"¿Por qué ocultaba siempre cualquier dolor sin permitir que nadie lo comprendiera?"
Toda vida es la herida que no cicatriza tan sólo una pieza que falta por última fuerza del alma que carga tan pesada en sonrisa rota a la primera mirada.
Evitamos acordarnos del dolor que nos ayuda a escribir, evitamos acordarnos del sudor que nos hace sangrar, coser heridas que no tendrían por qué sangrar, tal vez estemos rotos en pedazos para poder encajarnos mejor.
No todo está hecho para ser comprendido, al cielo no puedes encadenarlo tan sólo de cada pétalo extirpado.
No importaba cuánto doliera, deje que sangrara hasta la última espina. No importaba lo oscuras que fueran las pesadillas, no importaban las cenizas de
las páginas espinadas tan sólo algunas condenas no se eligen.
No permitas que el dolor te destruya, no dejes que el sufrimiento te convierta en quién no eres. No podemos elegir el dolor, pero podemos elegir cómo vivirlo.
Siempre hay algo contra lo que luchar, marca que nunca dejaba de quemar, vena que cortar, cicatrices que no dejaban de sangrar, no hay piel capaz de cicatrizar.
Sufrimiento que jamás había acabado de sangrar, fragmento cosido bajo la piel que nunca podía desprenderse, una pieza que nunca había dejado de completarme.