Juegos de Sangre

Capítulo 20

Hola!! Espero que estén disfrutando la historia, me atrace debido a mis estudios pero ya volví 😄😄 que lo disfruten!!​​

James

Cuando acabó su relato, no podía creer lo que escuchaba. La misma noche, diferentes puntos de vista. No podía ser posible. Sentí un nudo en el estómago que me estaba queriendo hacer vomitar. No por lo que había hecho, sino por lo que yo hice y lo que significa entre los dos.

— James… di algo por favor…— susurró a mi lado, luego de quedarme en silencio.

— Lo siento yo… — No sabía que decir, me sentía muy mareado, no era lo que esperaba. Ni en un millón de años pensé que sería eso.

Me levanté del suelo y la dejé allí, pero me siguió. Me sentía muy mal, y mi estómago estaba por pagar aquello. Todo se volvía borroso y la tierra se movía debajo de mis pies.

— James, di algo, lo que sea — ya tenía los ojos muy rojos de tanto llorar y podía escuchar la debilidad de su voz.

— Luego hablamos — sentencie para dejarla sola allí.

Mientras llegaba a mi auto, los recuerdos de esa noche se cruzaron por mi mente. Y al adentrarme en el camino fue peor.

Respiro con mucha dificultad al enterarme de esa versión de la noche, esto cambiaba las cosas entre nosotros, las complicaría y no quería perderla. No quería que se alejara de mí. Escucho sonar mi celular y atiendo sin ver quien era.

— Jaime, ¿Dónde estás? Tienes que acompañarme al shopping — la voz de Nat me lleva a suspirar cansado, cosa que parece notar — Dime si no quieres hablar conmigo, así no te llamo más.

— Lo siento, tengo la cabeza en cualquier parte — comenté vagamente con mi vista puesta en la carretera — En cinco estoy ahí.

Después de colgar la llamada, me fui acercando a la casa de Nat. Envié un mensaje diciendo que estaba en frente y al segundo me apareció el tic azul.

No entendía en qué momento me había involucrado tanto con ella. De verdad la quería, no sé si para una relación, pero cuando no estaba en su modo celosa, la pasaba bien, disfrutaba de su compañía.

Mientras recorríamos las tiendas, yo estaba un poco aburrido, ya que Nat estaba en su mundo y no me dirigía mucho la palabra, más que para mostrarme vestidos que usaría para diferentes ocasiones que me costaba entender. No dejaba de pensar en esa noche.

— Ey, ¿todo bien? — su voz me despertó, a lo que le sonreí o más bien fue una mueca.

— Sí, solo estoy cansado.

— James, somos amigos, puedes decirme lo que te preocupa, a lo mejor te puedo ayudar — tomó asiento a mi lado y me prestó atención.

— Descuida, solo no dejo de pensar que me quedan algunas materias para terminar mi carrera — no era del todo mentira eso, no me gustaba lo que estudiaba, pero no encontraba la manera para decirle a mi padre que quería ser boxeador y que no quería dirigir su empresa de autos.

— No te abrumes, todo a su tiempo, además tu padre no te dejará desamparado — comentó segura — Y si quieres otras opciones, podría ofrecerte un trabajo en la empresa de mi padre.

Aquello me heló la sangre, al recordar la verdad, su padre le había hecho creer que su dinero provenía de una empresa con sede en Colombia, pero lo que ella desconocía era que ayudaba a Gabriel Santos, nuestro jefe, en la venta de drogas y tráfico de marfil. Por eso los constantes viajes a diferentes partes del mundo.

— Sí, descuida — terminé la conversación y ella siguió comprando, como si fuera normal tener once bolsas de ropa y zapatos. No sé donde guardaba tanta ropa para después decirme que no tenía nada que ponerse.

Dentro de una de las tiendas, observó desde el recibidor que Matt está fuera, con cigarrillo en mano, chaqueta azul y mirándome fijo. Salgo cuando me hace señal con su mano para llamarme.

— No soy tu perro para que me hagas señas — mencioné al llegar junto a él.

— Y aun así viniste — sonrió con superioridad, me sacaba de quicio.

— ¿Qué quieres? — lo corté.

— ¿Por qué de todas las chicas tenía que ser la hija de Damián Carvajal? — la observó mientras estaba de espalda viendo un vestido — Te gusta complicarte la vida.

— No es asunto tuyo, ¿Qué quieres?

— Como no contestas tus mensajes, tuve que venir a contarte que la pelea será antes de la carrera — exhaló el humo de su boca — Será mejor que ganes, de lo contrario no podré proteger a Lena y sabes que a mi padre no le importa.

— Ella tiene que ser tu prioridad, no quiero que le quites los ojos de encima — amenacé.

— Claro, cuando te conviene no quieres que le quite los ojos — su comentario sarcástico me dejó un poco confundido.

— ¿Qué quieres decir?

— Por favor, ¿Crees que no me di cuenta que te gusta? — sonrió al decir eso.

— Eso no te incumbe, haz tu trabajo y no dejes que nada le pase — sentencié.

— Nos conocemos lo suficiente y sé que finges querer a Natalia.

— No te metas, tienes un solo trabajo. Cuida a Elena y no interfieras más en mi vida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.