Ava Hood
Las vibraciones de la música chocaban con las plantas de mis pies, hace algunos meses descubrí este ejercicio para agudizar mis sentidos, es muy utilizado por aquellos que no poseen el sentido auditivo. La bocina que se encarga de hacer sonar la música se encuentra en el suelo, en mis oídos unos audífonos que bloquean cualquier sonido, solo mis pies y lo que estos sientan van a guiarme.
Dejo que mi cuerpo se mueva de un lado a otro con fluidez, sonrío al darme cuenta que tengo el ritmo de la canción, mi cabello se pega a mi nuca gracias al sudor, aún así, no me detengo. No lo haré hasta que la música lo haga primero.
Desde que era pequeña me volvía loca cada vez que escuchaba alguna canción, no importaba donde estuviera yo quería bailar, darle vida a las letras y expresarlas con mi cuerpo. No fue hasta que cumplí quince que entre a una academia, aprendí ballet pero no era lo que quería. Algo dentro de mí pedía a gritos otra cosa, poco después conocí a algunos chicos, al igual que yo ellos bailaban, lo distinto era su estilo. El mío en aquel entonces era clásico, elegante y sutil. El de ellos, era clandestino en todos los aspectos, era agresivo y voraz, podía sentir la adrenalina con tan solo verlos. Allí lo supe, quería aprenderlo, debía hacerlo. Y así fue, aprendí a bailar de forma urbana, a improvisar, pero sin darme cuenta también a mezclar, sí, algunas veces sin siquiera notarlo en medio de un baile podía hacer un paso de ballet, era como si ambos estilos estuviesen fusionados en mí, y no podía abandonarlos. Desde entonces bailo para una escuela de danza estatal, en la cual los estilos son diversos. Allí conocí a Bee, también me ayudó a conseguir el empleo con sus padres para poder pagar la estadía en la escuela.
Las vibraciones dejan de sentirse, me deje llevar tanto por mis pensamientos que no lo noté, retiro los audífonos de mis oídos sintiendo el bombardeo de mi corazón, unos aplausos resuenan a mi espalda haciendome voltear rápidamente.
—¡Sí, bravo!—La rubia que aplaude sin cesar mueve sus caderas de un lado a otro, río sintiendo el calor en mis mejillas—Echas candela, linda.
—Nyx, ¿Que haces aquí?—Inquiero tomando un sorbo de la botella de agua.
La chica arquea una de sus rubias cejas y aferra su mano a su cadera.
—¿Acaso no puedo venir a ver bailar a mi hermana?.
Entorno mis ojos antes de agregar:
—Nunca llegas cuando estoy ensayando, siempre tienes trabajo—Acuso, ella rueda sus ojos restando importancia—Saliste temprano, ¿No es así?
Ella asiente, descubierta.
—Como sea, me alegro de tener el privilegio de ver eso—Señala refiriendose al baile—Cada día lo haces mejor, Ava, ya veo porque mamá llega afónica luego de tus presentaciones.
Ambas reímos.
—Gracias, el baile es una parte esencial de mí, no me veo sin él en mi vida.—Aseguro, orgullosa.
Nyx se acerca a mí para pasar uno de sus brazos por mis hombros y abrazarme de lado.
—Lo sé... Ahora, vamos porque mamá me envió con la tarea de llevarte a la mesa para una cena vegana al estilo de Leandra Hood.
Tomo rápidamente mis cosas, la ventaja de vivir en un complejo de apartamentos es que podía tener mi propio estudio al aire libre, después de una charla con los inquilinos ellos estuvieron de acuerdo en dejarme usar la azotea como estudio de baile privado por las noches, solo con la excepción de mantener la música a un volumen moderado. Así que aquí solía practicar mis rutinas.
Junto a mi hermana nos encaminamos a nuestro pequeño hogar, un apartamento con dos cuartos, un baño y un muy reducido espacio. Nyx se adelantó en abrir la puerta, rápidamente el olor a comida inundó mis fosas nasales provocando que cierre mis ojos e inhale profundo con la finalidad de disfrutar el aroma. Una cabellera rubia con algunas pequeñas canas se mueve de un lado a otro en el pequeño comedor. Mamá se detiene al notar que estábamos allí, lleva sus manos a su cadera y nos da una pequeña mirada, no era en reproche, era de complicidad, los ojos castaños de la mujer bajaron a la bocina que se encontraba presionada bajo mi brazo y luego volvieron a mi rostro.
—¿Estuvo interesante el ensayo?—Cuestionó, perdiéndose en la cocina nuevamente.
Nyx fue tras ella para ayudarla, coloco mis cosas rápidamente en la habitación que comparto con mi hermana y regreso a la cocina.
—Fue un tanto... Fuera de lo común—Informo tomando los platos que ella se disponía a llevar a la mesa para hacerlo en su lugar—Estoy algo ansiosa, Helen escogerá al nuevo capitán dentro de unos días—Comento mientras coloco los platos en la mesa.
Escucho pasos detrás de mí, Nyx aparece con el ceño fruncido, en sus manos los cubiertos, los cuales va colocando junto a los platos.
—¿Que ocurrió con Carter?.
Carter Becker, el antiguo capitán de los stage owners. Un equipo principal confirmado por cinco miembros y su capitán, pero aún así hay otros seis chicos que esperan la oportunidad de entrar a este equipo. Con la inesperada salida de Carter del equipo la presión ha aumentado y Helen, nuestra directora y coreógrafa, nos ha estado monitoreando meticulosamente.
—Nos abandonó—Murmuro de mala gana, mamá aparece en nuestro campo de visión con los guantes de cocina alrededor de sus manos y una lasaña de berenjenas humeante.
—¿Qué, por qué razón?—Pregunta una vez que deja la comida en la mesa, en su rostro puedo apreciar el desconcierto.
—Los golden le hicieron una propuesta en la que prácticamente le dieron el mundo—Exagero—Decidió renunciar a los owners para irse con el enemigo.
—Siempre me pareció un traidor ese chico, en sus ojos se podía ver la ambición y no una de buena manera—Suelta una voz profunda y grave a mis espaldas.
Giro para toparme con el rostro de mi padre, no sabía que ya estaba en casa. Sonrío ampliamente. Me acerco al castaño para estrecharlo en un fuerte abrazo, ver a mi padre en la cena suele ser una de las cosas más difíciles debido a su trabajo como policía, los turnos nocturnos se han encargado de arruinar muchas noches de cena familiar.