Kami

Ohgimizu Coorp.

La luz del alba apenas comienza a asomar entre los rascacielos de Tokio cuando Hikaru se prepara para su primer día en la filial de su empresa en la ciudad, Ohgimizu. Se viste meticulosamente, eligiendo un traje oscuro, con una corbata que añade un toque de distinción profesional. Antes de salir, se mira en el espejo, ajustando los puños de su camisa y asegurándose de que cada detalle está en su lugar. Hoy no es un día cualquiera, es el comienzo de una nueva fase en su carrera.

Llega al edificio de la empresa, un coloso de cristal y acero en el corazón financiero de Tokio, con tiempo de sobra. Hikaru siempre ha valorado la puntualidad como una virtud esencial, y hoy, más que nunca, quiere demostrar su compromiso.

Hikaru decide tomarse un momento para sí mismo antes de sumergirse por completo en las demandas del día. Camina por las calles de Tokio, donde la sinfonía matutina de la ciudad está en pleno apogeo, hasta llegar a un Doutor, una cadena de establecimientos muy conocidos en Tokio.

Al entrar, el aroma reconfortante del café recién molido lo envuelve, una mezcla de notas tostadas y un sutil toque de dulzura que parece templar el bullicio de la ciudad. El sonido de las tazas y platos resuena con un timbre familiar y acogedor, mientras el personal saluda con una inclinación respetuosa y una sonrisa.

El ambiente del Doutor es una amalgama de tranquilidad y actividad. Casi todo son personas solas que van a sus trabajos. Silenciosos. Fumando. Escoge un lugar junto a la ventana, donde la luz natural complementa la iluminación suave del interior. Desde su asiento, puede observar el flujo constante de peatones, cada uno absorto en su propia historia. Se decide por un café negro, saboreando la oportunidad de reflexionar en soledad.

Atento a la hora, Hikaru se dirige a su empresa. Al llegar es recibido en la recepción con reverencias y saludos cordiales. Hikaru responde con la misma cortesía, sintiendo cómo los hilos de su identidad japonesa se entrelazan con su experiencia internacional. Es conducido a través de pasillos amplios y oficinas bullentes de actividad hasta la sala de conferencias, donde se reunirá con el equipo que dirigirá.

La presentación es formal, llena de protocolo y respeto distanciado. Uno a uno, los miembros de su equipo le dan la bienvenida, sus rostros reflejan una mezcla de curiosidad y formalidad. Hikaru se presenta con confianza, con su japonés fluido entremezclado con términos de negocios en inglés, una prueba de su experiencia global. Su posición como responsable de la importación de cobre es clave para la empresa, una responsabilidad que acepta con humildad, pero también con la certeza de que está preparado para este desafío.

La reunión continúa con Hikaru delineando su visión y estrategia. Su enfoque es innovador pero práctico, buscando siempre el equilibrio entre el respeto por las tradiciones de la empresa y la necesidad de adaptarse a un mercado global en constante cambio. Al concluir, sus nuevos colegas asienten con aprobación, y algunos se acercan para expresar su entusiasmo por trabajar bajo su liderazgo.

Al salir de la sala, Hikaru siente una oleada de satisfacción. Ha dejado una impresión sólida, un primer paso firme en el camino que le espera. Se dirige a su nuevo despacho, una estancia desde donde se pueden apreciar las dinámicas arterias de Tokio. Se sienta en su silla y contempla la ciudad: su pasado, su presente y su futuro, todos convergiendo en este momento, en esta nueva aventura que apenas comienza.



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En el texto hay: crimen, japon, tokio

Editado: 05.05.2024

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