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Un abogado.

¿Qué coño hace un abogado parado frente a mi puerta?

Lo miro. Repasándolo una y otra vez. Desde su cara, su mirada, sus facciones, hasta su postura.

Me hago a un lado para dejar que entre. Con rostro serio, con la vista, sigo sus movimientos.

Él se mueve hasta sentarse en el sofá de una plaza, en la que anteriormente estaba yo sentada. Deja su maletín a su costado y pone las carpetas en la mesa de cristal frente a él.

Klaus me mira sin entender nada. Yo solo levanto mis hombros en señal de que yo tampoco sé porque un abogado está en mi casa. Quizás y sean por los asesinatos que cometí. En ese caso tendría que preocuparme.

El abogado levanta la vista hacia mí, indicando que me acerque. A pasos lentos y seguros me acerco al sofá en el que está sentado Klaus y me siento al lado de él. Me echo adelante posando mis codos en mis rodillas.

- ¿Qué es lo que tiene que decirme? - digo mirándole con molestia.

- Kristeen Lavrov Volkóv, hija mayor de Axel Lavrov y Elena Volkóv. Tu madre y tu tío murieronen un accidente automovilístico, ¿no es así? - dice como si fuera lo más normal del mundo. Lo miro con el ceño fruncido y tenso la mandíbula.

¿De que mierda está hablando este señor? ¿Mi tío? ¿Y quién coño es Axel Lavrov? ¿Por qué yo no sé nada de esto?

- Explícate. - digo confundida. Me froto la sien, para sacarme el estrés.

- No tengo que explicar eso. - dice con el ceño fruncido. - Eres hija de Elena y Axel, el gemelo de Alexander.

- ¿Qué coño...? - la tierra de repente deja de girar. Mi mirada se pierde en algún punto de la pared.

¿Qué está pasando? ¿Cómo se supone que yo tome esa información? Ahora mi cabeza está para reventarse.

- Pero no estoy aquí para eso. - su voz me saca de mi ensoñación. Giro mi cabeza hacia él y frunzo el ceño.

- ¿Entonces para qué? - digo con fastidio. No tengo mucha paciencia y este señor se la está comiendo enterita.

- Vengo a darte el testamento que tu madre y tu tío te dejaron al morir. - abro los ojos con sorpresa.

¿Testamento?

Putas preguntas sin respuesta.

- ¿Qué quiere decir con testamento? - pregunto con una pizca de interés.

Seguramente no sabía de esto porque salí huyendo del hospital a penas desperté. Pero, ¿por qué esperar hasta ahora para decírmelo y no cuando cumplí los dieciocho años, hace unos meses atrás?

- La herencia que tu madre y tu tío te dejaron cuando murieron. La firmaron ellos mismos y te escribieron una carta. - dijo rebuscando en su fina cartera de cuero, relleno de papeles por todas partes.

Mi mente desconectó en ese instante.

¿Cómo que mi tío? ¿No se suponía que era mi padre? ¿Que mierdas está pasando aquí que no estoy entendiendo nada?

¿Y quién coño es ese tal Axel?

No me di cuenta de que dos pares de ojos me miraban, intentando llamar mi atención.

– Quiero leer la carta primero, me da igual lo que hayan dejado. – dije mirándolo seriamente, me estaba arrepintiendo de haberle abierto la puerta.

– Claro. – contestó, pasándome la carta, que posteriormente había sacado del desordenado maletín.

Estiré la mano, que sorprendentemente estaba temblando, la alcancé con cuidado. Me quedé mirándolo fijamente, no sabía si abrirlo o no.

Quiero decir, ¿que es lo que verdaderamente tendrá escrito esa carta? ¿Una despedida con arrepentimiento? ¿O una verdadera explicación del porqué no me informaron antes de mi hermano?

¿Por qué ocultarme tanto tiempo esa información?

¿Y si en realidad iba a abortarlo o ponerlo en adopción? ¿No pensaban decirme nada del tema hasta que naciera el niño?

Volví a concentrarme en la carta, parecía un poco desgastada, el papel estaba amarillento, como si lo hubieran escrito hacía mucho años. Teniendo en cuenta que mis padres, más bien madre y tío, murieron hace dos años, posiblemente concuerde.

Con la mano aún temblorosa abro con inquietud el sobre, sacando con demasiada lentitud el papel que descansaba dentro.

Reconocí inmediatamente la letra de mi madre, tan fina y elegante como lo era ella.

Sonreí ante el recuerdo.

Mi sonrisa desapareció al saber que tenía que empezar a leer la carta.