En el clima desértico del sur, el sol ardiente del mediodia llena los confines de las dunas de arena del desierto mientras una serpiente se desliza entre las sombras de las dunas dejando una huella en forma de lazo que se dibuja en la arena, pero que de inmediato es borrado por el viento. Mientras tanto un grupo de viajeros descansa a las orillas de un oasis bebiendo y abasteciéndose de agua en sus cantimploras, y descansando un momento del largo viaje que acababan de llegar, todos ellos cubiertos con ropajes del desierto, ropa holgada para cuidarse de la deshidratación y de los intensos rayos solares, por algo era conocido entre los habitantes del norte como "El horno".
Al mismo tiempo, en la capital del Reino de Aluz, los edificios construidos con piedra caliza, están pintados casi todos de un color naranja o blanco aqui las casa de colores no existen, es tradición que todas sean del mismo color que el desierto,mas eso no quita que sean edificios sumamente hermosos, con columnas construidas de manera elegante y cubiertas de hermosos manuscritos y arte en idioma Fazir, y en una pequeña plazuela está la famosa biblioteca de Al-faris, con cientos y miles de manuscritos y pergaminos traidos de todos los confines de Castifalia e incluso de la isla de Pozo de Alquitrán, era sumamente conocida por ser un centro de conocimiento, mientras el viento cubre de arena los tejados de las casas y la gente camina por las calles llenas de polvaredas de la ciudad de Anís, la perla del mar del Aquironte, y mientras los campesinos venden sus mercancias en los hojares del mercandal de la ciudadela, mientras hermosas telas traidas de la lejana Pian y cristales de todo tipo estan en las estanterias,
Una mujer tapada con sus ropas del desierto, se dispone a recojer agua del pequeño oasis que está cerca de ahí, mientras llena de agua una jarra de barro, se dispone a entrar en un edificio construido con inmensas formas en los techos que recuerdan a los postres llamados cremer, entra por la puerta mientras se ve en la calle como los camellos con cargas atadas en las jorobas siguen a sus dueños.
Zafiria entra en el recinto del Fäsi Mutämer, su padre, el monarca del desierto, enemigo acérrimo de los reinos del norte, y conquistador de Nueva Domikarian,
Su padre la invita al la gran cámara de los guerreros, un inmenso recinto de piedra blanca, con grandes manuscritos de califrafia fazir, decorando los muebles de madera, junto a la mesa se encuentra su madre Dunia, su hermano mayor Alfcor, y su gato Eyr, quien se paseaba libremente entre los muebles de la sala.
Su hermana menor, Alifaa, se encontraba juganto un juego de mesa con Alfcor, en un tablero de madera con casillas cafes y blancas, el juego se llamaba Hnieftafl, un popular juego que le había comprado a un mercader alfgardiano en el muelle de Anís, era por mucho una tradicion familiar jugar a ese juego ya que era sumamente adictivo, por lo mientras ambos hermanos estaban enfrascados en un empate de victorias, ambos tenían cuatro juegos ganados y estaban jugando el quinto, era la partida decisiva.
Sin embargo para sorpresa y risa de todos los demás presentes menos claro está de los jugadores, un pequeño cuervo de las dunas entró por la ventana del recinto y se paró en el tablero de juego, tirando todas las piezas de madera al suelo, mientras todos los demás se rieron a carcajadas por un momento-
Posteriormente su padre solicitó ver a Alfcor, y a su hermana menor, Zafiria, para encargarles una misión
-Hijos, se de su gran amor por la vida familiar, pero deben de empezar a enfrentarse a retos verdaderamente que probaran su capacidad de responder adecuadamente a los desafios de formar parte de la familia real de Aluz, es necesario que vayan acompañados de un pequeño grupo explorador a buscar algo especial para el reino.
-Me resulta sumamente interesante ¿Que cosa quieres que busquemos?- preguntó Alfcor, intrigado mientras estaba visiblemente entre desconcertado y enojado por el incidente con la paloma.
Me gustaría que buscaran y me trajeran un cristal azulbrillante, en el bosque de los gigantes hay una gruta, donde es posible encontrar este elemento, como sabrán, los escudos de los guerreros del reino poseen estos cristales, que aumentan la fuerza de defensa, por lo tanto su mision es traerme una buena cifra de este recurso vital, prontamente nuestros ejercitos asediaran la ciudad de Puerto Karion, necesitamos tener un punto a nuestro favor
-Pero padre, el bosque de los gigantes está plagado de ...-comenzó a decir Zafiria, consternada
-Son solo mitos, ya no hay gigantes desde hace cinco siglos, ahora, si les preocupan los bandidos les daré a cada uno una ballesta, eso debe bastar para poder defenderse, mientras tanto su labor será acatar cada orden que dé yo, como saben las leyes de mi reinado son firmes, y necesito que sean resistentes como la roca tanto tu Alfcor como tu Zafiria para poder afrontar en batalla a los enemigos que pronto encararemos, sean conscientes que un error suyo es no solo verguenza suya, sino mía y de toda mi casa reinante, debemos no tener miedo.
-Esta bien padre.- Contestó Alfcor
Mientras tanto se puso a meditar en la dificultad de la mision, que era bastante peligrosa, el bosque de los gigantes podría no tener esas criaturas pero estaba plagada de una total incertidumbre y escondrijos para criminales de todos las aldeas de las diferentes monarquías y señoríos, pero no quedaba de otra,
Al día siguiente empacaron sus cosas y se dirigieron al pequeño oasis para abastecerse de agua y reservas de alimento para el viaje largo, tendrían que cruzar el desierto y trasladarse a lomos de camellos hasta llegar a las llanuras de Fiskaland, donde terminaba el dominio de los zorros del desierto y comenzaba el de las fuerzas de la naturaleza, y la de los bandidos y ladrones de los reinos del norte.
Comenzaron a visualizar el bosque mientras para paliar el aburrimiento del viaje cantaban en voz baja