El sueño
Hoy era el gran día por fin había llegado el momento de presentarme frente a la embajada española para tramitar mi ciudadanía. Era un sueño que tenía desde pequeña, así que me levante temprano pese a que mi cita era a las 11:00 am pero tendría que recorrer 240 km hasta la Habana.
Una vez en el auto junto a mi padre y mi abuela partimos hacia nuestro destino. Me coloque mis audífonos y puse la playlist que había preparado para este viaje. Eran las cuatro de la mañana la carretera estaba oscura, pero a pesar de eso me pase parte del viaje observando por la ventanilla.
Dos horas después empecé a sentir como se me cerraban los ojos del sueño. Y de un momento a otro me encontraba en los brazos de Morfeo. Lo próximo que sentí fue a mi papa intentando que despertara.
—Cathryn despierta ya hemos llegado —volvió a insistir mi padre.
—Umm déjame un ratico mas —dije acomodándome en el asiente.
—Cath ¿No quieres desayunar? —escuche a mi abuela y lentamente abrí un ojo.
—¿Me compráis un frappe? —pregunte soñolienta esta vez mirando a mi padre.
Luego de pasar media hora en una cafetería desayunando y haber disfrutado de mi frappe mire la hora y era las 10:00am por lo que a pesar de faltar una hora mi papa se dirigió hasta la embajada.
Me explico que debía estar antes de la hora de la cita porque si había fallas me entraban antes. Al bajar del coche me explico que como funcionaba todo. Debía estar atenta a que saliera la señora encargada de llamar, una vez me llamaran me mandaban a una ventanilla y ahí me pedían los papeles o ese había sido el resumen de mi señor padre.
Ya que no podía entrar nadie conmigo y tampoco podían hacerme compañía afuera porque debían ir hacer otras gestiones, así que me encontraba sola frente a algo totalmente desconocido para mí.
Después de esperar un rato junto a otras personas por fin me llamaron. Al subir los tres escalones de la entrada lo que más me sorprendió era que no estaba para nada nerviosa. Me dirigí a la habitación que indicaron.
—Joder —abrí los ojos como si me fueran a echar gotitas de la impresión al ver tanta gente.
—Apaguen todos sus teléfonos y guarden silencio en breve serán llamados a ventanilla —explico la señora encargada de la lista.
Tome asiento junto a un chico, puse el móvil en silencio y espere a que llegara mi turno. El día iba a ser largo con la cantidad de personas que se encontraban aquí. Sentí vibrar el móvil y como puede vi que era mi padre así que le envié un mensaje.
“Mensaje enviado”
Me: No puedo hablar ahora.
Benditos mensajes predeterminados eran de mucha ayuda en momentos así. En ese momento fue cuando sentí que me llamaban.
—Cathryn Hershberger —me puse de pie y vi la ventanilla que me señalaban— ventanilla seis.
Camine con mi carpeta en brazos hacia la señora que me habían asignado pensé que iba a ser una amargada y me iban a tratar mal pero todo lo contrario la señora era un amor.
—Buenos días —salude y saque mi carnet.
—Buenos días —me respondió la señora tomando mi carnet— ¿Me entregas los documentos?
—Oh claro —extendí la carpeta con todos los documentos ordenado.
—Perfecto —dijo revisando el contenido de la carpeta— ahora rellenas este papelito pones aquí tu nombre, acá la fecha de hoy, luego firmas aquí y listo —me indico lo que debía hacer y rellene el pequeño documento— Correcto ya puedes irte, dentro de 15 días avilés obtendrá respuesta mediante su correo electrónico.
—Muchas gracias —dije para luego salir y llamar a mi papá.
“Llamada saliente”
Papá:
Espere a que contestara y al tercer tono…
—Cariño ¿todo bien? ¿Ya saliste?
—Sí, acabo de salir —respondí mientras me alejaba de la embajada.
—¿Cómo te fue? —pregunto.
—De maravilla, ya solo toca esperar.
—Paso por ti en cinco minutos.
—Ok te espero en el parque de las palomas —luego de eso colgué.
Seguí caminando hasta llegar al parque que se encontraba frente al puerto. Me senté a ver como las personas pasaban, otras le daban de comer a las palomas y luego estaba yo solo observando hasta que sentí el claxon de un auto y al mirar me percate que era para mí.
Fui en su dirección, me monte y partimos. Dimos algunas vueltas por la Habana, tome varias fotos con el móvil. Me gustaba la fotografía, pero aquí era muy difícil tener una buena cámara así que me las apañaba con el teléfono.
“15 días después”
Habían pasado el tiempo estimado y estaba un poco nerviosa por la respuesta así que deje mis datos conectado el día entero esperando la notificación de un correo. No fue hasta las 2:00 pm que sonó el móvil con una nueva notificación. Al revisar era un correo del consulado.
Estimado/a señor/a Cathryn Hershberger mediante este correo se le notifica que fue usted aprobada…
No lo podía creer, me había quedado paralizada de la emoción hasta que reaccione y me puse a gritar y saltar como loca. Enseguida entro mi padre a mi habitación.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntaba asustado de que me hubiera pasado algo y mirando a todas parte.
—No lo vas a creer —la emoción no me cabía en el pecho así que como pude le explique— fui aprobada, ya puedo viajar, soy española, no lo puedo creer esto es… no tengo palabras —me temblaban las manos y mi padre se acerco a mí a darme un abrazo y las felicitaciones.
—Mi pequeña lo logro —dijo depositando un beso en mi frente— ¿Estas listas para lo que viene ahora?
—Estoy más que lista para seguir luchando por mis sueños