las cosas. Pero si no, tendrás que encontrar a alguien dispuesto. Es lo único que puedo aconsejarte.

Esto no podía estar pasando. Casi como daba la impresión de que había olvidado con quién estaba hablando…Pareja. Esa palabra me sonaba tan ajena como el matrimonio mismo. En los últimos años, mis relaciones habían sido superficiales, sin compromiso ni expectativas a largo plazo. Mujeres interesadas en el dinero, el poder, o en pasar un buen rato. Ninguna con la que pudiera imaginarme dando el siguiente paso.

—Tendré que pensar en ello —murmuré finalmente, con un nudo en el estómago—. Te llamaré después.

Corté la llamada y permaneció un momento en silencio, observando el horizonte que no dejaba de dar vueltas. Me sentía sofocado, acorralado. Estaba a punto de perderlo todo si no actuaba rápidamente. Pero, ¿cómo encontraría a alguien? Y lo más importante, ¿cómo podría casarme sin sacrificar mi libertad?

Un golpe suave en la puerta interrumpió mis pensamientos. Era Margaret o Magui para los amigos, mí secretaria, una mujer eficiente y discreta que había trabajado con él durante los últimos tres años. Siempre con una sonrisa amable y una profesionalidad impecable, Margaret sabía cuándo hablar y cuándo mantenerse al margen.

—Noah, ¿todo bien? Te vi un poco tenso hace un momento. ¿Necesitas algo? —preguntó acercándose con una pila de documentos en la mano.

Me límite a mirarla sin realmente verla al principio. Estaba demasiado absorto en su dilema. Pero entonces, algo en mí mente hizo clic: “Margaret”.La mujer que había estado a mí lado durante tanto tiempo, discreta, eficiente, leal. Ella conocía cada detalle de mí vida profesional, y nunca había hecho alarde de sus propias ambiciones. De repente, la posibilidad de casar.e con ella comenzó a formarse en su mente.

Menee mí cabeza. Realmente había perdido la loca cordura que me quedaba. Esto fra una locura... ¿Margaret? ¿Mi secretaria?

No obstante… ¿quién más podía ser ? No tenía tiempo para cortejar a alguien, para conocerla realmente, ni mucho menos para encontrar a una mujer que aceptara casarse conmigo l por conveniencia. Margaret , sin embargo, ya estaba allí. Tal vez...




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