Knoxem

Capítulo 5: Incomodidad.

—Maren, concéntratedijo Alexei en voz baja, sabía que estaba detrás de mí, podía sentir su hombro rozar con el mío pero a pesar de eso, oía su voz tan lejana. No podía contestar, sentía mi cuerpo adormecido por el frío que me recorrió al ver aquel rostro entre la multitud tan sombría e indiferente: el rostro de mi hermano mayor, desparecido y dado por muerto hace tres años. Poseía una mirada totalmente perdida como si nada de lo que lo rodeaba importara algo, se había convertido en el envase de un asqueroso inquilino. ¿Me estás escuchando?

Es éllogré decir en un sollozo al mismo tiempo que sentí todo mi cuerpo temblar ante la impresión.

Cubrannosordenó el rubio al ver que no me movía de mi lugar. Al instante los demás se adelantaron a nosotros dándonos la espalda para impedir que alguien tuviera una mejor vista de nosotros. Alexei tomó mi mano jalándome con disimulo para que avanzara porque habíamos atraído ya algunas miradas y sentía que todas estaban sobre mí.

Concéntrate en mí, Marenme pidió mientras sentí cómo mis sentidos volvían a recuperarse de a poco cuando ladeé la cabeza para concentrarme en lo que me decía. Fue ahí cuando percibí la fuerza con la que me tenía agarrado de la mano, seguramente para que ya no temblara. No dejes que te afecte, ya casi llegamos. El calor de mi rostro no se debía solamente al pánico que comenzó a invadirme una vez que recordé dónde estaba, sino que su aliento caliente golpeaba mi rostro por lo cerca que estaba, gesticulando casi de manera imperceptible porque si lo veía algún inquilino, estaríamos perdidos. Asentí apenas y continuamos caminando hacia el callejón que nos llevaría de vuelta a la base.

Una vez que nos colocamos en la base invisible del ascensor nos volvimos igual de imperceptibles a la vista y descendimos a la Academia. Una vez dentro todos soltaron el aliento que tenían contenido y no pasó más de cinco segundos que comenzaron a criticarme e insultarme por lo que había pasado.

"Por poco nos descubren por tu culpa", "Después de esto me aseguraré de que no te dejen pisar nunca más la superficie", "Estúpida, casi nos matan por tu sensiblería".

Me sumergí en la tina por unos segundos con la intención de que mi cerebro se distrajera un poco. Luego de lo que pasó nadie me había vuelto a mencionar el tema de mi hermano, lo único que mantuvieron presente de ese día fue el peligro al que los expuse a todos. 

Era sabido que los Inquilinos usaban como "envases" a los humanos para poder desplazarse sobre el suelo terrestre y esto lo conseguían a través de un Vaciamiento Cerebral, un proceso que consistía en vaciar o eliminar los datos de un cerebro para reemplazarlos por ajenos, y una vez que se realizaba no quedaban rastros de la persona original, solo su cuerpo y rostro.

La figura que yo reconocí como mi hermano, no era más que un pedazo de carne andante, estaba en cuerpo pero su memoria, corazón y alma ya se habían ido. Pero yo no lo había soltado aún, tan así que apenas vi su rostro mis emociones me traicionaron al encender una llama de esperanza en mí que casi me costó la vida de mis compañeros y la mía. 

Salí del agua para tomar aire y terminar de enjuagarme el cabello. Quería intentarlo una vez más, hoy tendría otra oportunidad de recuperar la confianza que mis amigos perdieron en mí y admitir que había sido yo quien arruinó todo, que me había equivocado terriblemente y que lo sentía.
Ahora que recordaba, en ningún momento me disculpé por lo ocurrido, solo di por hecho que me lo dejarían pasar, otro claro error. Tonta, tonta.

Diez minutos después me envolví en una toalla en dirección a mi habitación. Una vez que hidraté todo mi cuerpo y me perfumé comencé a vestirme con el conjunto que había preparado para la peña. Un body blanco de un solo hombro, jean ajustado de tiro alto en color azul marino, sandalias altas negras y una campera de cuerpo del mismo color. 
Escuché que tocaron el timbre, por lo que me apuré a pintarme los  labios de fucsia y alargarme las pestañas antes de ir a recibir a Nuria.

Abrí la puerta y lo primero que vi fue una sonrisa nerviosa en el marco de la puerta.

—Hola—saludó alegre levantando una mano para agitarla un poco como si fuera un niño.

—Hola—le respondí desviando a la vez la mirada sobre la rubia que estaba a su lado con un gesto de "¡sorpresa!".

—¿Te mencioné que hasin viene con nosotras?—se hizo la desentendida— Por tu expresión puedo deducir que lo olvidé otra vez.

—Al parecer sí—contesté mientras tomaba las dos botellas de alcohol que tenía en la mesilla junto a la puerta para luego cerrar con llave e irnos.

—Perdona su actitud—le dijo nuria al chico omaira—, al principio es borde pero luego te darás cuenta de que es un amor.

Traté de hacerme la idea de que hasin pasaría a formar parte del grupo definitivamente, a nuria parecía caerle bien, por lo que decidí darle una oportunidad al chico. Solía ser algo arisca para agregar gente nueva a mi círculo de amigos, pero el omaira me inspiraba algo de confianza por la mirada infantil que llevaba todo el tiempo.

Fuera de la academia no sé lograba escuchar nada, ya que  estaba fortificado para que el sonido no escapara de sus paredes. Por esta razón la música retumbó de golpe en nuestros oídos apenas entramos.
Ya había demasiada gente repartida por los pasillos pero la mayoría estaba acumulada en la cafetería como todos los años, era casi imposible saber si todos eran estudiantes de la academia, pero lo más seguro era que no lo fueran. 

Fuimos a dejar las bebidas que cada uno había traído en las hieleras de la barra, en donde esperamos a que nos prepararan algún trago ya fresco. Miré a mi alrededor buscando caras conocidas.

—¿Y ahora qué?—preguntó hasin ansioso parado junto a la barra, no se había querido sentar como lo habíamos hecho nuria y yo.




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