El aire de la noche estaba impregnado de la fragancia de las flores del evento, mezclada con el sonido de las conversaciones que se desvanecían en el vestíbulo. Olivia se despidió de sus padres con un leve asentimiento y un abrazo formal. Caminó hacia el coche que la esperaba, pero antes de entrar, sintió una mirada fija en ella. No necesitaba girarse para saber quién era.
Abel estaba a unos metros de distancia, con las manos en los bolsillos de su traje y una expresión indescifrable. Olivia se detuvo por un instante, su corazón latiendo más rápido, pero mantuvo la compostura. Se giró lentamente, sus ojos encontrándose con los de él.
—¿Olivia? —llamó Abel, su voz grave y algo insegura, como si no supiera por qué había decidido acercarse.
Ella levantó una ceja, fingiendo sorpresa.
—¿Abel? ¿Ocurre algo? —preguntó con una sonrisa tenue, aunque su mente ya planeaba los próximos movimientos.
Él vaciló un momento antes de responder.
—Solo quería felicitarte. Tus diseños son impresionantes, como siempre. Has hecho un trabajo increíble en estos años.
Olivia inclinó ligeramente la cabeza, agradecida pero consciente de que había algo más detrás de esas palabras.
—Gracias. Me alegra que te gusten. Aunque supongo que no es lo único que querías decirme, ¿verdad? —respondió con una mezcla de curiosidad y desafío en su tono.
Abel desvió la mirada por un momento, como si estuviera reuniendo valor para continuar. Finalmente, suspiró.
—He notado que... estás pasando mucho tiempo con Gabriel últimamente.
La mención del nombre de Gabriel fue suficiente para que Olivia sintiera una pequeña victoria. Manteniendo su rostro neutral, dio un paso más cerca de Abel.
—¿Gabriel? Es un excelente aliado para la marca. Además, parece tener grandes ideas para colaboraciones futuras. ¿Por qué lo preguntas? —dijo, su voz deliberadamente inocente, pero con un brillo calculador en sus ojos.
Abel apretó la mandíbula. No era capaz de explicar por qué le molestaba. Sabía que no tenía derecho, pero algo en su interior se retorcía al imaginar a Olivia y Gabriel juntos.
—No es nada —murmuró, tratando de ocultar su incomodidad.
Olivia lo observó detenidamente, notando la tensión en sus hombros y la forma en que sus ojos evitaban los suyos.
—No parece ser "nada," Abel. Si tienes algo que decir, dilo —lo retó, cruzando los brazos con una postura que mezclaba confianza y vulnerabilidad.
El silencio entre ellos se prolongó por unos segundos que parecieron eternos. Finalmente, Abel habló, pero su tono era diferente, más suave.
—Olivia... solo espero que tengas cuidado. Gabriel no siempre tiene las mejores intenciones.
Ella dejó escapar una ligera risa, sorprendiendo a Abel.
—¿Y eso lo dices por experiencia propia? —replicó, su voz cargada de un ligero sarcasmo.
Abel negó con la cabeza, frustrado.
—Solo estoy tratando de protegerte.
Esa frase fue suficiente para que Olivia sintiera una mezcla de enojo y esperanza. ¿Protegerla? ¿De qué o de quién? Era una mujer que había construido su vida sola, enfrentando obstáculos que ni siquiera él conocía.
—No necesito que me protejas, Abel. Puedo cuidarme sola. Siempre lo he hecho —respondió con firmeza, aunque en el fondo deseaba que él dijera algo más, algo que la acercara a lo que realmente quería escuchar.
Abel la miró con una intensidad que casi la hizo retroceder, pero antes de que pudiera responder, una voz interrumpió el momento.
—Abel, cariño, ¿estás aquí?
Era Alice, su tono dulce pero con un filo que Olivia conocía bien. Alice caminó hacia ellos, su vestido perfectamente ajustado, y se aferró al brazo de Abel con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
—Ah, Olivia, qué sorpresa verte aquí. Siempre tan ocupada con tus joyas, me alegra que encuentres tiempo para los eventos sociales —comentó Alice, su voz goteando cortesía forzada.
Olivia sonrió con la misma frialdad.
—Alice, siempre es un placer verte. Parece que Abel y yo interrumpimos algo, así que los dejaré. Buenas noches —dijo, inclinando ligeramente la cabeza antes de girarse y caminar hacia su coche.
Mientras se alejaba, Olivia sintió una mezcla de satisfacción y frustración. Había sembrado la semilla de la duda en Abel, pero aún había un largo camino por recorrer. Y aunque Gabriel era solo una herramienta en su plan, sabía que eventualmente tendría que enfrentar lo que su corazón realmente deseaba: un amor que parecía estar fuera de su alcance, pero que ella estaba decidida a recuperar.
En el coche, mientras la ciudad pasaba por la ventana, Olivia respiró profundamente. Era solo el comienzo, pero sabía que estaba más cerca que nunca de su objetivo.
Y como siempre, estaba dispuesta a arriesgarlo todo.
GRACIAS!!!!
Los animo a que comenten la historia, y le den like
Que pasen bien y besos con sabor a miel <3
ATT: Angeles Risco….