Katana: La leyenda de un Samurai

Prólogo

Hace siglos, los demonios que habitaban la tierra, se rebelaron contra sus creadores. La guerra causada por esos demonios llamados Humanos, causó un daño irreparable en el planeta. Como castigo, bajo sus pies, las sombras los acecharon. Bestias y Monstruos los masacraron.

Los humanos intentaron combatirlos con sus armas. Pero eso no era suficiente.

Llegaron a ser acorralados hasta tal punto de volver de rodillas ante sus Dioses. El Ego de estos no les permitió ayudarlos. Sin embargo, uno de ellos se compadeció de un niño. Un niño que cargaba consigo una espada de Bambú, ensangrentado y sucio. El niño suplicó desde su más honesto corazón Una Segunda oportunidad.
Aquella Diosa que lo observó, compartió con el su sabiduría y poder.

De ese modo, los Dioses decidieron forjar 5 Katanas. De las cuales se elegirían 5 portadores a los que luego se les llamaría Kirigitsus o Portadores del Orden.

Aquellos fueron los Primeros Samurais en existir. Batallaron ferozmente y se alzaron con la victoria. De los Monstruos y Bestias que sobrevivieron a los que más tarde se les llamaría Penitentes, huyeron de nuevo a lo más profundo de la tierra. Prometiendo regresar algún día. Dejando atrás, algunos de los súbitos que dominarían las tierras lejos de los Samurais.

- Que buena historia abuelito. Y qué pasó con ellos... con los Samurais? - Preguntó aquel joven.

El hombre respondió.

- Yo soy uno de ellos. Soy aquel niño que pidió a la Diosa su perdón - Sonreía.

El niño no lo podía creer. Lo abrazó y salió corriendo a contarle a sus amigos.

El hombre esperó sentado en las escaleras frente a su cabaña de madera.

Luego se levantó y se sentó sobre aquella piedra solitaria dentro del jardín de bambú.

Suspiro y se dedicó a pensar de nuevo. Habían pasado 5 años desde que se sumergió en sus pensamientos.

Cuando el niño llegó, aquel hombre ya estaba totalmente concentrado. Con sus ojos cerrados y su espada sostenida por sus manos frente a él. Como si esperara a alguien a quien entregarla.

- No te creo, eres un mentiroso. Tu abuelo sigue siendo un loco. Siempre durmiendo sentado sobre esa roca.

- Lo que les digo es cierto!, mi abuelo despertó hace unos minutos, lo juro!.

El niño más grande bufa - Vámonos chicos, todo fue una farsa.

Se alejaron de aquel nieto del hombre que más adelante se le conocería como "El hombre sobre la Roca".

- Abuelo... tu me crees verdad?... tu estuviste aquí a mi lado...

Una hoja de bambú cayó lentamente a las manos del niño.

Este sonrió y se fue feliz.

Aquel hombre desapareció a los pocos días.

Montaña Tosaki (Zona nublada):

Aquel hombre estaba caminando tranquilamente, sin prisa, sin preocupación.

- Al fin te veo Garlok - Dice deteniéndose en la densa niebla.

Una risa grave y malvada se escucha.

- De verdad puedes verme anciano?, mira a tu alrededor, no puedes ver más allá de 1 metro.

El Hombre ríe fuertemente.

- Si cierto. Pero no te estoy viendo con mis ojos Garlok. Te veo con el corazón.

- Como digas. Te he estado esperando. No olvides la cicatriz que me hiciste aquella vez. Hace 10 años.

- Perdoné tu vida, porque perdonaste la de una niña. Ahora quieres volver a revivir aquella lucha?.

El Hombre mantiene sus ojos cerrados todo el tiempo.

- La perdoné porque tu me obligaste. En ese entonces eras un verdadero Monstruo con esa Katana. Pero ya he cambiado. Déjame mostrarte...

Abre sus zarpas y arremete contra el Hombre.

- Mis nuevas Habilidades!!.

Un susurro en el viento se escucha.

Un brazo salió a volar por los aires.

Aquel hombre no parecía haberse movido.

Luego, la niebla de cortó en dos. Haciendo un camino a través del bosque y de los árboles.

- Ahhhh!!!... maldito Anciano!!... parece que aún no has bajado de nivel. Pero... no he venido sólo.

Varías sombras comienzan a aparecer entre en bosque.

- No saldrás de aquí tan rápido.

El hombre sonríe.

- Lo sé. He dibujado este camino para alguien más.

El Penitente queda confundido.

- Sal de donde estás. Vete a casa. Este no es lugar para mi nieto.

Aquel niño salió de entre los arbustos. Estaba asustado. Temblaba.

Cargaba una espada de Bambú en su cintura.

- Abuelito... abuelito!!.... vámonos de aquí. No quería dejarte ir.

- Quien es ese niño?.

Un Penitente ataca al niño.

Antes de llegar a él, se divide en 1000 partes.

- Si vuelven a entrometerse en una conversación Familiar... - El hombre abre los ojos e intimida con una mirada aterradoramente amenazante - Tendré que ponerme serio.

Los Penitentes se detuvieron.

El hombre agregó.

- Quieres hacerle un favor a este viejo?.

El niño asiente llorando.

- Podrías llevar esto a casa?.

Le ofrece la Katana que cargaba. Aquella Katana de empuñadura blanca con hilos dorados.

- Es preciada, necesito que la cuides por mi. Hasta mi regreso.



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En el texto hay: demonios, novelaligera, samurais

Editado: 20.01.2020

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