Ava Hood
Ruedo sobre la cama, en busca de una nueva posición donde toda mi anatomía este agradecida. Inhalo profundo sintiendo la cálida sensación de completa paz, es tan delicioso. Lastima que duro poco. Una punzada en mi cabeza interrumpe mi disfrute personal. No quiero abrir mis ojos, es como si acabara de caer en la realidad, la cabeza me duele y la pesadez de mi cuerpo me estorba. Hago una pequeña mueca de desagrado al sentir mi estómago revolverse.
Con dificultad abro mi ojo derecho, una pequeña luz se cola dentro de la poco iluminada habitación, espero unos segundos hasta que mis ojos se adaptan a la semioscuridad que hay en el lugar, busco la cama de Nyx, pero no está, tampoco mi hermana. Está no es mi habitación. Me levanto rápidamente para quedar sentada, lo que solo ayuda a que la punzada en mi cabeza se vuelva más fuerte. Por inercia una de mis manos la sujeta como si está fuese un objeto frágil, y en esta ocasión así lo siento. Alzo la manta que me cubre para encontrarme con una camiseta que no es mía... Ni de ninguna mujer, es de hombre.
Cierro con fuerza los párpados y comienzo a susurrarme un montón de reproches. A mí lado un movimiento bajo las sábanas llama mi atención, me tenso. Giro lentamente mi cuello mientras sujeto contra mi pecho las sábanas, llevo una de mis manos hasta la parte de estas que cubre a la persona a mi lado (Quien puede ser el posible dueño de la camiseta), con cuidado la quito para encontrar una enredada cabellera rubia. Sidney se encuentra con su boca ligeramente abierta dejando un gran charco de babas en la almohada. Siento un poco de alivio al saber que es ella.
Trato de hacer memoria y recordar algo de lo que sucedió anoche. Bebimos, bailamos, bebimos un poco más, meneamos las caderas otro poco y volvimos a beber. Mucho antes de esto Sidney ya estaba algo ebria, por lo que ella no pudo haberme traído a este lugar, o cambiado mi ropa... ¡Por el amor a Dios!.
Busco con desespero alguna señal de mi teléfono móvil, necesito llamar a Bee, o a mi padre... Mejor a Bee.
Nada.
No está, tampoco mi ropa. Sin otra opción me dispongo a salir de la cama, la parte de mí que se mantenía adormilada se despierta a duras penas para ponerse alerta, estoy en una casa desconocida a la cual no sé cómo llegué pero lo más seguro es que lo hiciera sin siquiera recordar mi nombre.
Estúpido alcohol y estúpidas consecuencias las que me acarrea.
Abro lentamente la puerta de la habitación, la luz impacta contra mi rostro con furia ocasionando que achique mis ojos como protección, unos segundos más tarde logro acostumbrarme, mi estómago comienza una protesta en la que su pedido es más que claro; quiero vomitar. Cubro mi boca para contener las náuseas, sé que solo es cuestión de segundos para ir al baño, pero ¿Cómo lo encuentro en un lugar que no conozco?. Miro en todas direcciones, solo son puertas tras puertas, a mi derecha unas escaleras que llevan a la planta baja. Y en mi interior lo que está en la planta baja quiere subir y salir de su casa. Carajo.
Unos pasos me hacen girar hacia las dichosas escaleras, reconozco rápidamente al chico como el amigo de Jarek, frena cuando nota mi presencia, y tal vez por mi aspecto, mantengo mi mano en mi boca tratando de no entrar en pánico. Ni siquiera me animo a hablar, no creo que sea seguro teniendo en cuenta que por ahí quiere salir algo que no debería.
La mano del chico se extiende, señalando con su índice una puerta a mi izquierda, sin darle un gracias o tiempo de decir algo (Lo cuál creo que no hace) corro al cuarto de baño, cierro la puerta tras de mí y nunca en mi vida había extrañado tanto ver un retrete desde la vez que mi aparato digestivo tuvo la brillante necesidad de querer expulsar los alimentos por la puerta trasera a unas dos cuadras de mi casa. Estuve cerca de manchar mis pantis.
Me arrodillo y dejo que todo salga, con una de mis manos sostengo mi cabello (Cosas de solteras) y con la otra me sujeto a la taza del retrete exponiéndome a gérmenes y bacterias que pueden estar en ese lugar. No es muy higiénico poner tus manos cerca de donde más de un individuo pone su trasero.
Tenía que haberme quedado en mi casa, viendo alguna serie por amazon prime, comiendo alguna cosa vegana que hubiese preparado mi madre y despreocupada de todo y todos. Pero a veces la vida no es como queremos.
Asher Scott
Unto un poco de la espesa, rosada y viscosa delicia en una de las caras de mi pan, desperté con muchas ganas de comer mermelada. Jarek aparece a mi lado, en su mano dos bolsas con comida para la despensa, deja las llaves de mi auto sobre la mesa y se acerca a mí. Coloca las bolsas sobre la mesada y me arrebata mi pan. Gruño, técnicamente es su pan ya que estamos en su casa, pero yo quiero engullirlo más que él.
—Dos de dos—Edan aparece por las escaleras, pasa una de sus manos por su cabello. Alzo una ceja sin saber que sucede—La mesera—Informa—Esta vomitando tu baño—Mira a Jarek.
El rubio sonríe, yo entorno mis ojos en él.
—Por lo menos no vomitó mi cuarto—Agradece.
Anoche Sidney se acercó a nosotros en uno de los recesos, dijo que teníamos que ayudarla, pensamos que era algo grave hasta que nos dimos cuenta que estaba borracha. Le pidió a su hermano que hablara con la madre de su amiga ya que está, estaba igual o más alcoholizada que la rubia. Una cosa llevó a la otra y terminamos con Jarek fingiendo voz de mujer mientras hablaba con la señora. No sabemos cómo es posible que se haya tragado el cuento, pero aceptó que su hija se quedará a dormir con su amiga. Sin saber que tres chicos más harían lo mismo, hoy debíamos ensayar a primera hora por lo que Edan y yo nos quedamos, también porque Jarek suplicó que no lo abandonaramos con el par de ebrias.
Al llegar ambas chicas se lanzaron del auto, creímos que no tendrían energía, pero no fue así, Sidney le dio un pequeño recorrido a su amiga por la casa (Lo cuál se resume a dos ebrias corriendo en zig zag por el lugar) después de descubrir la piscina, ambas sin previo aviso se tiraron dentro de esta. Hora y media tardo Jarek en sacarlas del lugar. Y digo que fue él porque yo solo vine a dormír y a hacer compañía.