No hay ninguna grieta que no pueda ser curada. Lo roto tiene arreglo tan sólo soltando aquello que te hacía daño, del corazón arrancártelo algo para repararlo, tan quisiera un envoltorio externo cubriéndolo.
Las cicatrices no son recuerdos de lo que se ha roto sino de lo que se ha superado. Todo lo roto dentro de ella se uniría por sí solo, el veneno ya había comenzado a curar la herida.
A pesar del dolor sanaran las grietas del corazón, en las mismas heridas se encuentra la cura porque cuando algo se rompe se encuentra la manera de arreglarlo.
El espejo es un arma de doble filo, cuando me perdono me desato de aquello que me hacía daño sólo el que sane el pasado ya no le hará daño.
Hay almas que se quiebran, hay heridas que sanan, las espinas se quitan, las tormentas se suavizan. Sólo nosotros podremos sanar nuestras heridas, así como sólo nosotros pudimos sufrirlas, sólo nosotros sabemos dónde van los pedazos.
A veces las personas rotas llaman a otras igual de rotas y en lugar de que esas piezas corten sus bordes encajan porque los dos entenderán el dolor y el sufrimiento por lo que ambos han pasado.
Un corazón partido no le encuentra sentido a un mundo tan corrompido que humano por malherido, uno con el corazón roto otro con un pasado que lo sigue al lado. De eso se trata el dolor que aunque no haya color te acerque al amor.