La chica de mis sueños

Chispas en el aire

Olivia

Olivia había dedicado los últimos meses a construir Liv Jewels, su empresa de joyas, con una determinación que solo ella podría tener. Aunque la industria era competitiva, no podía negar que había algo fascinante en la creación de algo desde cero. Las primeras piezas habían sido un éxito, y la atención por su trabajo comenzó a crecer. Pero, a pesar de su éxito profesional, no podía escapar de su mente el hecho de que Abel seguía en su vida, aunque de una manera que ya no era tan clara.

El evento al que asistía esa noche no solo era una oportunidad para dar a conocer sus diseños, sino también para conectar con personas influyentes. Sabía que el futuro de su negocio dependía tanto de sus habilidades en diseño como de las relaciones que pudiera forjar. Sin embargo, había algo que le pesaba: Abel, su primer amor, ahora estaba con Alice.

A lo lejos, vio a un hombre acercarse a ella. Su mirada confiada y su sonrisa segura la hicieron detenerse un momento. Era Gabriel Mena, un arquitecto conocido en el círculo empresarial, pero lo que la hizo prestarle atención no fue solo su estatus. Había algo en su presencia que la incomodaba, aunque no estaba dispuesta a dejar que eso se notara.

—¿Eres Olivia Miller? —preguntó con un tono suave, pero con una mirada afilada que parecía evaluar cada uno de sus movimientos.

Olivia lo miró fijamente, no le gustaban las sorpresas, pero mantuvo su actitud profesional.

—¿Quién lo pregunta? —respondió con una mezcla de amabilidad y cautela, como si de antemano supiera que no todo lo que él tenía que decir era genuino.

—Gabriel Mena. Arquitecto y aficionado a las joyas. —Sonrió con una confianza palpable.

Olivia levantó una ceja, una expresión que solo ella lograba controlar tan bien.

—Lo cierto es que no soy famosa por mi afición, sino por mi trabajo. Y te agradezco el interés, pero...

Antes de que pudiera continuar, Gabriel la interrumpió con un tono persuasivo.

—No hablo de aficiones, Olivia. Hablo de tu empresa. Liv Jewels, ¿verdad? He oído mucho sobre ti. Y más aún, sobre tus diseños. Me gustaría saber si consideras alguna colaboración o algún tipo de alianza estratégica. —Su mirada era intensa, y Olivia pudo ver que había algo más detrás de sus palabras. Algo que no la convencía del todo.

—Mi empresa está en sus inicios —respondió con calma, sin revelar mucho más. Ya estaba acostumbrada a los acercamientos, pero en este caso algo no le cuadraba. Gabriel parecía querer algo más que una simple conversación sobre negocios.

—Entiendo, pero una colaboración podría ser exactamente lo que necesitas para llevar Liv Jewels al siguiente nivel. —El tono de Gabriel cambió, ahora con una insinuación más directa.

Olivia, aunque intrigada, no se dejaba deslumbrar por las promesas. Su negocio, su sueño, era algo que solo ella controlaba. No estaba dispuesta a entregarlo tan fácilmente.

—Lo tendré en cuenta, pero en este momento mi enfoque está en el crecimiento de la marca, no en alianzas.

Gabriel sonrió, pero Olivia vio la determinación en su mirada. No estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente.

Antes de que pudieran continuar, una familiar presencia hizo que Olivia se girara. Abel y Alice se acercaban, y aunque Abel le sonrió, ella pudo notar la ligera incomodidad que reflejaba en sus ojos al verla.

—Olivia, qué sorpresa verte aquí —dijo Abel, su tono amigable, pero con una barrera invisible que se había levantado entre ellos.

—No tanto como a ti —respondió ella, manteniendo el control, pero con un toque de ironía que solo él podría captar.

Alice, al notar la tensión, extendió la mano hacia Olivia con una sonrisa cordial.

—Hola, Olivia, qué gusto conocerte. Abel me ha hablado mucho de ti.

Olivia estrechó la mano de Alice, pero su sonrisa fue más fría de lo que ella habría querido mostrar.

—El gusto es mío —respondió con cortesía. Mientras Alice hablaba animadamente sobre el evento, Olivia no podía evitar sentir la mirada de Abel sobre ella, como si aún hubiese algo no resuelto entre ellos.

Gabriel aprovechó el momento para acercarse más a Olivia, lanzándole una sonrisa enigmática.

—Te invito a que pensemos en esa colaboración —dijo, manteniendo la mirada fija en ella, como si estuviera seguro de que eventualmente aceptaría.

Olivia, sin perder la compostura, le respondió con una sonrisa segura.

—Lo pensaré, Gabriel. Pero como dije antes, mi prioridad ahora está en mi negocio.

A pesar de la compañía de Alice y la tensión palpable con Gabriel, Olivia no pudo dejar de sentirse como si estuviera perdiendo terreno frente a Abel. Aunque ella había tomado las riendas de su vida y su negocio, algo seguía sin encajar, y su mente seguía volviendo una y otra vez a esos recuerdos compartidos con él.

---Abel---

Abel observaba a Olivia, pero no podía evitar sentirse incómodo. Ella, con su elegancia natural y su independencia, parecía haberse alejado tanto del chico que él había sido. Ya no era la joven insegura con la que compartió tantos momentos, sino una mujer con una determinación que lo descolocaba.




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