Abel
El reloj marcaba las diez de la noche cuando Abel llegó a casa. El apartamento estaba silencioso, solo iluminado por la luz tenue de una lámpara en la sala. Alice no estaba; había salido a cenar con unas amigas. Mientras dejaba las llaves en la mesa, sintió una extraña mezcla de alivio y vacío.
Se sirvió un vaso de whisky y se sentó en el sofá, mirando a la nada. Había algo inquietante en el silencio. Era como si estuviera al borde de recordar algo, pero no podía alcanzarlo. Olivia había sido profesional durante la reunión, impecable como siempre, pero su presencia lo había dejado intranquilo.
"¿Por qué ella?", se preguntó mientras daba un sorbo. Había conocido a muchas personas en su vida, pero Olivia tenía una forma de quedarse con él, incluso cuando no estaba. Había algo en sus ojos, en la forma en que decía su nombre, que despertaba una sensación que no podía definir.
Se recostó en el sofá, cerrando los ojos con la esperanza de encontrar algo de claridad. Pero en lugar de paz, las imágenes volvieron. Esta vez, más claras.
Un parque. Un banco de madera desgastado. Olivia sentada a su lado, riendo mientras trataba de empujarle un helado en la cara. Él intentaba esquivarla, pero al final siempre cedía, porque su risa lo desarmaba.
Abel abrió los ojos de golpe. Su respiración era irregular, y su corazón latía con fuerza. ¿Era un recuerdo real o simplemente su imaginación jugándole una mala pasada?
"¿Por qué no puedo recordar todo?", pensó, frustrado.
Dejó el vaso sobre la mesa y sacó su teléfono. Dudó un momento antes de buscar el contacto de Olivia. Su dedo flotó sobre el botón de llamada, pero al final, lo guardó en el bolsillo. No podía llamarla. No a estas horas, no con Alice en su vida.
Sin embargo, una parte de él sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar lo que estaba sintiendo.
---Olivia---
En su apartamento, Olivia repasaba los últimos detalles del proyecto. La reunión con Abel había salido mejor de lo que esperaba. Había visto esa chispa en sus ojos, un destello de algo que aún no lograba recordar. Pero no tenía prisa. Sabía que los recuerdos regresarían, y cuando lo hicieran, todo cambiaría.
Su teléfono vibró, interrumpiendo sus pensamientos. Era un mensaje de Lina.
Lina: "¿Cómo fue la reunión con mi hermano? ¿Sobreviviste?"
Olivia sonrió y respondió rápidamente.
Olivia: "Sobreviví. Creo que Abel está empezando a recordar cosas, aunque no lo admite."
Lina: "Eso es bueno, pero no bajes la guardia. Alice sigue siendo un problema."
Olivia dejó el teléfono a un lado. Sabía que Alice era un obstáculo, pero no estaba dispuesta a rendirse. Miró la fotografía en su escritorio, la misma que había mirado tantas veces antes.
"Te haré recordar, Abel", pensó con determinación. "No importa cuánto tiempo tome."
---Alice---
De regreso en el apartamento, Alice entró en silencio, cargando un par de bolsas con comida para ambos. Encontró a Abel en el sofá, con los ojos cerrados y el vaso vacío en la mesa.
—¿Tuviste un mal día? —preguntó, dejando las bolsas en la cocina.
Abel abrió los ojos y forzó una sonrisa.
—No, solo estoy cansado.
Alice se sentó junto a él y le acarició el brazo.
—Bueno, traje algo de tu comida favorita.
—Gracias, Alice. Eres un encanto.
Mientras ella hablaba de su cena con las amigas, Abel trataba de concentrarse en sus palabras, pero su mente seguía vagando. No podía ignorar esa sensación de que algo importante estaba a punto de salir a la luz, algo que lo había estado persiguiendo desde que vio a Olivia.
Esa noche, mientras Alice dormía, Abel se quedó despierto, mirando al techo. Los recuerdos que habían regresado eran fragmentos, pero sabía que había más. Tenía que haber más.
---Lina---
En casa, Lina no podía dejar de preocuparse. Aunque confiaba en Olivia, sabía que su hermano era terco y que Alice no era fácil de superar. Decidió llamarla.
—Liv, ¿tienes un momento?
—Claro, Lina. ¿Qué pasa?
—Es solo que… estoy preocupada. No quiero que esto termine mal para ti.
Olivia sonrió, aunque sabía que Lina no podía verla.
—No te preocupes por mí, Lina. Sé lo que hago.
—Eso lo sé. Solo… ten cuidado. Alice no es alguien que se quede de brazos cruzados.
—Lo tengo en cuenta. Pero recuerda, Abel fue mío primero.
GRACIAS!!!!
Los animo a que comenten lo que van pensando de nuestros personajes y como les va pareciendo la historia
Que pasen bien y besos con sabor a miel <3
ATT: Angeles Risco….