Mentiras
Engaños.
Enredos.
Tretas.
Cuatro palabras y muchas otras más, que se volvieron parte de mí, no era mi intención crear todo un embrollo amoroso, en realidad creo que ni yo quería hacerlo.
Cuando un chico te deja en la puerta de tu casa con una facha que promete todo menos que hayas pasado una noche tranquila es sinónimo de caos.
No teníamos nada en común y a la vez lo teníamos todo, pasamos de extraños a terminar jugando a las mentiras frente a nuestras familias.
Para nuestros amigos, éramos unos mentirosos.
Para nuestras familias, solo un par de adolescentes hormonales.
Para mí, era un pesado.
Pero, ¿Yo qué era para él?.
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