Juegos de poder

4. La boda ficticia

El salón estaba decorado con buen gusto. Los arreglos florales en tonos blancos y marfil adornaban las mesas, y una suave melodía de violines llenaba el aire. Todo en la ceremonia transmitía una elegancia sobria, característica del mundo en el que Noah y del que yo hasta ese momento, solo había sido una observadora desde la distancia.

Sin embargo, ahora, yo era el centro de atención. De pie frente a un espejo en una de las habitaciones privadas del salón, no podía evitar mirarmd con cierta incredulidad. Llevaba un vestido blanco sencillo pero precioso, que caía en líneas rectas, adaptándose perfectamente a su figura. El maquillaje era sutil, pero destacaba mí ojos, dándole un aire de sofisticación. Para cualquier persona que me observase por no más de dos segundo no habría duda: era una novia en el día de su boda.

Solo había un problema:esta no era una boda de verdad

Solte un suspiro apartando la mirada del reflejo en hice lo que pude para calmarme.Era consciente que, aunque todo lucía real, aquella ceremonia no era más que un teatro, un acto simbólico para convencer al mundo de que mí matrimonio con Noah era legítimo. Un simple contrato, sin emociones involucradas.

El timbre de mí teléfono sonó, sacándola de sus pensamientos. Era un mensaje de Noah.

Noah:Estoy esperando abajo.

Todo listo.*

Guardó el móvil en su bolso y respiró hondo. No era ningún secreto que Noah era un ser distante y hoy no iba a ser la excepción.

Ya me lo había dejado claro cuando habían acordado las reglas del contrato. Sin embargo, una parte de mi esperaba que, por esta ocasión tan especial, él mostrara un poco más de interés. No por amor ni por afecto, sino por respeto al evento que habían montado.

Cuando baje las escaleras y me adentré n el salón, fue imposible pasar por alto las miradas curiosas de los invitados.

Amigos y socios de Noah estaban allí, observando con una mezcla de admiración y curiosidad. No había muchas personas, aunque sí las suficientes para que aquella pequeña ceremonia tuviera impacto.

Noah, de pie al frente, vestía un traje negro impecable, con una expresión que parecía esculpida en mármol. Cuando me vio acercarse, asintió con la cabeza, pero sus ojos no mostraban emoción alguna.

“¿Tan difícil es fingir que esto significa algo?”pense , sintiendo una punzada de frustración a la vez que me paraba a su lado.

Un brazo se enroscó suavemente al mío y me condujo sutilmente hacia el altar improvisado donde un oficiante los esperaba.

La ceremonia fue breve, apenas unos minutos en los que el hombre recitó las palabras necesarias para dar la impresión de que estabamos sellando un compromiso real. Noah mantuvo su postura rígida, pronunciando las palabras clave con la misma precisión que firmaría un contrato.

—"Sí, acepto" —dijo uando llegó el momento, sin un atisbo de vacilación. Las palabras resonaron como una formalidad más.

Cuando fue el mio, sintió un ligero temblor en sus manos, pero habló con firmeza.

—Sí, acepto.

El oficiante sonrió y declaró que, a partir de ese momento, eran marido y mujer. Noah me tomó la mano y, siguiendo las costumbres, me

besó en los labios.

No crean que fue uno de película ni para anotar en mí diario íntimo. No. Todo lo contrario.Fue un beso breve, calculado, sin emoción ni pasión, suficientemente convincente para cumplir con las expectativas de los presentes.

Fue imposible no dentir un nudo en el estómago.

“Esto es lo que querías”me recordó la voz de mí cabeza a la que a veces me gustaría amordazar .

Había aceptado aquel trato con los ojos bien abiertos, sin embargo ahora que estaba ahí, todo me resultaba más abrumador de lo que había imaginado.

La ceremonia terminó y los invitados comenzaron a acercarse para felicitarnos. Noah se mantuvo distante, estrechando manos y sonriendo cortésmente a sus amigos. Yo por mí lado me encargue de cumplir con el papel con el que me había comprometido, ser la esposa ideal e intente sonreír a quienes se acercaban, siendo atenta, no sin podrr ignorar el vacío que sentía y quemaba por fentro. Aquella fachada era más difícil de sostener de lo que había previsto.

Entre los invitados, pude reconocer a uno de los mejores amigos de Noah, Joaquín un hombre alto, con una sonrisa traviesa y una personalidad mucho más cálida que la suya.Cuando se acercó a ellos, fue el primero en romper el protocolo formal.

—¡Vaya, Noah! Nunca pensé que llegaría a ver el día en que te casaras —dijo con una risa, dándole un fuerte abrazo a su amigo, mientras Noah respondía con una sonrisa tensa.

—Las cosas cambian —respondió Noah, con su típico tono controlado.

Joaquin luego se volvió hacia mí, con los ojos brillando de curiosidad.

—Y tú debes ser la famosa Maggie. Noah no deja de hablar de ti últimamente. Aunque, si soy honesto, esperaba que él se mostrara un poco más emocionado en su boda —bromeó, guiándome un ojo.

Reí por cortesía mientras sentía por dentro cómo los nervios se intensificaban. *Ni siquiera sus amigos creen que esto sea real.

—Noah es un hombre de pocas palabras —respondí.

—Eso lo sabemos todos —replicó Joaquin, dándole una palmada en la espalda a Noah—Espero que tu puedas suavizarlo un poco con el tiempo.

Noah se mantuvo impasible, y por el rabillo del ojo me quedé maravillada con la ligera tensión en su mandíbula.

Joaquín había tocado un nervio sin querer. Noah no era el tipo de hombre que apreciaba comentarios sobre su vida personal, mucho menos bromas.

—No se trata de cambiarme —respondiófinalmente, con un tono que ponía fin a cualquier charla ligera—. Margaret y yo nos entendemos perfectamente tal como somos.

Su amigo levantó las manos, en un gesto de paz.

—De acuerdo, de acuerdo, lo entiendo. Solo era un chascarrillo —aclaro antes de girarse en mí dirección —Aun así si alguna vez necesitas un respiro de este hombre tan serio, no dudes en llamarme. Te enseñaré lo que es divertirse de verdad-sugirio antes de retirarse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.