Junto a su cuerpo recostado en una manta dentro del campamento, estaba Margot colocando paños húmedos en la frente de Wayne.
—¡¿Que le ha sucedido?!.—Pregunto Kecia mientras se sentaba junto a Wayne y le tocaba el rostro ensangrentado.
—N-no lo sé.—Respondio Margot con voz nerviosa.
—Los tres estábamos recogiendo leña y de repente comenzó a sangrar su nariz, le coloque mi pañuelo en la nariz intentando que dejara de sangrar pero fue inútil, la sangre no paraba, luego dijo que no sentía sus piernas y se cayó al suelo.—Hablo Sean.
Al tocarlo Kecia pudo notar que Wayne estaba hirviendo en fiebre y que su cuerpo comenzaba a temblar.
—Hey, Winnie, hablame...dime si has comido algo fuera de lo que todos hemos comido...
Al ver que Wayne no hablaba y comenzaba a respirar entrecortado, sus nervios aumentaron.
—¡¡¿HA COMIDO ALGO FUERA DE AQUÍ??!!.—Pregunto en voz alta.
—No, he estado con él todo este tiempo. ¿Kecia que tiene? Jamás había leído sobre algunos síntomas parecidos. Kecia por favor ayúdalo ... Yo no sé que hacer.—Hablo Margot.
—Continuen colocándole los paños.—Hablo Ceom.— ¿Ha tenido sintomas extraños en estos días?
—Hace un par de días me dijo que por un momento sintió que todo le daba vueltas.
Ceom se sentó del otro lado y observo que Wayne respiraba cada vez menos.
—Ay no.— Ceom coloco su cabeza en el pecho de Wayne y sintió como este carecía de respiración. De inmediato lo alzó en sus brazos y lo llevo fuera. Lo recostó sobre la nieve y silbo llamando a su Tesco.
—¡¿QUE HACES?! .—Pregunto Megan también preocupada.
—Necesito que se alejen.— Todos se alejaron preocupados y cuando llegó el Tesco, Ceom le ordenó que se hiciera al lado de Wayne, de este modo la fiebre cesaría un poco.— Lo siento amigo.—Le hablo al tesco mientras sacaba una pequeña daga y hacía una pequeña cortada en la pata de este. Luego puso la sangre que salía de este en la boca de Wayne.—Por favor que funcione.—Rogó en voz baja.
Luego de unos segundos Wayne comenzó a respirar poco a poco hasta llegar a su ritmo normal.
Ceom sonrió y este lo miro fijamente.
—¿mejor?.—Preguntó a Wayne y este asintió lentamente con su frente aún sudorosa por los escalofríos.
—Esta más cálido.—Hablo mientras sentía el cálido pelaje del Tesco.
—Lo llevaré a la tienda.—Ceom lo levanto y lo llevo a una tienda sola y lo recostó sobre unas mantas y lo abrigo un poco. El tesco continuó a su lado.—Él me avisará si algo te pasa Wayne.
—Q-ue me...pasa?—Hablo con su voz temblorosa.
—No lo sé amigo, improvise, por el momento te sentirás bien pero se que regresará. No te esfuerces, duerme y descansa Wayne Jackson.
Wayne asintió y cerró sus ojos mientras veía a Ceom salir de la tienda.
Al salir, una avalancha de preguntas cayó sobre él.
—¿Que le sucede?.—Preguntaban Margot, Maya y Megan.
—Es grave. Será mejor que nadie entre, no sé si sea prendedizo.
—¿Que le has hecho?.—Pregunto Kecia.
—Leí sobre los tescos y sus propiedades curativas, llevan energías y defensas en la sangre...Wayne se estaba ahogando, fue en lo único que pensé. Lo siento.
Kecia lo abrazo.
—Ay Dios... gracias. No sabía que hacer, lo siento, perdón por no saber que hacer.
—Nadie sabía que hacer.—Hablo Megan.
—¿Será una nueva peste?.—Preguntó Sean.
—Jamás había visto síntomas así.—Dijo Gadath.
Se preguntaban entre todos si sabían algo al respecto, pero la respuesta era la misma cara de confusión.
Más tarde todo estuvo más en calma , todos seguían haciendo el trabajo diario, pero sobre Kecia caía un temor grande. Necesitaba hablar con él sin que nadie la viera intento escabullirse en la tienda de Wayne pero antes, la gruesa voz de Rarforth la detuvo.
—Debo hablar con usted majestad.
Kecia lo miro y asintió. Rarforth le señalo que debían hablar en la tienda, debía ser algo importante pues el rostro de este imploraba que le hiciera caso.
Ambos entraron en la tienda donde Rarforth dormía.
—Perdon ser tan inoportuno majestad. Pero...—Rarforth se acercó a Kecia y susurro.—Descubrí algo sobre el narciso y sobre todo...descubrí que nos están vigilando.—Aquello último hizo que Kecia abriera sus ojos de par en par.
—¿A qué te refieres Rarforth?...¿como lo sabes?
—Aquí...—Señalo un libro, pasaba desapercibido, pero entonces noto que estaba escrito a mano.—Es el diario de su padre. No soy partidario de fisgonear entre las cosas personales de otras personas, pero esto es importante.
Kecia pudo observar bien la página que tenía una flor dibujada, entonces noto que no era cualquier flor, era un narciso.
—Así es Majestad.—Continuo Rarforth.—Dice lo que ya sabemos del collar, pero también dice...aquí, escrito en idioma antigüo. —Rarforth le señalo la parte escrita en forma de signos raros y Kecia lo tomo entre sus manos.
Ponía: "Dos vidas para ser destruido"
—Dos vidas...quiere decir que no podemos destruirlo así sin más.
—Si el plan era arrebatarlo de sus manos ahora será más difícil, el narciso se mete en tu cabeza, la sed de poder crece, y la magia siempre cobra el doble.
—Bien...¿mi hermano lo sabe?.
—No lo encontré, así que solo se lo estoy contando a usted.
—Y ¿por qué lo de que nos están vigilando?
—Como sabe, entre los muchos poderes que posee esa flor, se destaca el de controlar bestias espíritu de otros. Y da la curiosidad que desde hace una semana estuve vigilando ciertas avecillas.—Termino mostrando disimuladamente a Kecia el árbol que había a unos metros de allí, sobre este una docena de aves cuervo con alas de murciélago, miraban fijamente hacía las tiendas.
—¿Como estás tan seguro?
—En mí experiencia con las aves aprendí mucho, y mi avecilla...—El ave con colmillos de Rarforth se posó sobre el hombro de este.—...Puedo sentir lo que trata de hacerme saber, y eso es una sola palabra "vigilando" ; estás aves son conocidas por tener buen ojo y sobre todo por llevar buenos chismes a sus dueños.