Narra David
Después de dejar a Danny en su casa me subo a la Limusina.
-Oye Jhon podrías llevarme a la empresa ¿Por favor? – Jhon es mi amigo desde que el empezó a trabajar aquí, si no esto mal hace como 5 años.
Es un buen tipo, lo único malo es que fuma, odio el olor a cigarro.
Pobre Danny, es un buen chico. Casi como mi hijo, pero es muy testarudo y terco, muchas veces le he dicho que una mujer puede hacer lo mismo que un hombre, que una mujer no es como él siempre las cataloga.
Le doy el ejemplo de Lara Croft o La primera mujer que entró al ejército, pero él dice que esas son excepciones o simplemente son películas.
-Oye David, ¿Dónde está Marina? – Dijo Jhon bajando un poco el volumen del estéreo.
-Jhon… Ya hablamos de eso ¿Recuerdas? – Dije un poco molesto.
Marina era mi hija.
Ella nació de un matrimonio fallido. Me casé a los 18 años, era un pobre ingenuo. Mi esposa María me engañó con mi mejor amigo de ese entonces, nos divorciamos cuando nuestra pequeña Marina tenía 2 añitos.
María no quiso hacerse cargo de Marina así que me quedé con ella. Ella creció sabiendo que su madre era una mujer extraordinaria.
Nunca le hablé mal de María, siempre fui positivo al respecto de hablarle sobre ella.
Marina ahora cuenta con 20 años y desgraciadamente Jhon tiene 25 parece un anciano ya que ya tiene una que otra arruga en su rostro y por el cigarro su voz es un poco ronca.
No lo odio, pero me desagrada la idea de que él esté con ella.
-Claro que sí, David, pero sabes que yo… Yo estoy… Bueno, me gusta tu hija. No quiero que nuestra amistad se arruine por mis sentimientos, pero sabes que ella también siente lo mismo – Dijo él haciéndome recapacitar.
Es cierto, ella lo ama a él, por mucho tiempo me lo dijo, hasta me dijo que lo ayudara a que entrara a la empresa de donde soy publicista, pero no lo sé.
-Okey… Lo pensaré – Digo a regañadientes y apretó mis puños.
-David… Llegamos – Dice él mientras se estaciona y se quita el cinturón de seguridad.
- Gracias… ¿Sabes? Mañana déjame tu Curriculum. Les diré a mis superiores sobre ti. Crucemos dedos para que entres – No se lo dejaría tan fácil, yo no movería influencias para hacerlo entrar.
Entro a la empresa y me dirijo a mi oficina. Mientras llego a mi oficina me encuentro a Daniel, es mi ayudante y es quien recibe mis llamadas cuando yo no estoy.
A veces lo utilizo para que me traiga mi café y eso.
Es casi como un asistente.
-Oye Daniel… Quiero que llames a Manhattan… Diles que necesitamos un asistente las 24/7 para Danny Holland. Que sea hombre por favor – Me le quedo viendo un poco obvio cuando digo lo último. Todos en la empresa sabíamos que Danny siempre ha discriminado a las mujeres.
Así que hacemos lo mejor posible de encontrar a un hombre, aunque sea muy difícil.
Pasan unas horas y termino de hacer unos cuantos formularios y hacer le publicidad a Danny sobre su nuevo libro y lo subo a todas las redes sociales habidas y por haber.
Alguien llama a la puerta respondo con un Adelante Daniel entra y tiene una cara de pocos amigos.
-O no… Conozco esa mirada, ¿Qué sucede? – Le digo a Daniel, con él es fácil saber si está molesto o no. Él siempre que no consigue lo que quiere tiende a desatarse la corbata y morderse el labio inferior.
-Tenemos problemas… No hay hombres para el trabajo. Solo hay una chica… ¿Cómo se llamaba?... Así, Laurel Welks… No Laurel Welk. Es una chica principiante que nunca en su vida ha trabajado bajo presión, pero Sara me dijo que ella fue recomendada por Patty Simord – Dice él.
Patty Simord es una de las mejores asistentes que ha podido haber existido. Ella ha estado a cargo de los mejores famosos.
-¡¡DIABLOS!! ¿No hay otra opción? – Pregunto un tanto molesto.
-No. Ella es la única disponible. ¿Crees que se molestará Danny? – Pregunta Daniel.
Es más que obvio, pero no sé por qué lo pregunta.
-Claro que sí… Pero tendremos que recibirla a ella. Ella será el peor es nada de Holland – Si dice algo que se aguante – Si te llega a decir algo a ti dile que fui yo y yo me encargo.
Esto será un poco difícil para todos.
Pobre chica, no sabe que solo se meterá a la boca del lobo. ¡¡Que digo!! A la boca del mismísimo diablo.
Holland puede ser hasta el mismísimo diablo cuando se lo propone.
Esa tal Laurel no será la excepción él no la tratará como a todos o como se debe a una mujer.
Pobre chica.
Que Dios la tenga en su Santa Gloria y que guarde su vida en ese lugar.
Termino de realizar unos documentos en mi ordenador y marco el número de Sara en mi celular. Necesito hablar con ella al respecto de esa chica.