K A R M A

4. No Necesitas Saberlo

4. No necesitas saberlo

Yo no era a quién preferías, a quién amabas, no era el amor verdadero de tu vida, pero era el amor para tu vida me convertí en lo que necesitabas, lo que podía salvarte, la chance de salir de esa vida miserable y de malos hábitos.

¿Quién diría que me perdería tanto pero tanto hasta el punto de no reconocerme? Fue como la marea, me fue arrastrando y lejos de pelear dejé que me ahogue solo porque ella estaba ahí para darme aire. Fui un imbécil por no ver todo lo que estaba delante de mis ojos, estaba claro pero elegí volverme ciego, yo era para ella, ella no era para mí. ¿Es eso posible? Yo opino que sí.
Lo recalco de nuevo, yo era lo qué ella necesitaba, ella fue mi perdición, mi hermoso pecado.
Me encantaba abrazar y acariciar los pétalos de esa rosa y lastimarme con sus espinas.
Sabíamos que juntos éramos una bomba de tiempo y estábamos destinados a explotar.

Cariño, te destrozaron tanto que lo único que aprendiste fue a lastimar con cada pedazo roto. Eras todo lo que estaba mal en este mundo, mi mal necesario.
Entendí que fuiste víctima de tus demonios, que gritaban y sufrías en silencio.
Pero cuando terminé de comprenderlo, el fuego ya te había consumido.

[..]

Observa las flores en su mano, niega, con bronca las empieza a desarmar y lo que queda de ellas las lanza lejos suyo, el ramo de bellas rosas negras quedó como él, destrozado. Los pétalos esparcidos a lo largo de su camino recorrido representa a su corazón hecho pedazos. El día soleado, los árboles de un verde precioso, las sonrisas en el parque de todos esos extraños es el contraste de su estado de ánimo.
Es tanta la culpa, la frustración ¿Cómo disculparse si no obtendrá respuestas? ¿Cómo quitarse el dolor en el pecho?

¿Por qué a mí?

Susurra a la vez que entra por el gran portón del establecimiento. Con la vista borrosa, los ojos rojos e hinchados de tanto llorar y las manos vendadas, acelera el paso para llegar a su destino.
Indra Sebastián Marshall se puede leer allí, su rostro se deforma a la vez que ahoga su llanto, se recuesta en el césped mirando el cielo, las nubes blancas pasan sin ninguna prisa, las gotas brotan de sus ojos, tapa su rostro y de nuevo llora sin consuelo mientras recuerda su sonrisa, su mirada ruda que no escondía más que tristeza, rencor, odio, deseaba haber sido un poco más comprensivo, darse cuenta antes que detrás de todo ese desastre había alguien gritando, pidiendo ayuda, un poco de amor. Todo es muy reciente, no es fácil asimilarlo, dicen que el tiempo cura las heridas pero a veces sólo las agrava hasta deteriorarte.
Luego del fuego queda todo hecho cenizas, no importa lo que hagas, lo que las llamas se devoran no lo podrás recuperar.

Lo siento por todo, lo estropeé, te fallé, desearía tener la oportunidad de hablar contigo otra vez...  otro sollozo desgarrador se le escapa, las heridas de su alma las nota cualquiera, el cuchillo clavándose en su garganta, la cruz que carga sobre su espalda no lo dejarán nunca en paz ... Debí tomar precauciones, debí escucharte mejor, pasar más tiempo contigo, y sí, lo sé, es fácil hablar ahora que no te tengo pero es tanto lo que te necesito, es tanto lo que aún tenía para decirte mirándote a los ojos... Te lo ruego, no pido más que me perdones.

[..]

Nirvana.
Si buscas en Google lo más probable es que aparezca la mítica banda, su discografía, notas, fotos y todo sobre el suicido de su vocalista.
Luego vendrá la definición de la palabra que dice algo como "El Nirvana es en la religión budista, el estado supremo de felicidad plena que alcanza el alma y que consiste en la incorporación del individuo a la esencia divina y en la ausencia total de dolor y de deseos". Eso explícitamente dice en el buscador, hay definiciones más desarrolladas pero todas coinciden en que es el punto máximo de la felicidad, evolucionar dejando la mierda atrás para siempre.
Hace tres años Nirvana es mi hogar. Protejo esta cuidad, soy Policía, amo lo que hago. Y si bien la palabra tiene un significado casi poético, aquí aún no podemos alcanzar aunque sea el punto de equilibrio porque hay personas que no quieren la paz, no quieren dejar atrás sus demonios, rencores, sed de venganza, promesas de muerte y mucho menos su ambición por poder, por el dinero fácil y sucio.
 

[..]

―Dime, Rick.

Hablo mientras me siento en las gradas, el equipo femenino de fútbol, está calentando ya que en un rato tienen un partido, veo a mi hermosa Charlotte sonriendo como siempre, me lanza un beso y lo recibo colocando una mano en mi corazón.

―Posiblemente tengamos que hacer un turno noche nosotros dos y Wesley, Joseph así lo quiere. Y no solo eso, nos toca patrullar, así que prepárate.

―Mantenme al tanto Erick.

Las chicas continúan practicando mientras platican y ríen, a quien veo un poco apartada es a Sheila, está seria mirando todo y a todos de reojo como si estuviera en alerta. Pareciera ser algo solitaria, todas están vestidas iguales, botines negros, calcetines grises hasta la rodilla, una falda corta deportiva negra que en realidad es un short y una camiseta sin mangas gris, el número adelante con letras blancas y atrás un espectacular dibujo de una loba con algunas rosas en la parte derecha.

Los dos equipos están listos, Charlotte es la capitana, lleva el número nueve, Sheila la diez y debajo del dibujo insignia está su apellido Russell.
Como siempre el fútbol femenino atrae mucho público porque está repleto y a muy pocos de los masculinos presentes les importa el juego, vienen a mirar a las chicas.
El árbitro da comienzo al enfrentamiento, las locales van dominando, Sheila es realmente buena jugando, van al ataque y Charlotte le grita para que le pase la pelota pero no le hace caso, decide rematar ella y la tribuna estalló gritando el gol. Le susurra un lo siento a Charlotte y mi novia dice que no hay problema porque valió la pena. Continúan pasando los minutos pero ahora es dos a uno para la visita, el mal humor de Sheila es notorio que no para de dar indicaciones, de retar a sus compañeras y Charlotte no se salva, según sé Sheila era la antigua capitana pero al irse no sé por qué razones quedó para mi prometida, tiene autoridad, alma de líder, carácter para dirigir. El primer tiempo finalizó y las chicas van a sentarse, Sheila toma agua y luego lanza la botella al suelo con furia, el entrenador le dice algo y ella se sienta a escuchar las indicaciones de él. El segundo tiempo ya está en marcha, las chicas salieron como al principio del primero, con muchas ganas y con sed de gol, Russell deja a dos en el camino y cuando va a pasar a la tercera, ésta la baja haciéndola rodar y que se tome de la pierna izquierda con gestos de dolor, amarilla para la causante del golpe, se la ve muy dolorida y un médico pretende entrar pero ella se levanta y le dice que no. La falta fue dentro del área por ende es penal, Charlotte acomoda la pelota, le da fuerte y al medio y termina adentro, sale festejando y me señala dedicándome, con una sonrisa le lanzo un beso. Falta poco para que finalice y empatan dos a dos, Sheila y la chica que la golpeó cada vez que se cruzan se dicen cosas. La defensa rival pierde torpemente la pelota y como no podía ser de otra manera Sheila estaba allí para no desaprovechar la chance y la mandó al ángulo. Cuando saquen del medio el partido finaliza y la victoria se queda en casa.




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