Juegos de poder

3. Reglas del contrato

El sol se colaba a través de los amplios ventanales de la oficina , bañando la habitación con una luz suave y dorada.

Sin embargo aquel día tenía una calma engañosa, como el preludio de algo que estaba por suceder. Me encontraba estaba sentada frente a mí jefe, con mí inseparable taza de café humeante en sus manos, mientras él pretendía revisar algunos documentos en su ordenador.

Era extraño estar allí de esa forma, sabiendo que en minutos ibamos a trazar los términos de un matrimonio falso. Un detalle que me ponía los pelos de punta, obligándome a moverme en mí asiento, incómoda por la anticipación.

Aunque había aceptado el acuerdo, sabía que aquel momento cambiaría la dinámica entre los dos. Ibamos a negociar las reglas de algo más íntimo que cualquier trato laboral que hubieramos tenido antes.

Fue él quien dio el primer paso, levantando la vista, como si pudiera sentir la tensión que yo quería intentaba ocultar.

—Creo que es momento de establecer los términos —dijo, con la voz firme y calculada—. Si vamos a hacer esto, quiero que tu y yo tengamos en claro lo que se espera.

Asenti, dejando la taza de café sobre la mesa. Había estado preparanda mentalmente para esta conversación, de igual modo sabía que iba a ser más complicado de lo que pensaba. Siempre había sido profesional y distante, y ahora, a pesar de que el trato era puramente práctico, las implicaciones eran profundamente personales.

—Estoy de acuerdo —respondi enderezándose en su silla—. Creo que lo mejor es que tengamos reglas para evitar cualquier malentendido.

Se inclinó hacia adelante, entrelazando mis dedos sobre el escritorio.

—Exacto. Esto es un matrimonio por conveniencia, nada más. No hay lugar para el drama ni los sentimientos. Necesitamos mantener las cosas estrictamente profesionales, tanto en público como en privado.

Sus ojos se clavaron en mí. Tenia razón, escuchar aquellas palabras tan frías y calculadas hizo que sintiera un leve malestar en el estómago. Era consciente que no podía esperar otra cosa, pero una pequeña parte de mi no podía evitar preguntarse si realmente era posible separar por completo lo personal de lo profesional en una situación tan inusual.

—Bien, entonces hablemos de las reglas —continuo tomando aire antes de continuar—. Primero, debemos mantener las apariencias. Tendremos que asistir a eventos, y la gente esperará que actuemos como una pareja. Eso significa que habrá momentos en los que deberemos... comportarnos de manera cariñosa en público.

—Lo entiendo. No espero que esto sea fácil, pero soy capaz de mantener una fachada. Lo importante es que la gente crea que este matrimonio es real, al menos por el tiempo que sea necesario¿Y cuánto tiempo será eso exactamente? —consultet , cruzando las piernas bajo la mesa.

Necesitaba hacer algo para distraerme.

—La cláusula del testamento exige que estemos casados al menos un año antes de poder anularlo sin que surjan complicaciones legales. Así que, por lo menos, tendremos que mantener esta farsa durante ese tiempo.

-Un año…. Vaya escuchar la confirmación de que estaremos atados el uno al otro durante doce meses, caer en la cuenta de que será un año de fingir, de vivir una mentira. Es bastante pesado—meneo la cabeza — De acuerdo —continuo iintentando no mostrar su incomodidad—. ¿Qué más?

—La segunda regla es que esto no debe afectar nuestras vidas privadas más allá de lo necesario. Fuera de los eventos y compromisos sociales, no tenemos por qué involucrarnos en la vida del otro. No hay necesidad de convivir más allá de lo estrictamente necesario.

No voy a mentir, estaba realmente agradecida por ese punto. No necesitaba que Noah estuviera invadiendo mi espacio personal ni ella el de él. Era un alivio saber que habría límites claros.

—Perfecto —respondiella—En cuanto a los eventos sociales, sé que habrá ocasiones en las que deberemos ir juntos. ¿Qué esperas exactamente en esas situaciones?

Noah se recostó en su silla, pensando por un momento.

—Seremos una pareja casada. La gente esperará que actuemos como tal. Eso significa que habrá momentos en los que deberemos mostrar cierta cercanía. Pero quiero dejar algo muy claro —hizo una pausa, mirándola intensamente—. Bajo ninguna circunstancia quiero que confundas esto con algo real. Lo que hagamos en público es solo eso: una actuación. No quiero que ninguno de los dos cruce esa línea emocionalmente.

Apreté los labios porque honestamente no tenía idea de que decir. Era la regla más importante, la que ambos debían respetar si querían que todo funcionara.

—No hay problema con eso —agirme, aunque una pequeña parte de su interior sentía una punzada incómoda. Era consciente de que Noah era un hombre atractivo, poderoso, y por más que jamás hubiese sentido algo romántico por él, no podía evitar preguntarme si mantener esa distancia emocional sería tan fácil como lo decía.

Noah, notando mí breve silencio, siguió con lo suyo.

—Y hay algo más que me preocupa. No quiero que este matrimonio interfiera con tu trabajo. Seremos pareja en público, pero dentro de la empresa, seguimos siendo jefe y empleada. No quiero que nadie piense que estás obteniendo beneficios por ser mi esposa.

Okay… Era imposible no sentirme ofendida con esto así fuese por un momento. Había trabajado duro para llegar hasta donde estaba, y el que alguien pudiera considerar que estaba usando el "matrimonio" para obtener ventajas no me sentaba nada bien.

—Te aseguro que no estoy aquí para aprovecharme de la situación —dije en un tono más firme—. Ya lo hablamos antes, y lo que quiero es un ascenso por mi propio mérito. No me apetece que nadie crea que lo obtuve por otra razón.

—Lo sé. Y respeto eso. Solo quiero que quede claro desde el principio, para evitar cualquier malentendido.

Margaret se recostó en su silla, sintiendo que las piezas del acuerdo comenzaban a encajar. Había reglas, límites y expectativas. Todo parecía ordenado y controlado, justo como a Noah le gustaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.