Juicios del Infierno

I

I

            Cuando abrí mis ojos me encontraba en un bosque oscuro, frío, tenebroso, donde no podía ver ni siquiera mi propia mano, ¿Qué me paso? ¿Dónde estoy? No recuerdo nada. A lo lejos puedo escuchar pasos que caminan lentamente por el pasto seco de este lugar, tengo miedo, pero no tengo el valor para moverme.

            Escucho como se acerca cada vez más cerca hasta que escucho un paso justo a mi lado, comienzo a temblar, estaba a punto de llorar hasta que empiezo a oír como los pasos se alejan de mí, al parecer no noto mi presencia en ese lugar. De un momento a otro escucho una voz a distancia, un tanto quebradiza, como si estuviera a punto de llorar, “¿Hay alguien aquí? Tengo miedo”, sin pensarlo mucho grite “Yo, aquí estoy”, de inmediato corre hacia mi para decirme “no te veo, háblame para encontrarte”, le sigo hablando un poco hasta que me toca el hombro derecho y empieza a llorar.

            Antes de poder decir una sola palabra oímos como otras personas empiezan a gritar, buscando de donde provenía el llanto, dice la primera voz “Ayuda, que alguien me ayude” a lo que le contesto “Estamos aquí, ven, corre”, y al instante escuchamos como muchos pasos venían a nosotros de diferentes direcciones, hasta que todos se encontraban a mi alrededor.

            Éramos varias personas por lo que procedo a preguntar los nombres de cada uno, ya que solo por su voz los podía reconocer, así que con mucha calma exclamo “¿Cómo se llaman?” a lo que nadie me contesta, en ese momento sentí mucho miedo, ¿qué clase de personas permití que supieran en donde estaba?, pero una voz un poco aguda a mi izquierda me dice “dime el tuyo”, no tenia problema alguno en decirle mi nombre, pero no lo recordaba, al estar tan asombrado y sin poder decir una sola palabra otra persona procedió a decir “no lo recuerdas, ¿cierto?, yo tampoco”, a lo que todos exclaman que tampoco recuerdan sus nombres.

            Después de varios minutos en silencio una voz dulce dice “mucho gusto, me llamo A”, a esto una segunda voz exclama “mucho gusto, yo soy B”, por lo tanto, dije “yo soy C” y de esta manera se presentaron todos en forma alfabética hasta llegar a la I, no eran sus nombres reales, pero al menos ya me podría referir a ellos de alguna manera.

I: ¿Cómo llegaron aquí?

C: Desperté aquí, no sé cómo ni porque, pero yo me tengo que ir.

H: Todos nos necesitamos ir, pero ¿cómo?

A: Deberíamos permanecer unidos y caminar buscando por donde podemos pedir ayuda.

     Así lo hicimos, tomándonos de las manos unos a otros, tropezándonos con ramas, chocando con árboles, cayéndonos con las piedras, hasta que llegamos a una especie de puerta extraña la cual tenia escritas unas palabras “Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza”, al leer esto evidentemente no entramos a ese lugar, así que seguimos caminando, sin rumbo alguno.

Hasta que escuchamos un llanto de una mujer, pero al mismo tiempo se estaba riendo, era tan espeluznante que todos quedamos inmóviles y podíamos escuchar como el llanto se hacia cada vez más fuerte y claro, se estaba acercando.

E: C ¿Qué vamos a hacer?

No sé en que momento decidieron que yo sería la persona que llevaría las riendas del grupo, pero, tendría que hacerlo, ya que, nadie más lo haría si no era yo.

C: Corran hacia atrás, pero no se suelten las manos, se esta acercando.

Corrimos tan rápido como pudimos, pero, de un momento a otro, en frente de nosotros apareció una luz apuntando entre los árboles, era una mujer que lloraba de sufrimiento y reía de alegría, vestía solo una bata blanca, casi transparente, y una clase de velo en la cabeza, que no dejaba ver su rostro, no sabía de quien se trataba, pero sí sabía una cosa, ella no venía a ayudar.

Se nos acercaba poco a poco, mientras nosotros quedamos paralizados por el miedo, cuando se poso al frente de nosotros paro su llanto y su risa y se dedico a conversar con nosotros.

-Hijos del Altísimo que han fallado, la salvación podría estar en sus manos, pero son tan cobardes que no lo lograran jamás, por la entrada del infierno deben cruzar y salir inocentes de los juicios deberán.

-I: ¿Dónde esta esa entrada?

-“Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza”

Quería preguntarle por más información, pero en ese momento su cuerpo empezó a bañarse en sangre hasta que desapareció, y justo frente a nuestros ojos se abrió esa entrada.

F: Debemos entrar, ahora mismo.

A: No podemos, ¿están conscientes de que lugar es ese?

F: No tenemos opción, no nos podemos quedar aquí, llevamos horas caminando en círculos, esta es la única manera.

Después de discutir un rato sobre que hacer decidimos que nuestra única salida era atravesar por ese lugar.

C: Vamos a entrar, pero debemos seguir unas reglas para seguir unidos

  1. Yo guiare, iré adelante y todos deberán seguirme, no dejare a nadie atrás.
  2. Nunca no soltaremos de las manos a menos que yo lo diga.
  3. Solo yo puedo omitir la segunda regla si es necesario.
  4. Haremos lo que yo diga sin objeción alguna.



#1990 en Paranormal
#8966 en Thriller
#3555 en Suspenso

En el texto hay: misterio, suspenso, misterio paranormal

Editado: 21.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.