El universo... un espacio oscuro donde existen miles de cuerpos celestes, estrellas y simples rocas gigantes. Dentro de este existe la vida tal y como la conocemos, pero también existe algo muy macabro, algo muy aterrador que cualquier ser desearía jamas conocer. En el basto universo siempre han existido historias o relatos sobre seres omnipotentes cuyo poder haría que cualquier ser fuera un simple átomo a comparación de estos, era muy común pensar que esto era imposible, que eran simples argumentos vagos para justificar el origen de la vida, pero todos esos argumentos se quedarían cortos por lo que realmente había afuera...
En el universo existen miles de galaxias en las cuales existen multiples planetas. Albergadas por una gran cantidad de vida... Todas son múltiples especies con muchas diferencias entre ellos. En este plano existente casi todo se rige por poder, pero en este plano aveces el poder se queda corto ante lo que hay afuera
En una de las tantas galaxias que existen hay una llamada vía lactea, Dentro de ella se encuentra el planeta conocido como la tierra, el cual esta lleno de una especie llamada humanos, en esta vemos que en un hospital se encontraba un hombre con una contextura algo fornida, ojos café y algo de cabello de color negro y una piel acanelada. Este se encontraba sentado de una de las salas de espera, se le notaba nervioso debido a sus manos entrelazadas. No obstante este sería llamado por una enfermera, no muy joven, algo delgada y con un cabello que caía hasta los hombros. Esta amablemente se acercaría
—Disculpe, ¿Usted es el señor Antonio?
El hombre al escuchar su nombre se levantaría rápidamente de la silla exaltado
—Si soy yo, dígame ¿Como está mi esposa? ¿Ya nació el bebé? ¿Todo salió bien?
—Si señor todo salió muy bien, su esposa no presento complicaciones. Ambos están bien
La enfermera diría todo esto con una expresión bastante alegre
Antonio aliviado daría un suspiro en señal de que su preocupación se había ido
—¿Ya el bebé está los brazos de mi esposa?
—Si, puede ir a la sala que está a la izquierda, ahí están su bebé y su esposa
—De verdad gracias enfermera
—No hay de que agradecer señor
La enfermera dio una pequeña sonrisa mientras cerraba los ojos, al abrirlos notaría que el señor ya no estaba ya que este había corrido con todo lo que podía tan solo para ver a su bebé y esposa. Al llegar a la entrada de la sala este sin dudar entraría solo para ver una escena que lo conmoveria por completo. No era más que su esposa junto a su bebé recién nacido, era una mujer muy hermosa, con una gran cabellera de color castaño con unos ojos de un marrón claro, una contextura delgada además de una piel blanca, la mujer estaba cansada debido al parto pero desprendía una gran felicidad con esa sonrrisa que tenía al ver a su bebé entre sus brazos
Antonio se acercaría más de cerca siendo esto notado por su esposa, estos al mirarse intercambiaron una gran sonrrisa, Antonio se acercaría más y vería a su bebé, sin duda se parecía a su padre, Antonio con los ojos cristalinos hablaría con su esposa
—Ay Samantha, nuestro niño es precioso. Hasta tiene el mismo color de ojos que tu
Su esposa con la misma felicidad hablaría
—Si mi amor. Es idéntico a ti, son como dos gotas de agua
Samantha estaría bastante cansada por todo lo que fue el parto pero aún conservaba la energía suficiente para hablar aún que sea un poco
—Tienes razón, pero el también tiene muchos rasgos de tu familia. No tienes idea de lo feliz que estoy. Parecía ayer que te conocí en ese parque y ahora estamos viendo a nuestro hijo
—El tiempo pasa muy rápido Antonio, este niño es la prueba más pura del amor que nos tenemos
Antonio se acercaría para abrazar a su esposa y está conservaba al niño todavía en sus brazos, así compartiendo un momento que conmoveria a cualquiera. Samantha estaría pensativa ya que todavía no habían decidido el nombre para su hijo
—Oye Antonio, aún no hemos hablado de cómo se llamará
—Es cierto... bueno creo que tengo el nombre indicado para el
—¿Ah si? Dime ¿Cual es?
—Axel... su nombre será Axel, siento que le queda muy bien ese nombre
—Con que Axel... si, a mi también me parece un buen nombre
Samantha empezaría a ver un poco más de cerca a su hijo solo para decirle unas palabras
—Eres un niño precioso Axel. No tienes idea lo de felices que estamos tu papá y yo por tenerte con nosotros, haremos todo lo que podemos para que jamás te falte nada. Con solo ver esa carita ya eres un orgullo para nosotros
Así tanto padre y madre se encargarían de darle un gran futuro a ese niño o quizás la vida tenga otros planes para el...
Pasarían los años y Axel había crecido, este estaba en el edad de 23 años, un adulto prácticamente. Axel como cualquier persona empezó a realizar actividades como levantar pesas, empezar a dibujar y quedarse mucho tiempo jugando, sin duda era algo que lo mantenía tranquilo... Pero Axel no llego a hacer todas esas actividades por gusto personal, era lo que más le gustaba hacer si, pero había algo más del por qué realizaba todo eso... Axel siempre esperaba la hora pacientemente para realizar sus diversas actividades, la que mas le gustaba era entrenar, este se la pasaba más de 4 horas entrenando al día, lo cual era bastante tiempo para cualquiera, sin duda había algo más detrás de esa obsesión...
Axel estaba cursando la universidad tomando la carrera de arquitectura y en ese mismo lugar había conocido a una chica que resultó ser importante dentro de su vida, aún que al principio este estaba reacio a conocer a alguien no puedo evitar querer conocerla, en el fondo para el aún que no le gustará admitirlo este estaba profundamente enamorado, aún que el quería hablar de cómo se sentia el simplemente se detenía por que pensaba que todo saldría mal, la pregunta era ¿Por que? ¿Por que Axel pensaría que todo podría acabar tan mal? De todos modos han sido amigos por mucho tiempo, ambos demostrándose un cariño especial, pero esos sentimientos siempre están latentes en Axel
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Editado: 23.05.2024