Min HanBi, con tan solo seis años había comenzado a labrar su camino hacia la fama, ganando el corazón de millones con tan solo un par de escenas donde hablaba en lenguaje de señas en su primer drama.
Con los vestidos pomposos que su madre le obligaba a vestir en ocasiones, le ayudo a conseguir su camino en los dramas históricos, princesas herederas, guerreras incansable, viajeras del tiempo, incluso algunos recuentos de vidas antiguas. Todo ello le fascinaba en su adolecencia.
Gracias a ello había conseguido varios reconocimiento en la industria donde su talento era recompensado en forma de estatuillas de oro, pero también era una maldición hacer esos papeles.
Nunca había podido explorar su potencial, ella lo sabía podía dar más de lo que tenía. Pero los directores no la buscaban para otro papel, necesitaba cambiar eso. Incluso si iba en la dirección contraria a la que se le había marcado, funcionaba en los dramas ¿por que no en la vida?.
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--¡¡CORTE!!-- grito el director por el megáfono, la sangre falsa sabia a azufre en la boca, por lo que escupió, su asistente llego a ella con una botella de agua y un vaso de plástico --HanBi, fue excelente tu rostro es fascinante, la cámara te adora-- sonrió para el hombre antes de levantarse del suelo.
--agradezco sus halagos director Park-- el hombre mostró una gran sonrisa, intento acercarse para estrechar su mano pero el guardaespaldas de HanBi estaba frente a ella cuidando que nadie la tocase --esas fueron todas mis escenas ¿cierto?-- pregunto mirando a el hombre por encima del hombro de su guardaespaldas, quién le temblaba el ojo izquierdo por el gorilla entre los dos.
--si así es señorita HanBi-- contestó al verla sacudirse el polvo y darle la espalda --tendremos una ultima comida con el personal señorita Min HanBi, la esperamos-- intento dar dos pasos pero fue detenido por el hombre.
--tengo una cena a la que asistir director Park, lamentó no poder estar en su brunch, pero agradezco la invitación-- dijo colocándose el poncho blanco y luego la bufanda, los días de invierno iniciaban y parecía ser un invierno con mucha nieve. Su guardaespaldas llego hasta ella para ayudarle a cruzar el bosque donde llevaban grabando desde la mañana, podía ir a la casa rodante para tener un minuto y cambiarse el vestuario pero prefería la camioneta blindada para ello. --TaeYang sube las cortinas-- dijo viendo a su chofer entrar a la camioneta y hacer lo que se le dijo.
Su asistente entro junto a ella, vieron al hombre salir y colocarse en la puerta con el chofer, mirando el perímetro en busca de algún fisgón. Se colocó la ropa del día, que constaba de unos jeans ajustados, botas timberlands negras, una remera de tirantes debajo de un poleron, y de nuevo el pocho junto a la bufanda. Miro las medias blancas con rosa por un segundo antes de terminar entregando el vestuario a su asistente.
--no volveremos a trabajar con ese director-- dijo antes de verla salir por la puerta, su estilista y el asesor de imagen que se encontraban fuera esperando que ella terminase, la vieron.
--¿porque dices eso? Es la décima vez que trabajamos con él-- contesto la estilista, hizo una mueca antes de mirar por la ventanilla corriendo la cortina para ver a director dando ordenes a diestra y siniestra.
--intento acercarse de más en varias ocasiones y lo del brunch es sólo una artimaña para que fuera con él y obtenga fotos vergonzosas mías-- confesó viendo al hombre teclear en su teléfono, su asistente llego a la camioneta.
Con todos dentro de ella partieron del lugar, mirando el paisaje al igual que los arboles pensó en como debería ir vestida para la gala del hospital KoKoNu, no deseaba ir tampoco buscaba hacerlo pero un contrato la ataba a cumplir. Suspiro, sintió como su asistente ponía una almohadilla en su cuello, murmuró un gracias antes de dejarse ir por el cansancio que sentía.
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Miro el vestido color blanco hueso, no era lo que hubiera preferido pero era lo que habían elegido por ella. Era de corte sirena, seda fina y pedrería en el pecho hasta la cintura, era lo mas osado que había usado hasta el momento.
Sus zapatos blancos lisos combinaban perfectos con el vestido y la pedrería, espero hasta que terminaran con el maquillaje para ver hacia donde se encontraba su mánager hablando por teléfono. La mujer parecía alguien muy ocupada, ya que no sólo la tenia a ella sino que a otros artistas más.
--si señor, estamos en la sala, si señor-- eran de las monosílabas que se repetían a cada segundo, suspiro mirando como le esponjaban el cabello. Saldría al escenario en un par de minutos por lo que debía de estar perfecta, o al menos eso era lo que todos repetían. --¿estas lista cariño?-- pregunto la mujer sin mirarla realmente, por lo que se levantó de su asiento para salir del camerino improvisado.
Al llegar al pasillo se vio inundada por los flashes de los teléfonos, así como de las cámaras de los periodistas. Sonrió al ver al pequeño al lado de la urna, el niño corrió hacia ella abrazándola, sonrió dejándose hacer, los flashes fueron mas intensos. Dándole dos besos al pequeño se volvió hacia el lugar donde ambos debían de estar, en la pequeña tarima junto al presentador de la velada.
Había pedido explícitamente solo aparecer al momento del sorteó, y gracias a su fama de princesa del hielo habían aceptado sin dudarlo ni un segundo. Por lo que debía de estar allí unos minutos, luego sacarse fotos con el ganador y finalmente fijar una fecha para poder estar a solas cenando con el afortunado.
Muchos ojos hambrientos se posaron sobre ella, algunas mujeres con envidia, otras con admiración. En los hombres solo pudo leer el deseo y la perversión, salvo en uno de ellos. Ese hombre la miraban con algo de intriga, incluso una pizca de curiosidad nació en ella al verlo mirar hacia otro lado cuando sus ojos se encontraron.