Naruto sin titubear más subió aquel vehículo, contuvo el llanto que amenazaba con salir, Sasuke lo había herido, roto en mil pedazos.
Los mayores guardaban silencio, no sabían que había pasado, pero se sentía un ambiente tenso, horrible, sin duda Sasuke había hecho algo grave, algo malo que no sería tan fácil de reparar, no tardo mucho para que Sasuke atravesara la puerta principal hasta llegar a la ventana del piloto dando ligeros golpes para que su padre bajara aquel vidrio-haz que baje Naruto ahora- demando serio.
-Sasuke, ¿te has visto cómo estás?, no lo puedo dejar en el estado en que te encuentras hijo- exclamo el mayor -y menos si no eres capaz de reconocer tu error, una disculpa por faltarle el respeto, por agredirlo y hacerlo sentir mal, ¿tan difícil es reconocer tu error? – interrogo de forma incrédula el adulto mientras veía a su hijo.
-Padre, no deberías meterte en asuntos que no te concierne, haz que se baje del auto- demando serio -yo jamás interferir en tus problemas con madre-
-porque yo si se reconocer mis errores y disculparme Sasuke, por eso no necesitaba que alguien estuviera diciéndome que hacer y tampoco tuve a tu madre huyendo de mí, entiendes?, ahora, hasta que reconozcas tu error y te sepas disculpar como es correcto, Naruto se ira con nosotros, no expondré a mi futuro nieto a que el idiota de su padre por sus tonterías lo lastime a él o a su progenitor, ten buen día hijo- finalizo para encender el auto poniéndose en marcha.
Sasuke miro el auto irse, realmente no sabía que hacer, nadie dejaba a Sasuke, las personas tenían prohibido dejarlo, sentía que algo no estaba bien, tal vez eran solo sus celos, pero él no quería que nadie más tuviera a su pequeña “Zorra”, era de él, su juguete favorito, le pertenecía a él, él había pagado por ello a su tío, ¿entonces por qué no obedecía?
Las horas pasaron, se encontraba sentado en la sala, debía recuperarlo, es lo único que lo atormentaba constantemente, sus empleados lo veían como si estuviera loco, como si hubiera algo mal en su cabeza y es que solo podía imaginar las miles de formas en que haría que el rubio se arrepintiera, las posiciones en que podría poner su sucio trasero, como penetrarlo hasta desgarrar su estrecha entrada, como lograr que llegue mas profundo, tan profundo que…
-no pueda moverse para irse -
Concluyo mientras daba otro trago a su wiski, sonrió de lado mientras pasaba una a una las fotos que le había tomado, harían que volviera, haría que se disculpara por la forma en que le hablo, era un omega rebelde, un omega que el gustaría de domar.
Naruto miraba por aquella ventana, miles de ideas cruzaban su cabeza, como lograr finalizar ese contrato, ¿seria buena idea buscar a Shikamaru?, pero, ¿y el señor Fugaku?, el había sido bueno con él, la señora Mikoto también, no podía lastimarlos por cosas que no les concernían, por temas a los que ellos eran ajenos, ¿Cuánto tiempo tomaría para que Sasuke fuera por el?, la verdad no lo sabía y seguro eso no pasaría, se lo había dejado en claro, el solo había sido su juguete sexual, un hoyo donde meter su caliente pene, no había cariño, no había amor, ni siquiera para ese ser que cargaba en su vientre.
Su mirada continuo así hasta que el auto se detuvo frente aquella gran casa rustica, era hermoso, jardines grandes, flores por todas partes, el lugar perfecto para que un niño creciera.
-Te encuentras bien? - interrogo la mujer girando sobre su asiento para verle, Naruto tenía la mirada vacía, piel pálida, sin duda había cambiado en un par de minutos y la causa había sido su hijo -Sasuke no te lastimo?, si es así debes decirnos, podemos ir al médico a que revise ahora mismo- comento.
-si te lastimo debes decirnos, no por ser nuestro hijo encubriremos sus atrocidades- dijo firme el mayor -Naruto, puedes tenernos confianza, no solo por ti, si no por nuestro nieto-
Naruto salió de sus pensamientos ante aquellas palabras, debía olvidar, olvidar todo sentimiento por su “prometido”, si quería sobrevivir por el y por su hijo debía volver su corazón frio, duro, no demostrar encontrarse afectado por sus palabras, por su acciones, había sido ingenuo y le había costado una paliza, había sido obediente y ahora estaba embarazado, había sido infantil y ahora albergaba sentimientos por un hombre imbécil que no lo amaba y nunca lo amaría, que lo aborrecía a él, a su persona y a su hijo.
-No tienen de que preocuparse, solo tuvimos diferencias- concluyo mientras aquella falsa sonrisa se formaba en sus labios -solo me quedare por hoy, no quiero causar molestias- dijo sincero.
-dime que te dijo- pidió el de mayor edad -conozco a Sasuke, no te dejaría salir de la forma que lo hiciste, debes decirme que paso, si no, no podremos ayudarte-
-le reitero señor Fugaku, no sucedió nada, solo discutimos y quiero darle un momento a que su hijo se calme, no estaba en sus planes ser padre tan pronto - “conmigo” quiso agregar mientras miraba a la nada -Solo necesita digerirlo- dijo suave.
-me lo imagine, Sasuke es diferente de Itachi- comento la mujer que bajaba del auto - ¿tienes hambre? -
El rubio negó suave mientras sonreía -me encuentro bien, solo quisiera descansar- dijo suave.
Segundo mes, Finalmente Naruto cumplía el segundo mes desde aquella noticia, la felicidad lo inundaba a él siempre y cuando Sasuke no estuviera presente, la noticia se había esparcido como pólvora entre todos los asociados y firmas disponibles, el gran “Sasuke Uchiha” seria padre finalmente.
Deidara había dado a luz a un par de gemelos, Imari y Dean, dos niños colmados de belleza y amor, sus malos ratos eran pocos e Itachi procuraba estar con el durante el primer mes, era difícil, lo sabia desde que se enteró que sería padre, pero no se arrepentía, amo a sus hijos desde el día de su existencia y los amaba mas con cada día que pasaba.