Asher Scott
Atrapo la pequeña pelota de béisbol y la vuelvo a arrojar contra la pared de mi cuarto con un tanto de fuerza, la recibo nuevamente para volver a hacer el mismo procedimiento. Dejo salir un pesado suspiro, estoy agotado, física y emocionalmente.
Una figura femenina sale de mi baño personal, su cabello que anteriormente estaba hecho un nido de aves ahora está perfectamente peinado, ya no luce una de mis camisetas, ahora su ceñido vestido azul floreado la cubre. En sus labios una sonrisa cautivadora hace gala. De pronto un gran peso cae en mí de forma abrumadora. Dejo de lanzar la bola para apretarla en mi mano con fuerza, cierro mis ojos unos segundos antes de hablar.
—Jen, no estoy seguro de que...—Ruedo mi labio inferior dentro de mi boca unos segundos, la pelinegra me mira con atención—No debimos hacerlo, tú no debiste venir...—Musito.
La chica deja salir algo parecido a un jadeo. La veo moverse de un lado a otro.
—No, estoy aquí Asher, lo hicimos—Afirma—Estamos juntos nuevamente, eso es lo que importa, ¿No?. ¡Al carajo la gente y sus estereotipos!, tú y yo contra todo ¿Lo olvidas?.
Parpadeo unas cuantas veces, mi cuerpo se siente un tanto pesado y mi mente trabaja de forma lenta. La miro, a la misma chica que conocí hace un año atrás, aquella que me enamoró desde el primer momento. Pero también veo a esa que me ha causado dolor, la que me ha cerrado las puertas a grandes oportunidades un millón de veces sin importar qué. Y aún así, ¿Cómo es posible que mi corazón siga reaccionando a su presencia?.
Niego con mi cabeza un par de veces, la veo acercarse rápidamente, sus manos toman cada lado de mi rostro y me mira fijamente con ese par de ojos grises que tanto me gusta admirar.
—Nos prometimos estar el uno para el otro, no importa qué, no importa quién. Tú no te puedes alejar de mí, y aunque lo intentes sabes que al final siempre volverás. Siempre lo haces Asher, soy tu droga y ya eres un jodido adicto.—Asegura antes de plantarme un beso.
Quisiera decir que la aparte, que me aleje, pero ella lo dijo. Soy un jodido adicto a la droga de mujer que tengo en frente y como toda droga, está me esta consumiendo poco a poco para llevarme a mi final. Para terminar conmigo y no tener ninguna clase de remordimiento.
•••
Un jadeo sale de los labios de Edan. Nos encontramos en nuestro estudio (El segundo garage de la casa de Jarek). Luego de correr por casi cinco cuadras y asegurarnos de perder a la policía, la adrenalina del momento más el tiempo transcurrido fue más que suficiente para que la burbuja en la que nos encontrábamos explotará. Tomo mi cabeza entre mis manos, palpita en un leve dolor.
Jarek se encuentra tirado en el viejo sofá con los ojos cerrados, pero una mueca en su rostro delata las consecuencias de nuestros aptos.
La puerta que conecta al garage con la casa del rubio es abierta, mis ojos y los de mis amigos van directo a está. Lo primero que veo es una cabellera rubia trenzada, una alta chica con sus brazos cruzados a la altura de su pecho y un ceño fruncido atraviesa el lugar. Sus ojos caen en su hermano convaleciente en el sofá.
—¿Que carajos hicieron?—Pregunta. Directa.
Comparto una mirada con mis amigos.
Flashback
—¿Entonces volviste con esa loca?—Pregunta confundido Jarek desde mi cama.
Asiento. No esperaba que los chicos llegarán de imprevisto a mi casa, por lo que no pude evitar que vieran el momento exacto en el que Jen dejó mi casa con sus sandalias de plataforma en mano y una sonrisa victoriosa en sus labios.
—¿Y porqué razón tu cara está tan neutra?—Sigue el rubio—Edan es quien siempre trae cara de culo.
El castaño le lanza una mirada desde la silla de mi escritorio.
—Eres un puto cara de culo Edan Jonas, lo sabes—Jarek se endereza en mi cama antes de mirarme nuevamente—¿Por qué?
Alzo una ceja sin entender a qué se refiere
—¿Por qué te castigas a ti mismo de esa forma?
—No me estoy castigando, yo la amo, me siento bien a su lado—Aseguro.
Pero sé que hay una parte de mí que no está de acuerdo con mis palabras.
—Y a mí me gusta vivir—Suelta el castaño con sarcasmo—¿Cómo amas a una persona que destruye todo lo que te hace feliz solo para obtener su propia felicidad?
Niego
—Jennel no es así, ella hace lo que cree mejor para mí, y no es tóxica si eso quieres decir, solo que ustedes no la conoc...
—Martes, cinco de mayo de hace un año—Irrumpe Jarek—Te golpeó en la universidad cuando mí hermana—Señala—Te dio el cuaderno de canciones que dejaste en mi casa.
—Fue una confusión—Defiendo. Con rapidez.
—En la fiesta de Clarkson bofeteó a Rose por darte un vaso de ponche—Recuerda Edan.
—¿Rose no era tu cita ese día?—Inquiero al castaño. Edan asiente.
—Luego de que tu lunatica y celopata novia le viera la cara de saco de box, la chica envió a nuestro amigo a la friendzone—Informa Jarek.
Paso una de mis manos por mi nuca. La relación con Jen no ha sido de lo más fácil, como cualquier relación tiene sus altos y bajos. Pero no es nada de otro mundo. Solo es complicada a nuestro modo.
—Esta vez será diferente—Prometo, y no sé porque razón lo dije como una súplica.
—Espero y está vez no te ponga los cuernos—Apuñala Edan sin ninguna intención de ser sutil.
Le lanzo una mirada y este solo se encoje de hombros.
Nuestras charlas se basan en esto, mil altos y bajos amorosos, desde que Jennel y yo terminamos hace como un mes (El tiempo máximo) por décima octava vez, los chicos se dedicaron a llevarme a clubes, fiestas de facultad y todo aquello que prometiera buena bebida y grata compañía del sexo opuesto. Habíamos avanzado, había dejado de llamar a la pelinegra, ya no me la pasaba de malhumor, había retomado los ensayos e incluso estaba componiendo una canción... Pero todo eso se fue al drenaje hace tres días. No la llamé, ella lo hizo. Me contactó, y me deje enredar por ella de nuevo. Soy vulnerable ante ella, es como si no pudiese negarme a sus peticiones. Tres días mantuvimos comunicación después de estar separados todo un mes, tres días fueron más que suficiente para que yo la invitara a mi casa a "platicar" fue una linda plática la verdad.