Me sentía intrigado hacia aquella chica de coleta torcida que había visto llorar durante el día anterior en el club de "Acompañados".
¿Por qué estaría llorando con tanto sentimiento? ¿Por qué asistía al club de "Acompañados"? ¿Tendría problemas para relacionarse con los demás —como la directora me había dicho a mí aunque no fuera verdad— o sería algo más grave como me habían dicho?
Ella no podía estar en la misma tesitura que yo, no según lo que me había dicho la chica pelirroja con la que había estado ayer jugando al Trivial. Ella había mencionado que la chica de la coleta torcida no iba a las terapias en grupo pese a que eran obligatorias para todos con cierta ironía y un retintín en la voz, así que su asistencia se debía a mucho más que problemas para relacionarse con los demás.
¿Qué ocultaba esa chica? Y, ¿porqué estoy yo tan intrigado por ella si no es más que una simple chica levemente misteriosa que asiste a un club muy raro?
Puede que lo oculte todo o puede que, en realidad —y para mi decepción—, no oculte nada y todo no sean más que rumores absurdos. Había barajado diversas posibilidades durante algunas horas y después de mucho meditar me había decidido a hablar con ella hoy en el club pese a que la directora me indicó que solo debía ir una vez a la semana —los Miércoles, ya que aparentemente es el día de los juegos de mesa y actividades lúdicas—.
Empujo la puerta convencido de mi decisión y observo la sala. Todas las mesas han sido apartadas contra la pared y hay un círculo de sillas en el centro. Aún no hay casi nadie en la sala, solo Víctor —que se encuentra aparentemente planificando la sesión del día en el ordenador— y la chica de la coleta torcida, que lee atentamente un libro ya sentada en el que supongo es su habitual asiento.
Su cabello está recogido y su coleta cae hacía un lado, lo que me impide ver su cara con detenimiento sin acercarme hasta donde este.
Me acerco con paso decidido y cuando estoy a tan solo unos pasos de ella saludo:—Hola.
Esta se sobresalta al oír mi voz y su cuerpo pega un pequeño brinco, gesto claro de que estaba sumamente metida en su lectura. Trato de observar que libro la tiene tan cautivada pero su brazo cubre completamente la portada, sin dejarme entrever ni una sola palabra del título.
Espero su respuesta durante algunos segundos pese a que esta nunca llega, así que vuelvo a intentarlo, esta vez un poco más alto y contundente: —Hola.
La perseverancia es, como podemos observar, uno de mis fuertes.
La chica levanta la vista levemente para encontrarse con mi cara, dándome una visión más clara de sus facciones por primera vez desde ayer. Lleva unas gafas moradas y redondas —que supongo son para la lectura—, sus pestañas son largas naturales y sus ojos son de un marrón miel que combinan perfectamente con el tono castaño de su pelo. Hay un ligero brillo en sus ojos que no soy capaz de identificar pero que me cautiva aún más (si eso es posible).
Tiene pequeños granos que ha tratado de cubrir (supongo que con maquillaje) en la zona de su frente y por debajo de su nariz, y sus labios, sorprendentemente, van completamente al natural, dejando ver así lo gruesos que son, cosa que es poco común entre las chicas de este instituto.
Es una chica linda y nunca lo hubiera supuesto por su holgada ropa. Bien dicen que no debes juzgar un libro por su portada. ¡Cuánta gente maravillosa perdemos por juzgar demasiado rápido!
—Hola. —responde ella por fin, en un tono tan bajo que es apenas un susurro. Distingo un leve acento en su tono de voz pero no soy capaz de diferenciar con exactitud de que zona proviene el acento, si es algo comarcal o más bien indica que es extranjera.
—¿Qué lees? —prosigo yo, tratando de entablar una conversación con ella. Esta me mira con ojos incrédulos, como si que yo le estuviera hablando fuera una gran sorpresa para ella.
—¿Te interesa? —Yo la miro extrañado antes de asentir. ¿No debería interesarme? La gente que lee libros no está demasiado concurrida en estos tiempos, pero no son inexistentes y yo no soy completamente ajeno al mundo de la lectura—. "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen.
—Yo he visto la película —comento yo, animado de tener un tema de conversación común. Ella pone una cara de disgusto que no termino de comprender pero no me corta y permite que continúe hablando—. Elizabeth me parecía sumamente contradictoria con sus constantes cambios de humor.
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Editado: 19.12.2019