La bitácora de Dante

Arte penitente - 15/12/24

23/500 – Vestigio

No toco el cuaderno desde hace un par de días. Creo que mi mente está nublada, extrañamente justo ahora que me siento en paz. Luego de no saltar, de preferir ser inerte junto a mi llanto, sentí un extraño pero cómodo temple. Creo que fue una buena decisión seguir en lo que, quizá algún día, deje de ser un tormento.

Quizás la solución sea otra.
Quizás mis sombras dejen de susurrar mis lamentos.
Quizás el abismo no sea eterno.
Quizás mi alma aún conserve algo de fuego.

Aunque sigo sin saber:
¿Por qué me nublo?
¿Por qué mi inspiración se basa en un dolor tan inmenso?
¿Por qué mis rimas se esconden tras lo que más detesto?
¿Por qué mis poemas se vuelven cada vez más sombríos? ¿Por qué mi tinta solo puede fluir tras mis heridas abiertas?

Quizás deba transformarte, Virgilio,
para que mi lector inexistente pueda ver que soy más que litros de lágrimas derramadas en un helado desierto.
A menos que él vea que incluso algo tan incompleto también merece ser amado,
que incluso lo inacabado puede ser bello y escaso.

Espero que mi salvación no sea invidente ante la luz.
Espero tener la capacidad de escribir sin ahogarme en mi propia sangre.
Quiero vivir lejos del amor a lo inalcanzable,
apartado de mi triste y sucia lírica.
Pero me es imposible ignorar lo que reside en las paredes de mi alma,
como si fueran cristales rotos que filtran una oscuridad estética y manchada.

Creo que algo nuevo intenta salir.
Creo que intenta escalar los muros de mi vacío.
Pero antes de volver a caer en la monotonía de mi arrebato
antes de que tú, mi explorador, vuelvas a apreciar mis reiterativas letras cinceladas sobre este papel

te confieso que más que un libro puede ser
mi última carta de amor a un mundo que nunca me recordó.
Y que, al morir, resida en el limbo de las almas que ni el infierno quiso reclamar,
porque estar eternamente con sus propias penas es el tormento ideal.

Espero, al menos, ser recordado desde el templo de mi olvido.
Espero convertir las hojas en mi Valhalla,
para que exista un eco desde mi templo,
y así ver cómo lo asimetrico puede transformarse en algo olimpico y perfecto.

Sé que no seré el nuevo Kafka,
pero al menos mis textos tendrán impacto,
al menos para un profundo leeyente.

Guardaré mi cruz en mi profunda catedral,
hasta que me harte de resguardarla y sangrar.
Y entonces, espero que mi arte pueda sobrevivir fuera de mi asquerosa alma,
siendo el pincel perfecto para trazar una enferma, pero divina he hilarante tragedia.

Espero que puedas admirar mis sentimientos hechos cenizas,
porque quizás, solo quizás, el acido que los diluyo pueda abrazarte transformandose en un inerte calor.

24/500

Esperanza

Solo basta un gesto de amor para que las ánimas más sumergidas en la ceniza puedan ver el fulgor del afecto realzarse sobre el techo de su mazmorra,
dejando de ser presas del desamparo para ser reos del aprecio y la esperanza,
viendo a sus penas arder junto con los propietarios de sus besos.

25/500 – Vigor

¿Está bien ser débil?

¿O solamente debemos exponernos como lo contrario?

Yo discrepo ante la fortaleza superficial que posee un hombre hercúleo,
cuando en realidad tan solo es un niño apresado en sus sueños inconclusos y en sus complejos dolorosos pero silenciosos.

Heracles era endeble ante sus adentros,
que quiso conseguir un falso sosiego asesinando bestias imposibles para redimirse.
Tenía el poder para alzar montañas, rescatar a Teseo y estrangular a la bestia que habitaba en Nemea,
pero no fue lo suficiente como para aceptar su inconmensurable dolor de una manera mundana.

Es eso lo que nos hace fuertes: canalizar lo que nos hace humanos y seguir caminando.

Hasta un hombre con la piel tan frágil como un cristal puede ser un duro diamante.
No necesita escudarse en su cuerpo para saber lo fuerte que es.
No necesita empuñar un arma para sentir firmeza.
Y no tiene que ser Atlas para poder cargar con el peso de su mundo.
No tiene que ser arrogante para amarse,
y sobre todo, no tiene que ser perfecto porque acepta que está incompleto.

¿Por qué nos regimos tanto por esas falsas verdades?
¿Por qué mi género se define en cómo visto,
cuando los más grandes guerreros portaron faldas?
¿Por qué Juana de Arco pudo usar armadura,
pero una mujer actual es juzgada por lo que ahora se ve como una?

A veces parece que tan solo somos falsos soldados
que nos pesa la coraza que nosotros mismos forjamos con nuestro falso valor.

¿Acaso Orfeo es más blando que Hércules?
Cuando ambos atravesaron el Hades,
y mientras el héroe impuso su fuerza,
el músico expuso su arte, deleitando al Aqueronte, a Cerbero, a Hades y a Perséfone
con la melodía del instrumento de Apolo.

La fuerza no solo se moldea por un estético pectoral,
o por un estúpido ideal de cómo debemos amar.
Se forma gracias a nuestro espíritu,
y la valentía de vernos a nosotros mismos como vulnerables
nos hace honestos y vigorosos.

Porque para mí, un poeta siempre será más valiente que un asesino.

26/500 – Sociego

¿La soledad es calma?

¿O solamente es el barullo de un inconmensurable silencio?

Pero no me refiero a solamente estar encerrado en una habitación, o no hablar con otros un par de días, porque sabes que al salir, hay quienes te estarán esperando para recibirte con los brazos abiertos.

Me refiero a cuando no hay nadie esperando tu salida.

A estar en medio de miles o frente a cientos, pero sentirte pequeño.

A estar sumergido en ese exceso de paz que paulatinamente se convierte en caos. Es un peso que no sé si algún titán pueda cargar: verte obligado a solamente escuchar a tus voces y a ser solamente abrazado por tus sombras inefables.



#763 en Joven Adulto

En el texto hay: poesia

Editado: 29.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.