Después de que Pablo terminará de enseñarme todo de la empresa regresamos a su oficina y seguimos hablando.
- Por cierto si vas a empezar a ponerte al pendiente con todo de la empresa tienes que venir conmigo mañana para conocer a los nuevos socios.
- Si está bien. ¿Sabes algo sobre ellos?
- No, bueno solo que son buenos amigos de Gustavo y tienen una buena reputación.
- Okey entonces nos vemos mañana, ¿A qué hora?
- Paso por ti a las tres y nos vamos juntos.
- De acuerdo – reviso la hora y tengo que irme – Bueno tengo que irme pero nos vemos después.
Se levanta de su silla y me acompaña a la puerta, salimos de la oficina y la secretaria aún me mira mal.
- Bueno nos vemos mañana por si no nos vemos al rato.
- Si, les das un abrazo a los niños de mi parte.
- Claro que si yo les doy tu abrazo – le regalo una sonrisa – Bueno me voy pórtate bien.
- Pero que dices yo siempre me portó bien.
- Como sino te conociera desde que eres un niño.
- Eso deberías decírselo a Mía.
- Los dos son iguales pero ya me voy que se me hace tarde, adiós hermanito.
Veo la cara de la secretaria y cambia por completo salgo después de dedicarle una sonrisa falsa a la secretaria.
Decido irme caminando a casa aunque me doy cuenta que fue una muy mala idea ya que estaba bastante lejos y hacia mucho calor, mientras me iba quejando empieza a sonar mi celular.
- ¿Qué pasa papá?
- ¿Por qué no has llegado? Tu hermano me dijo que ya venias desde hace rato.
- Tuve una mala idea de irme caminando pero ya casi llego.
- Muy bien aquí te esperamos cariño, con mucho cuidado.
- Si papá no te preocupes nos vemos. – termino la llamada y empiezo a caminar con mi celular en la mano lo cual hace que no vea por donde voy y choco con alguien quien hace que casi caiga al suelo pero aquel hombre lo impide. Al verlo lo reconozco de inmediato, es el hombre del centro comercial.
- ¿Te encuentras bien? – me pregunta, aun agarrando mi cintura.
- Si, muchas gracias y disculpa iba distraída en el celular y no vi por donde iba – me separó de el. – Tú eres el hombre del centro comercial ¿No? Te llamas Maximiliano.
- Si soy yo pero llámame solo Max – me sonríe y no puedo evitar sonreír de igual manera – Por lo que veo tienes buena memoria.
- Si la verdad es que es como un don.
- Hermoso don, Daniela.
- Al parecer compartimos el mismo don.
- No lo creo, es solo que no podría olvidarme de alguien tan hermosa como tu. – la verdad es que su comentario me toma por sorpresa pero me hace sonreír de nuevo.
- En ese caso gracias por el cumplido – Max estaba a punto de responderme cuando es interrumpido por Diego quien llega a donde estamos nosotros.
- Daniela que bueno que te veo otra vez.
- No tiene mucho que nos vimos Diego.
- Si lo sé pero siempre es bueno verte.
- Por cierto el es Max, un conocido.
- Mucho gusto – los dos se saludan - ¿Y qué haces aquí? – vuelve su atención a mi dejando de lado la presencia de Max.
- Iba de camino a casa de mis padres por los niños y bueno me he cruzado con Max.
- Estaba viendo algunas cosas pero ya termine. Si quieres te llevo a casa de tus padres y así aprovecho para ver a los niños también.
- Claro vamos, muchas gracias – le digo a Diego que se adelante en lo que yo me despido de Max – Bueno Max me dio mucho gusto verte de nuevo pero tengo que irme y de nuevo mis disculpas.
- No te preocupes, me dio mucho gusto verte de nuevo y espero volver a tener tanta suerte. – me vuelves a sonreír y tengo la impresión de que está coqueteando conmigo.
- Espero vuelvas a tener tanta suerte. – le respondo para después irme con Diego y no entiendo porque le dije eso.
Iba caminando con Diego a su auto y le empiezo a contar como fue que conocí a Max.
En el transcurso íbamos hablando sobre varias cosas que han pasado durante todos estos años que no nos hemos visto. Después de unos minutos llegamos a casa de mis padres y cuando entramos a la casa vemos a los niños jugando con sus abuelos y Mía, al parecer están jugando a policías y ladrones ya que mis papás estaban amarrados y los niños junto con Mía eran los ladrones.
Diego y yo estuvimos viendo como jugaban por unos minutos hasta que nos vieron y nos unieron al juego, a mí me tocó ser policía y Diego ladrón por lo cual los cinco me empezaron a perseguir para amarrarme igual que a mis padres pero no podían atraparme hasta que Diego logró agarrarme y me amarraron junto a mis padres mientras ellos solo reían al ver que nosotros habíamos perdido. Aunque realmente nosotros éramos los que los teníamos que perseguir pero bueno.
Después llega Pablo y al ver la escena simplemente se empieza a reír.
- Muy bien ustedes ganaron ahora vamos a liberarlos para ir a comer – Empiezo a desamarrarlos y me cae en cuenta que Diego está aquí lo cual no me agrada.
Editado: 12.02.2024