La Alumna Vacía y El Profesor Solitario

PAULA: Las Barreras Invisibles

Hoy Betty aprovechó que Mateo no estaba en su lugar para preguntarme algo.

Cada que veo que alguien se acerca a mí tengo la sensación de que, sin querer, creo una barrera. Quizás arrugo el rostro sin darme cuenta y espanto a todos con mi expresión. No es que deteste que se me acerquen, solo me siento muy nerviosa.

Betty se sentó en su antigua banca con toda la naturalidad del mundo, como si nunca hubiera dejado de ser suya, y empezó a hablar de una tarea. Su voz tiene una textura cálida, como si pronunciara las vocales en suspiros. Su cabello corto, color negro, resplandece como un cielo estrellado.

Es una chica tan agradable, me extraña que se junte con personas tan escandalosas como Mirna y Nayeli.

—Oye… ¿Tú y Mateo son novios?

Tardé en comprender la pregunta tan repentina de Betty. No entendía en que se había basado para preguntar algo así.

—Eh… N-no…

Se quedó un momento en silencio mirando el suelo antes de seguir hablando.

—¿Puedo preguntarte otra cosa?

Asentí. Ella inclinó la cabeza ligeramente como en gesto de agradecimiento. Se tomó su tiempo y pronunció cada palabra con mucho cuidado.

—¿Tú crees que un chico y una chica puedan tener una relación de amistad sincera?

Me quedé congelada. Jamás me había cuestionado algo así. Nunca he tenido amigas mujeres, mucho menos amigos hombres. ¡Desconozco por completo cómo funciona esto!

—Todos en el salón piensan que tú y Mateo son novios. Supongo que no están acostumbrados a ver una amistad entre un chico y una chica —Se quedó callada, apretó los labios un poco antes de seguir hablando— ¿Sabes…? En la secundaria yo pasé por algo así. Me juntaba mucho con un chico que me caía muy bien. Se llamaba Matías Omnos.

Al pronunciar el nombre Betty lo hizo lentamente, enfatizando cada silaba. Hizo una larga pausa y se me quedó viendo fijamente, como intentando adivinar algo en mi rostro.

—¿No te suena el nombre? —Preguntó muy seria— Matías. Matías Omnos.

Yo me quedé reflexiva, intentando recordar con todas mis fuerzas a algún Matías. Betty parecía molesta, como si le ofendiera el hecho de que yo no conociera esa persona.

Segundos después apretó los labios y suspiró. Pensé que se levantaría del asiento enojada pero siguió:

—En fin…

»Matías y yo éramos muy buenos amigos. Nunca me pareció raro estar tanto tiempo juntos. Nos divertíamos mucho. Pasábamos horas y horas resolviendo rompecabezas. Era nuestra afición en ese entonces. También nos ayudábamos con las tareas y los trabajos. Algunas chicas con las que me juntaba me decían que, si no era mi novio, debía dejar de juntarme con él. No lo entendí. Durante mucho tiempo no lo entendí… hasta que, un día, Matías empezó a salir con una chica.

»Al comienzo no me importó. No recuerdo el nombre de la chica, no era de nuestra escuela, pero sí tengo muy presente lo bonita que era. Después de eso… jamás supe si fueron celos o qué, pero me di cuenta de lo mucho que me gustaba Matías. Me gustaba mucho más de lo que yo hubiera pensado en un inicio y no tienes idea de cómo me dolió saber que estaba con alguien más —Betty se quedó en silencio con la mirada ausente, quizá estuviera recordando esos días— Como sea. No a todos les tiene que pasar lo mismo ¿Verdad? Solo… bueno, no sé ni porqué te cuento todo esto. Es solo que me acordé. Lo siento. Es muy fácil hablar contigo.

Entonces llegó Mateo. Betty se levantó sin decir nada y me sonrió como diciéndome “Espero poder hablar contigo en otra ocasión”.

Desde entonces me he estado preguntando si Betty y yo podríamos ser amigas. Lo veo algo difícil dado que nunca se separa de Mirna y Nayeli.

Igual no entiendo por qué está con ellas. Siempre están riéndose con unas carcajadas que lastiman los oídos. Mientras tanto ella se queda forzando una risita. Creo que no se dan cuenta de que Betty no está cómoda. Es como si fueran ajenas a lo que Betty siente, o puede que ni siquiera les importe.

Cuando miro a Betty acompañada de esas dos no puedo evitar pensar que es una persona muy distinta a la Betty que se sentó a mi lado para hablar sobre Matías Omnos.

Por eso, aunque lo veo difícil, no dejo de pensar en sí tal vez ella y yo podríamos ser amigas.

La simple idea me hace feliz. Mi corazón se acelera. Debería intentarlo.

Si… debería.




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