Katana: La leyenda de un Samurai

Capítulo 2: Levantarse

Podía ver el final del pasillo, solo un giro a la derecha y saldría de la academia.

- Rem... esperame... un poco más.

El país esta rodeado de varios muros. Los cuales no solo dividen el país, también las clases sociales.

Dentro del primer Muro se hallan los campesinos, cultivadores, vendedores, escuelas de nivel básico y Herreros nivel básico.

Dentro de segundo, Universidades, Empresarios, los Nobles, y Academias nivel Medio.

Dentro del tercero y último Muro, se encuentran las Familias, los senadores Politicos, Iglesia, Academia nivel Superior y el Palacio. En dicho palacio esta el Grupo de Samurais a cargo del bienestar del Emperador.

Villa Raíz, es una aldea lejos de la zona noble. Se encuentra en el primer muro. La aldea no es muy productiva o conocida. Solo tiene una fábrica de Katanas, un molino de viento, y sub sede de Espadachines.

La academia a la que yo asisto está a una hora de la aldea.

Giré corriendo hacía la salida pero...

Alguien allí se encontraba.

- Vaya, vaya, vaya... a quien tenemos aquí.

Esa forma de hablar tan noble. Su apariencia tan limpia y presencia fuerte.

Él forma parte del Comité de Espadachines. Un comité donde se hacen cumplir las reglas. Son la mano derecha de la dirección.

Su pelo rubio, ojos verdes, y cuerpo tonificado.

- Déjame pasar, necesito ir a mi Aldea!.

Sonríe.

- Adelante... pasa.

Hace un gesto de invitación con la mano.

Sentí un extraño presentimiento.

Pero no debía perder mi tiempo con absurdas suposiciones.

Corrí.

Cruce al lado de él.

De repente todo se hizo de cabeza.

Caí al suelo.

- Agh!... que fue...?.

- Lo siento, pero no puedo permitir que te vayas hasta que termines tu castigo. Son las reglas. Y en la academia se cumplen.

- No tengo tiempo, mi hermana está-

- No me importa tu asquerosa hermana. Solo quiero que cumplas como todos aquí.

Que es esta sensación?... mi cuerpo arde...

Me levanté.

Corrí de nuevo.

Él chico se interpuso y bloqueó mi camino.

Intenté evadirlo. Pero su velocidad era como la mía.

Hice un amague, tomé impulso y salté hacía enfrente.

- Sorprendente... eres más rápido que cualquiera que haya intentado escapar...

El corre detrás de mí. Su velocidad me alcanza.

- Pero... no estás en el nivel adecuado para retarme.

Me toma por la camisa y me lanza al fondo del pasillo.

Mierda!!.

Me deslicé por el suelo. Volví a levantarme.

Pero él ya estaba frente a mi.

Me dió un golpe en mi plexo solar.

Caí de rodillas.

- Y así... se arrodillan los pobres hacía nosotros los nobles... ahora ponte a dormir.

Dirigió su patada a mi cuello.

Va a noquearme. Tiene mucha fuerza en sus piernas...

Un golpe sordo inundó el pasillo.

Tenía mis ojos cerrados. Los abrí lentamente.

- Corre... yo lo detendré.

Ella... Shiro Yashida.

Ella detuvo aquella fuerte patada con sus brazos.

Me quedé congelado por un momento.

- Porque me estas-

- Vete rápido. Detener a un integrante del Comité de Espadachines no es fácil. Él es Arata, el miembro con las piernas más rápidas en el Comité de esta academia. Es cuestión de tiempo. Corre!!.

Incluso alguien tan asombrosa como ella le tiene respeto al Comité.

- Gracias!.

Corrí.

- A donde crees que vas idiota?...

Se suelta del agarre de Yashida y corre de nuevo a mi.

Shiro intenta barrerlo con sus piernas. Pero Arata salta y esquiva su intento.

- Nada mal.

Shiro se pone de pie girando su cuerpo en forma de torbellino y salta hacía la pared. Toma impulso con sus piernas y se lanza a gran velocidad contra él.

Arata hace una patada de hacha vertical.

Shiro recibiría el impacto pero...

Se envuelve en su pierna y lo arroja hacía abajo.

No pude seguir viendo. Seguí corriendo.

Espero que esté bien...

Después de unos minutos corriendo, mi cuerpo comenzó a demostrar signos de fatiga.

Mis pulmones estaban casi vacíos.

Mi diafragma dolía.

Mi garganta estaba casi cerrada.

- Rem... rem... - Jadeo* Jadeo*.

Cuando llegué...

Nuestra casa estaba incendiada.

- No... no no no... Rem... Rem.... - Murmuré.

Me acerqué corriendo y una enorme sombra peluda se levantó de entre los escombros.

Me detuve en seco. Estaba horrorizado.

Eso es... un Penitente...?

Su tamaño era de casi 3 metros. Una bestia con garras tan largas como una banana.

Tenía en su boca el cuerpo de una niña.

- Rem...?

Me sentí destrozado. Perdí mis fuerzas para luchar... lo perdí todo.

Escuché una caída de rocas cerca a los escombros.

Rem estaba allí. Escondida.

Entonces la niña es...

Aquel zapato. Ese color. El lugar donde murió.



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En el texto hay: demonios, novelaligera, samurais

Editado: 20.01.2020

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