Iria le hizo pagar caro el disgusto que Martín le causó. Así que entre discusiones y reconciliaciones, Iria y Martín empezaron a construir su nueva vida.
Con ayuda de la familia de Paty, pudieron conseguirle documentación a Martín y así empezar a buscar trabajo ya que lo de tatuador suplente no le convencía demasiado.
Meses más tarde, Iria y Martín se casaron en el mismo llano donde se conocieron, al enlace sólo acudieron los amigos más cercanos, ya que los padres de ella se oponían a los ideales de la «hippie» de su hija.
—¿Eres feliz?—le preguntó Martín a su esposa.
—Mucho ¿Y tú? ¿Te alegras de haber encontrado tu destino?
—Bueno… A ratos—la besó mientras ella permanecía seria—Es broma, no te rayes.
—Parece que le has cogido gusto a esa expresión.
—Claro, fue lo primero que aprendí de ti, y dicen que las primeras veces no se olvidan—la apoyó suavemente contra un árbol mientras daban rienda suelta a su amor.
A los lejos, Sabela los observaba feliz, por fin había cumplido su misión y poco a poco se fue desvaneciendo su imagen hasta que finalmente desapareció.
FIN