Juegos de Sangre

Capitulo 14

Hola!! Buenas noches!! Espero que les este gustando la hsitoria. Me gustaría si pueden votar para saber si sigo publicando, ya que si no hay apoyo, probablemente cambie cada un mes la regularidad de los capitulos. En fin, muchas gracias por su atención! 

o(* ̄▽ ̄*)ブヾ(•ω•`)o

Luego de eso, los días fueron pasando y se convirtieron en una semana. Los mensajes a mí celular se hicieron más constantes. De diferentes números, cosa que no los hacía rastreable lo cual era frustrante. A Matt, más de una vez le había expresado de acudir a la policía ¿Su respuesta? Siempre era la misma.

— Nos mataran antes de que salgamos de la estación — traté de seguirle el paso ya que se encontraba con prisa en dirección a su moto, que se me hacía muy atractiva.

— Matt, por el amor de Goku, ¿No crees que es demasiado? Me han estado acosando más seguido desde que me junté con ustedes — me interpuse entre su vehículo para evitar que huyera. Era algo recurrente cuando le preguntaba sobre la organización.

— Mira, lo más probable es que sea mi padre, su visita no fue por gusto y lo sabes, pero no me piensas decir y no entiendo por qué — me acusó sacando un chicle. Notaba el enojo en sus ojos verdes. Suspiré tratando de evitar decirle, pero no veía otra salida.

— Quiere que vuelva a las carreras — confesé.

— ¿Qué carreras?

— A las carreras de ponis — comenté con sarcasmo a lo que él bufó — Carrera de motos.

— ¡Lo sabía! — era como si hubiera descubierto la pieza del rompecabezas.

— ¿Qué cosa?

— No es normal la forma en la que manejas, más de una vez te vi llegar apurada a tus clases y las maniobras para esquivar gente y obstáculos es perfecta, solo había una forma de saber esos trucos y era en carreras.

— Pude haber hecho motocross — me defendí.

— Puede ser, pero estarías mintiendo y ambos sabemos que, ante mí, no te sale. ¿Qué piensas hacer?

— No haré nada, no volveré al juego.

— Para tu mala suerte, mi padre no se rinde fácil — me hizo a un lado para montar su moto — Tarde o temprano encontrará la forma para extorsionar y tenerte bajo su poder.

— ¿Qué puedo hacer para evitar eso?

No obtuve respuesta más que una sonrisa de lástima, sabía que no había forma. Su vida siempre había sido así, él mejor que nadie conocía este juego y para mi mala suerte, tenía todas las de perder.

Sentí que se me estaban agotando todas las cartas para jugar esto y la última que podría usar era la de preguntarle a mi padre, como James había sugerido. No entendía qué tenía que ver mi padre, era un abogado como cualquier otro. Si bien podía estar enterado de ciertas cosas, no creo que tenga las respuestas que yo necesitaba.

Al llegar a casa recordé que hoy saldríamos con todos, cosa que no me daban ganas. De hecho, no tenía ganas de nada. Solo de estar en mi habitación, comer algo y mirar una película para perderme en otra realidad, diferente a la mía, una en la que las cosas estuvieran mejor.

Me recosté en mi cama mirando el techo blanco, sin imperfecciones, puro. Muy diferente del lienzo en mí, oscurecido y lleno de imperfecciones. Me levanté y fui hacia mi escritorio, donde la foto de mi hermana me miraba, sin decir nada. Aquella vez era mi cumpleaños número quince y había pedido una moto de Cross, realmente amaba esa cosa. La foto había sido tomada en el momento que mi hermana me había entregado la llave, en casa de mis abuelos. Ella había sido quien convenció a mis padres de aquel regalo, a pesar de estar muy en contra de que tuviera una, me la regalaron. Le había agradecido aquel regalo lo que quedaba del año. Quién imaginaría que esa misma moto, sería la causa de su muerte, dos años después.

Me perdí por un momento en ese recuerdo. Una curva cerrada, la última, ella de espaldas entre los espectadores y cuando menos lo esperé, la tenía a unos metros de mí. Sin vida. Había perdido el control, me deslicé, caí, pero la moto siguió por unos metros más. A casi cien kilómetros por hora, debió de ser un gran golpe. Tenía las piernas rotas por el impacto, al caer su cabeza golpeó contra un cono de cemento. Allí justo en la vértebra cervical, fue un segundo. Un golpe seco que terminó con todo.

Me tembló el cuerpo al recordar su cuerpo que yacía sin vida. Noté mi corazón alterado y alejé aquel recuerdo de mí. Pude haberla ayudado, pero solo huí como la cobarde que era. La dejé morir sola. Todo por venganza. Fui tan estúpida. Ahora daría lo que fuera para tener dos segundos con ella y pedirle perdón.

A su lado, la foto de mi mejor amiga, Arian. Un hermoso cabello pelirrojo, una sonrisa que enamoraba y su temperamento de fuego. Esa misma noche, también la había perdido. La tomé en mis manos y abracé su recuerdo. Ella estaba segura que acabaría todo mal, pero aún así me acompañó. Siempre estuvo sin falta, por alguna razón, nunca se llevó bien con Laura y la amaba más por ello. Mientras Laura tenía a todos y todo lo que quería, yo la tenía a ella. Era algo que mi hermana no podía arrebatarme, pero como la vida era injusta, también me la quitó. Nunca supe por qué la habían asesinado o si solo había sido un accidente. 

 


 

— Bien chicos ¿Qué van a ordenar?




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