Narra John...
Solía recordar muy bien mis sueños, pero anhele nunca haber recordado este. Desperté en la misma cama en la cual había dormido la noche anterior, pero el lugar no era el mismo en lo absoluto, me levanté y vi extrañas manchas en el suelo, parecían huellas, pero estaban manchadas con... ¡Sangre! Conducían a una especie de habitación de la cual procedía una luz tentadora en la que decidí entrar, me arrepentiría después. En el cuarto se escuchaban gritos y llantos desgarradores, mis ojos se adaptaron a la luz y presencié el horror, Edward, Alice y Chris estaban siendo brutalmente torturados por personas sin ojos y una sonrisa congelada en sus caras, los rostros de los chicos estaban deformados, no tenían ojos, pero aún así, un líquido rojo en forma de lágrimas escurría por sus mejillas, traté de intervenir, pero algo me cogió del brazo.-Oh, yo no haría eso si fuera tú- dijo con una voz fingida. Era una rarísima figura con capucha, sus manos eran algo parecido a humo negro, pero de manera imposible, eran completamente sólidas
-¿Qué eres?- repliqué, intentando sonar lo menos asustado posible
-Lo soy todo- dijo con una carcajada, la figura se transformó en muchas otras cosas rápidamente, Edward, papá, mamá, Jennifer, Alice y finalmente, en mí mismo
-¿Qué es lo que quieres?- pregunté a mí otro yo
-Oh, quiero muchas cosas- respondió mientras giraba alrededor de mí- reinar en el universo, aniquilar a las asquerosas fuerzas, destruir a Edward London y el resto de Znolings- empecé a atar cabos, destruir a las fuerzas, Edward, el universo, no podía ser posible...
-¿Oscuridad?- dije titubeante, mí intento de no sonar asustado había desaparecido cuando esa cosa se había transformado en papá, la cosa a la que más temía en el universo
-¡Bingo!- gritó, y por un momento, los verdugos de mis amigos se detuvieron- eres un chico listo, y por eso, no quiero que seas parte de la destrucción, así que, únete a mí, seremos los dueños del universo, nuestro intelecto trascenderá límites, nada podrá detenernos- dijo, soltando mi brazo
-¿Y si me rehúso?- pregunté
-Si te rehúsas, terminarás como ellos- dijo apuntando con su mano, sonrió de manera sínica. El tipo sacó una moneda y la giró en su mano
-Solo es un sueño, John- pensé, aunque eso no ayudó en lo más mínimo, eso era demasiado real. En un instante el sujeto me propinó una patada en él estomago, que me mandó 2 metros hacia atrás.
-Pero el tiempo es tan corto- dijo con aire soñador- así que decide, John Smith, decide- la moneda se detuvo en su mano y todo me empezó a dar vueltas, de pronto, el sueño se detuvo. Desperté realmente, estaba cubierto de sudor hasta la punta de la nariz, mi reloj marcaba las 4 AM. En la mesa de al lado, había una nota, pero mi vista era inútil sin gafas, alejé la nota varias veces hasta que mis ojos pudieron leerla "sigueme al balcón. Edward", obedecí y salí hacía él pequeño balcón de la cabaña de Chris, él no había dormido en su cabaña la noche anterior; ahí estaba Edward, sentado en la valla
-¿Cuánto llevas aquí, London?- pregunté, rascandome los ojos
-No lo sé- respondió él- esto es cómo la clase de química, el tiempo es distinto, puede haber pasado mucho, o muy poco- esbocé una sonrisa. Edward se quedó viendo el cielo por un rato, haciendo una que otra broma del tipo "¿Puedes prestarme tus gafas? Oh, lo siento" hasta que finalmente rompió el silencio
-He tenido un sueño de lo más extraño- dijo, su voz sonaba serena- estabas tú, los Green, Alice y Chris, había alguien, o más bien, algo, que tocaba una caja musical, ustedes no tenían ojos, y mostraban una sonrisa congelada, no recuerdo mucho más, es confuso- dijo, mientras frotaba su ondulado cabello rubio. Un hormigueo subió por mi espalda, eso encajaba perfectamente con lo que había visto en mi sueño, estaba a punto de contárselo, pero fui interrumpido en el momento justo
-¡Buenos días!- gritó Chris desde abajo, dió un enorme salto y entró al balcón- espero que estén listos para el entrenamiento de hoy
-¿Entrenamiento?- dijimos Edward y yo al unísono
-Digamos que lo que tuvimos ayer, fue suerte- vaciló- nadie gana los juegos sin entrenamiento, por lo cual, entrenarán duro a partir de hoy- ambos asentimos, a Edward pareció entusiasmarle la idea, a mí, no tanto; prefería dormir o estudiar, pero más dormir, aunque en esta situación prefería evitar los sueño a toda costa. Chris nos contó lo duros que eran los entrenamientos, y lo muy "exigente" que era Patrick, de pronto, hizo un gesto como de haber olvidado algo muy importante